Desde que inició la cumbre de cambio climático (COP30), en Belén, Brasil, los indígenas amazónicos han hecho sentir su fuerza y unión con varias protestas y una multitudinaria marcha donde simbolizaron un funeral de los combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón).
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Su amplia presencia en las calles de esta ciudad amazónica, ubicada al norte de Brasil, contrasta con su baja representación en la Zona Azul, donde se adelantan las negociaciones formales entre delegados de más de 190 países. Aunque no hay cifras oficiales hasta el momento, el Gobierno de Brasil prometió que más de 500 indígenas harían parte de su delegación, esperando que otros 500 se sumaran en las delegaciones de distintos países.
Aun si estos planes se cumplieran, la participación de los pueblos indígenas sería menor que la de los lobistas de los combustibles fósiles. Un análisis de Kick Big Polluters Out, una coalición internacional de más de 450 organizaciones, afirma que hay más de 1.600 lobistas en la COP30, es decir, uno de cada 25 asistentes.
Ginny Katherine Alba, indígena del pueblo piratapuyo nacida en Guainía, también percibe la baja representación de los pueblos indígenas cuando entra a las salas de negociación de la Zona Azul. (Puede ver: Un “mutirão” global desde Brasil para volver a imaginarnos)
Hace un año, Alba, Secretaría Técnica de la Comisión de Derechos Humanos para Pueblos Indígenas y asesora en asuntos internacionales de la Organización Nacional de los Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana (OPIAC), se convirtió en la primera mujer indígena en hacer parte de una delegación de negociadores de Colombia. Fue para la COP16 de biodiversidad, que se celebró en Cali.
A Belén, la abogada de la Universidad Cooperativa con una especialización en derechos humanos y derecho internacional de la Universidad Externado, no llegó sola. Por primera vez en la historia de una negociación climática en la que participa Colombia, el equipo de negociadores está integrado por siete indígenas, de las cuales tres son mujeres. Además de Alba, están la Mayora María Pastora Juagibioy Chindoy y Clara Chaguala.
En entrevista con El Espectador, Alba cuenta el camino recorrido hasta llegar a este punto, plantea cuáles son los puntos en los que participa como negociadora y qué esperan de esta cumbre de cambio climático.
Usted es la primera mujer indígena en hacer parte de una delegación de negociación de Colombia. Lo fue en la COP16 de biodiversidad y lo es ahora en la COP30 de cambio climático. ¿Cómo logró esta inclusión?
Nosotros, en el marco de los espacios de concertación, como la Mesa Regional Amazónica y la Mesa Permanente de Concertación, empezamos a exigir la participación real y efectivo de los pueblos indígenas en la toma de decisiones. Inicia un proceso desde la COP16 de biodiversidad, donde empezamos a hacer parte de la delegación del gobierno, y ahora seguimos en esa misma dinámica para cambio climático.
El diálogo ha sido permanente, pero nuestra participación en estos escenarios se da a partir de la COP16.
¿Cuáles son las posiciones que tiene en las discusiones en las que está participando?
Nosotros estamos enfocados en el tema del financiamiento directo y el tema de la transición energética justa. Hay otros temas que están en el proceso de negociación, como el de mitigación y adaptación, pero dentro de los temas estructurales que estamos siguiendo muchas de las cosas se materializan a través de la financiación directa.
Cuando hablamos de financiación directa no solo hacemos referencia a los recursos económicos, sino a la intermediación que hay para la implementación o la asignación de recursos para los pueblos indígenas. Además, de que el porcentaje que llega para su uso es muy poco, llega con condiciones.
Puede ver: ¿Una hoja de ruta para salir de los combustibles fósiles?: en la COP30 le miden la “gasolina”
Lo que buscamos en este ejercicio es que no haya intermediarios y que los recursos lleguen a los territorios, pero que también lo puedan utilizar en lo que realmente necesitan: planes de vida, ordenamiento territorial, fortalecimiento del gobierno propio, educación. En lo que la comunidad o los territorios lo requieran, no que vengan condicionados.
Y frente a ese tema, ¿qué espera que se logre en esta COP?
Nosotros estamos planteando una ventanilla única para pueblos indígenas en el Fondo Verde para el Clima (fondo climático de la Convención sobre Cambio Climático para apoyar a países en desarrollo) y las instancias que surjan para financiamiento.
