Colombia continúa ampliando su inventario de biodiversidad, sumando cada vez nuevas especies de plantas y animales. A esta “biblioteca” viva se sumó recientemente un coral de aguas profundas, el primero de este tipo en las profundidades del Pacífico colombiano. Se trata de Distichopora yurupariensis, que fue encontrada a 240 metros bajo el mar, en una zona que ha sido poco explorada por la ciencia, pero que estamos empezando a descubrir gracias a los datos recopilados por los científicos de Pristine Seas, un proyecto de National Geographic.
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Esta expedición zarpó en 2022 con más de veinte investigadores colombianos e internacionales a bordo. Su misión se centró en recopilar información científica e imágenes para respaldar el proceso de creación de nuevas áreas marinas protegidas en el país. Para ello, durante seis semanas recorrieron arrecifes, montañas y dorsales submarinas, explorando la gran diversidad que se esconde bajo el océano Pacífico y el mar Caribe. La primera parada fue el Distrito Nacional de Manejo Integrado Yuruparí – Malpelo, donde se encontró esta nueva especie de coral de aguas profundas.
Aunque a simple vista en esa zona parece no haber nada alrededor, bajo el agua existe una montaña submarina. Es el Bajo Navegador, un lugar remoto ubicado a cientos de millas de la costa pacífica colombiana, en un punto del océano profundo y el cual hasta ahora nadie había explorado. Luisa Dueñas, PhD en Ciencias Biológicas, fue una de las colombianas que estuvo a bordo y recuerda que, para hacer una primera observación del fondo marino, emplearon varias metodologías, como cuatro inmersiones en un submarino tripulado o imágenes captadas por cámaras que descendieron hasta los 3.000 metros.
Estas primeras inmersiones, añade Dueñas, profesora de la Universidad Nacional de Colombia, los ayudó a caracterizar a las comunidades bentónicas, que, en palabras sencillas, son todos esos organismos que viven en el fondo marino. Encontraron que esta zona podría albergar algunos ejemplares clave y, por eso, decidieron hacer una quinta inmersión. En esa ocasión usaron el brazo robótico del submarino para tomar muestras de los organismos que llamaron su atención, entre ellos, el coral.
Un nuevo coral para el Pacífico colombiano
Si bien a menudo se publican varias noticias anunciando nuevas especies de plantas o de animales para la ciencia, en realidad esta es una tarea mucho más compleja de lo que imaginamos. No es común y tampoco sucede con mucha frecuencia. Juan Mayorga, científico colombiano de datos marinos y uno de los investigadores que hace parte de Pristine Seas, señala que, de hecho, este coral es una de las primeras nuevas especies que han encontrado en los 15 años de trabajo con este proyecto. Además, resalta que su hallazgo es inusual por la zona en la que se encontró.
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A la complejidad de la zona, dice Mayorga, se suma lo difícil que resulta diferenciar a las especies de coral de profundidad. No es una tarea sencilla porque no se pueden ver a simple vista. “Tenemos que tomar una muestra y examinar las partes estructurales más pequeñas de los corales. En este caso, unos poros microscópicos que tiene en su estructura”, comenta. Entonces, para determinar si se trataba de una nueva especie, el equipo llevó la muestra a un laboratorio con el objetivo de realizar una microscopía electrónica de barrido, la cual básicamente consiste en analizar los fragmentos a nivel microscópico
Luego de realizar todos esos procesos en el laboratorio y consultar la literatura científica que está disponible hasta ahora, los investigadores comprobaron que se trataba de una nueva especie. En la revista Pacific Science describieron que se trata de un coral de profundidad que cuenta con delicados tonos rosados y una textura única, con ranuras finas y espinas microscópicas que no existen en otros corales. Lo más sorprendente es que podría tratarse de una especie endémica para esta zona del país, según detallan en el documento, en el que también participaron Juan Armando Sánchez, PhD en Ciencias Biológicas y profesor de la Universidad de Los Andes, y Stephen Cairns, del Instituto Smithsonian (Estados Unidos).
Hasta ahora, cuenta Dueñas, no se habían descubierto ese tipo de coral en la región del Pacífico este tropical. La literatura solo albergaba la descripción de una Distichopora, pero que habita a unos 30 metros de profundidad y es de color morado y con ramas gruesas. Es decir, no comparte características con la nueva especie. “Esta fue descrita en Panamá y se encuentra también en la isla Malpelo, en Colombia”, añade y complementa que su estudio y colecta son un reto, porque a estos lugares no se puede llegar con equipos de buceo autónomos normales.
De hecho, una de las principales razones que explican por qué hasta ahora estamos empezando a conocer nuestro océano profundo es por la complejidad que representa llegar hasta estas distancias costa afuera, y a mayores profundidades, ya hay más riesgos para los buzos que hacen parte de la investigación. Entonces, es necesario acudir a otros métodos de tecnología remota (ROVs por sus siglas en inglés) o sumergibles tripulados para observar organismos de aguas profundas sin dañar su hábitat. El problema, como asegura Dueñas, es que esa tecnología no es de fácil acceso o no se consigue en el país.
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Los riesgos a los que se enfrenta el coral
El siguiente paso para los investigadores es conseguir que el Bajo Navegador, el bajo más lejano que tenemos en el Pacífico colombiano, tenga un poco más de protección de la que tiene en la actualidad, pues si bien se trata de un lugar remoto y poco estudiado, la pesca empieza a presionar este ecosistema. ”Este hallazgo es un llamado urgente a protegerlos, porque son muy frágiles y vulnerables, crecen y cambian muy lentamente”, opina Mayorga y resalta que si esta zona no entra en el santuario de flora y fauna de Malpelo, “podríamos perder especies y ecosistemas completos, los cuales hasta ahora estamos empezando a conocer”.
En este caso, por ejemplo, no es solo el hallazgo de este coral de profundidad, sino del papel que desempeña en el Bajo Navegador. Es una especie estructural clave que crea refugios y zonas de alimentación, como agrega Mayora. Además, esta zona es relevante, pues, dice Dueñas, funciona como un punto de paso para organismos de la megafauna pelágica, como tiburones, tortugas, ballenas y peces que migran a través del Corredor Marino del Pacífico Este Tropical entre las islas de Malpelo, Cocos y Galápagos.
La investigadora confiesa que todavía hay muchos datos de los que recolectaron en la misión que seguirán analizando para seguir caracterizando las comunidades e invita a seguir apostándole a las investigaciones que buscan estudiar nuestro océano profundo. Cabe resaltar, como explicamos hace unas semanas en estas páginas, que Colombia estuvo a un paso de hacer una expedición submarina y aunque todo estaba listo, incluida la financiación, la Dimar frenó en seco proceso.
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