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Seat tuvo una ambiciosa incursión en el mercado SUV. Fue hace un poco más de cuatro años, cuando el fabricante, perteneciente al grupo Volkswagen, presentó Ateca, una alternativa dotada de un propulsor diésel tan generoso en prestaciones como recatado en consumo.
Su exterior, sobrio y con cortes ligeramente cuadrados, fue para muchos un acierto, en un segmento habitado por siluetas que insinúan deportividad y rendimiento fuera del asfalto. Sin duda, una alternativa sobresaliente por donde se le vea, pero a la que el período entre 2016 y 2020 le hizo merecedora de una actualización.
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Lo nuevo, bajo el capó
Ateca, o más bien, Ateca TSI, nombre con el que se comercializa en Colombia, se actualizó en aspectos mecánicos y estéticos. Quizá, más del primero que del segundo, pues uno de los datos que mayor impresión genera es la incursión de un motor a gasolina, de la línea mencionada en su mismo nombre.
El SUV compacto de Seat, abandona el diésel para incorporar un propulsor TSI de 1,4 litros, el cual está acoplado a un constante acierto de los catalanes: una caja automática (Tiptronic) de ocho velocidades, la cual resulta sosegada al conducir en modo Eco, uno de los cuatro tipos de manejo que incluye el vehículo, junto a Normal, Sport e Individual.
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Es importante hacer un énfasis en este punto, pues, aunque incluso en el modo Normal la respuesta es pausada y reafirma el propósito de evocar un coche familiar urbano, optar por un modo manual, sin levas en este caso, señalando los cambios con la tradicional palanca, es adentrarse en el lado más dinámico de Ateca. Posiblemente la opción más útil al transitar en carretera o experimentar los 150 caballos de poder y 250 Nm de torque.
Por fuera, nuevo aire
A simple vista, este auto aparenta una parte frontal con terminaciones mas curvas. Sus faros posteriores fueron rediseñados, dando una sensación de amplitud al bómper, que sobresale y entra en juego con una parrilla hexagonal presente en los recientes lanzamientos de la marca.
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Es difícil de explicarlo, pero, aunque la lista de ajustes no es tan extensa como para catalogarla como una nueva versión y mantiene las dimensiones de su antecesora (4,3 metros de largo, 1,8 m de ancho y 1,6 de alto), las impresiones exteriores realmente actualizan el modelo, casi oxigenando la idea que se tenía de Ateca.
Para este punto, cuando el artículo, necesariamente, se torna una descripción de producto, vale la pena resaltar que en la parte anterior, bajo el interruptor que acciona el baúl con capacidad de 510 litros, se encuentra el nombre de la línea, igualmente renovado, con una caligrafía que enmarca el futuro reciente del fabricante.
Impresiones generales
Al volante de la actualización de Ateca es inevitable sentir una mayor insonorización. Está más que claro que en Colombia adoptar un nuevo motor cambia en gran medida la experiencia de conducción. La insonorización es más que sobresaliente y la respuesta de los amortiguadores es bastante firme en baches y reductores de velocidad.
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El interior es tan sobrio y preciso como el que adopta su hermana mayor Tarraco. El sistema de infoentretenimiento, con pantalla de 8,5 pulgadas, reacciona de forma inmediata a los requerimiento de quien la use y está rodeada por materiales blandos, que dan seguridad frente al inminente desgaste, fruto del tiempo y el uso. Claro está, la parte trasera adopta unos materiales más duros bajo los vidrios.
Las plazas traseras son un buen ejemplo de la acertada disposición que tuvo la marca con el espacio. Dos adultos pueden sentirse más que cómodos allí, mientras que el pasajero del medio sentirá la altura del túnel de transmisión, debajo, y en frente, podrá rozar las salidas de aire.
Otros detalles para mencionar giran en torno a la carga e interacción con los dispositivos móviles. Aunque la calidad de la pantalla central es evidente, este SUV no tiene cargador inalámbrico y todos los puertos, delanteros y traseros, son USB tipo c; es decir, por lo general, quien desee cargar o conectar su celular deberá utilizar un adaptador, nada costoso… posiblemente.
Con un tanque lleno, el sistema informa una autonomía de 570 kilómetros. Esta cifra es un aproximado que varía según el tipo de manejo que se le dé. El promedio, en ciudad, fue de 41 a 44 km/galón. Las configuraciones mecánicas exigen el uso de combustibles de alto octanaje.
En general, Ateca realmente hizo un “lavado de cara” (facelift) en Colombia, aunque cambia su corazón. Se actualiza en algunos detalles estéticos y otros tecnológicos. Una opción para tener en cuenta, siempre y cuando busque un SUV espacioso y tenga los $119’990.000 de precio en vitrina.