Los últimos 20 días el mundo ha puesto su atención en los incendios del amazonas brasilero. Con más de 74.000 incendios registrados en el país y el 50% de estos concentrados precisamente en el bioma amazónico, lo que sucede en Brasil ha despertado una alerta mundial por el cambio climático. Sin embargo, no es lo único que debería preocuparnos. El norte del planeta también está ardiendo. (Lea: El humo de los incendios en la Amazonía comienza a cubrir el hemisferio sur)
Así lo reporta el periódico español El País, en donde se advierte que, durante este verano, más de 600 incendios han arrasado con casi un millón de hectáreas en Alaska, alcanzando, incluso, algunas zonas del norte de Canadá. Mientras, al otro lado, en Siberia, hay un humo que sofoca “5,2 millones de hectáreas – un área de casi el tamaño de Virginia Occidental- “en varios pueblos y ciudades. cubre pueblos y ciudades.
A partir de datos de la Red de Escenarios para la planificación de Alaska y del Ártico (SNAP, por sus siglas en inglés), investigadores han venido notando un cambio en los patrones de estos incendios: son más frecuentes, intensos y serios. “Están reduciendo el bosque viejo a favor de vegetación joven y lanzando más carbono a la atmósfera en un momento en que las concentraciones de anhídrido carbónico están batiendo nuevos récords”, escribe Nancy Fresco, coordinadora de SNAP, en El País. (Acá: Registran más de 100 incendios en el círculo polar Ártico por altas temperaturas)
La experta explica que los bosques de las zonas más al norte del mundo, conocidos como taiga y que cubren el 17% de la superficie de la tierra, están adaptados al fuego regularmente. Es más, hacen parte de unos ciclos de 200 años, o más, que les permiten a las ramas nacer de nuevo y dar flores. Pero los datos indican que estos ciclos son 25% más cortos que en el pasado.
“Los incendios de este verano en Alaska se vieron impulsados por una intensa ola de calor al principio de la temporada. La relación entre el tiempo cálido y seco y el fuego está clara. El cambio climático está provocando una tendencia igual de clara hacia primaveras más tempranas y veranos más largos y cálidos”, continua.
Al igual que en muchos otros países europeos, Siberia vivió su julio más caliente. Y el calor, a su vez, lo está alterando todo: los árboles quemados liberan más carbono que, como en un ciclo vicioso, alimentan el cambio climático. El humo, mientras tanto, deteriora la calidad del aire de las ciudades y pueblos vecinos. (Lea: Julio de 2019, el más caliente registrado en Europa )
“Mientras los rayos prendían las llamas por todo el estado a finales de junio, en la periferia occidental de la ciudad se desencadenaba el Fuego de Shovel Creek. La calidad del aire se deterioró rápidamente hasta llegar a ser “peligrosa”. Dos barrios fueron evacuados y los residentes tuvieron que alojarse con amigos o refugiarse en el colegio de mis hijos. Los equipos de perros de trineo desplazados fueron alojados en el recinto ferial local”, cuenta Fresco.
“Todo está alterado”, continua. “El cambio climático está provocando una tendencia igual de clara hacia primaveras más tempranas y veranos más largos y cálidos”.