Turismo

Viajando por Europa con 10 euros (II parte)

Les cuento algunas historias de mi recorrido por el Viejo Continente y también consejos para hacerlo de una forma más económica.

Felipe Villegas Múnera
13 de septiembre de 2017 - 10:29 p. m.
Felipe Villegas Múnera viaja por Europa a dedo. / Cortesía
Felipe Villegas Múnera viaja por Europa a dedo. / Cortesía

Después de Berlín pasé por Hamburgo y Dusseldorf, hasta llegar a la casa de mi primo en Ámsterdam. La capital de Holanda es uno de los lugares más visitados en Europa, porque rompe con los tabús que muchas sociedades aún tienen. Hay tiendas que están autorizadas para vender marihuana, existe un distrito en donde la prostitución es permitida, el uso de sustancias psicodélicas es común, entre otras cosas. Pero esta ciudad también ofrece más cosas, como su particular arquitectura con casas estrechas y hermosas, los canales que rodean el casco urbano, los molinos de viento a sus alrededores, la excelente calidad de vida de las personas que residen acá y más. Esta es una ciudad que vale la pena ver. (Lea: Viajando por Europa con 10 euros)

Salir de Ámsterdam a dedo fue complicado. Conocí tres mochileros rusos que también viajaban de esta forma en la misma estación de gasolina afuera de la ciudad. Me tomó un rato largo detener el primer carro, ya que los rusos tenían prioridad, pues habían llegado antes que yo. Me recogió Nicolás, un holandés que claramente estaba bajo los efectos de la marihuana, pero que logró llevarme hasta Utrecht. Luego me recogió una señora iraní llamada Marci, quien me dejó en una estación de gasolina lejos de la autopista que llevaba a Bruselas. Así que un señor me acercó a la autopista correcta y allí pude tomar el vehículo que me llevó a Bruselas.

La capital de Bélgica y de la Unión Europea es hermosa y tiene la plaza central más bonita, a mi juicio, en Europa. Pasé la mayor parte comiendo waffles tradicionales, tomando cerveza belga y devorando las papás fritas, llamadas papas francesas de forma errada, ya que originalmente son belgas.

En Bélgica visité Brujas y Gante. Brujas fue una gran decepción. No me malinterpreten, es un pueblo bonito, pero excesivamente turístico. Todo parece una atracción para turistas más que un lugar en donde alguien podría vivir. Me sentía en un parque de diversiones. Gante, por otro lado, es turístico pero más real. Se sentía la energía de las personas y era mucho más vivo. Es un lugar que les recomiendo.

Viajar a dedo hasta París fue interesante. A las afueras de Gante fui recogido por un gigoló turco que maneja un camión durante el día y en las noches sale a satisfacer a sus citas o clientes. Cruzando la frontera en Francia, me recogió otro conductor que transportaba medias y ropa interior. El señor no hablaba nada de inglés y yo no sé francés, así que fue difícil comunicarnos. No obstante, al bajarme del camión me regaló un paquete de medias nuevas y me abrazó. Fui recogido por Cyril, un francés que se dedica a revisar el estado de las vías y se dirigía a París luego de finalizar su jornada laboral.

Tras bajarme en París, tomé el metro directo a la estación de Trocadero. Salí y caminé unos metros hasta ver algo que siempre había querido visitar: la Torre Eiffel. La había visto mil veces en fotos, pero nunca pensé que en vivo sería más hermosa e imponente. Pasé horas sentado disfrutando de la vista y valorando lo que había logrado: viajé desde San Petersburgo hasta París a dedo.

Durante los 75 días que viajé a dedo por Europa pagué una vez por alojamiento, nunca por transporte y sólo me alimenté en lugares económicos o cocinando. Todo esto fue posible gracias a la bondad de las personas que conocí en el camino y a mis amigos que me ayudaron durante este recorrido.

Para evitar gastar más dinero de lo normal, utilicé dos herramientas importantes: Couchsurfing y Facebook. La primera es una red que te permite hospedarse en casa de los locales de manera gratuita. La segunda, la usé para estar en contacto con mis amigos y conocidos, que me pudieron brindar una mano para poder hospedarme. En cuanto al transporte, viajando a dedo nunca tuve que pagar por un bus o tren, los cuales son muy costosos en Europa. Utilicé una aplicación llamada Hitchwiki, que brinda los mejores consejos y rutas para viajar a dedo.

Si se logra ahorrar en los elementos de alojamiento, comida y transporte, se puede destinar el presupuesto a otras cosas. Viajar sin prisa también ayuda a gastar menos plata y a disfrutar más de los lugares. Pero tengan en cuenta que no todo se trata de viajar barato y restringir sus gustos. Si hay algo que en realidad desean ver o hacer, así sea costoso, háganlo o terminarán arrepintiéndose.

 

Lea la primera parte del relato "Viajando por Europa con 10 euros" 

Por Felipe Villegas Múnera

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