Tenemos experiencia y desde la OPIAC estamos impulsando en Fondo INDII para materializar estos temas y poder canalizar los recursos para los territorios.
¿Qué es el Fondo INDII?
El Fondo INDII es una iniciativa que surge de la OPIAC y significa sol. Nace de todo el ejercicio de participación en estos escenarios que hemos venido teniendo y es un mecanismo de financiación para los territorios indígenas de la Amazonia colombiana. Está pensado para los 64 pueblos que hacen parte de nuestra estructura organizativa y busca fortalecer las estructuras de gobierno, acompañar planes de vida y de ordenamiento territorial.
¿El Fondo ya está funcionando?
No está en funcionamiento. Estamos en la construcción y que pronto podamos hacer el lanzamiento oficial.
¿En qué han avanzado y cuándo se hará el lanzamiento?
Ya vamos a completar cinco años de trabajo. Para implementar este fondo, contamos con el apoyo técnico del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), porque crear un fondo no es tan fácil como ir a una cámara de comercio. Esto tiene muchos requisitos, temas operativos y manuales para su operatividad. Esperamos lanzarlo durante el primer semestre del próximo año.
Puede ver: “Hay que soltar el acelerador de los combustibles fósiles y cruzar los dedos”: Johan Rockström
También está siguiendo las negociaciones sobre transición energética. ¿cCuáles son sus peticiones en este asunto?
Nosotros le estamos apostando a que la transición sea cuidadosa. Se habla de la transición justa porque se necesita desarrollo, porque se necesita, pero, ¿a qué costo? Ya tenemos las experiencias de las afectaciones con las empresas petroleras. Algunos países podrán manifestar “necesitamos desarrollo, necesitamos tecnología”, pero, ¿a qué costo? Esto está afectando nuestros territorios, no los de ellos.
Lo que nosotros estamos planteando es que tenga una mirada más allá de lo que puede ser el desarrollo de la tecnología, que se puedan equilibrar esas dos miradas y se tengan en cuenta las exigencias de los pueblos indígenas.
Recientemente se empezó a hablar de los minerales críticos (para la transición energética) y esos minerales están en la selva y en nuestros territorios. El llamado es que se revise cómo puede ser para que no haya daño a los pueblos indígenas, porque donde se está queriendo hacer la explotación de esos minerales está en nuestros territorios indígenas.
¿Cómo ha sido su experiencia como primera mujer indígena negociadora?
Son muy pocos los negociadores indígenas. Yo creo que Colombia está dando un cierto ejemplo a los otros países.
Pero la experiencia también ha sido de aprendizaje, porque es una dinámica muy difícil y compleja. Una cosa es participar en eventos en estos escenarios y otra es llegar a los temas de negociación.
Uno de los temas se nos ha dificultado bastante es el tema del idioma, porque todo acá es en inglés. En general la dinámica es compleja, pero también de mucho aprendizaje.
Además, sí, fui la primera mujer indígena negociadora en la COP16, pero ahora para esta COP ya se han vinculado dos compañeras más. Eso también ha abierto camino para que otras compañeras indígenas participen en estos escenarios.
La participación de los representantes indígenas en la delegación también fue por el contexto político y la apertura del gobierno actual. ¿Qué mensaje le haría al próximo gobierno para que su inclusión no se pierda en la próxima negociación?
Que no se pierda el trabajo realizado. Creo que esta imagen, este trabajo que se ha venido haciendo de manera conjunta entre el gobierno colombiano y nosotros, ha demostrado que en el marco de estos escenarios podemos trabajar de manera conjunta. La invitación es que a lo ganado se avance y no que se retroceda.
Puede ver: Cada día se construyen cerca de 4 kilómetros de vías ilegales en la Amazonia colombiana
Se puede seguir fortaleciendo estos temas. Ahora, por ejemplo, somos siete negociadores indígenas, la idea sería ampliar el grupo y seguir formándonos en los procesos que adelanta el Ministerio de Ambiente.
Esto también es un reconocimiento a nuestras estructuras organizativas. Yo estoy acá no porque yo quiera ser negociadora, sino porque las estructuras organizativas de la OPIAC me han encomendado esta labor de poderlo representar en esos escenarios.
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