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La escena es habitual para muchos motociclistas: tras un recorrido largo, al llegar al destino y detener la moto, surge la duda de si conviene apagarla de inmediato o esperar algunos instantes. Esta práctica, que mezcla costumbre y criterios técnicos, genera opiniones divididas entre mecánicos y pilotos con experiencia. Más allá de un simple hábito, la decisión está ligada a factores mecánicos, a la gestión del calor y a las recomendaciones de mantenimiento que pueden incidir en el rendimiento y la vida útil del motor.
Juan Pablo Llano Zapata, jefe de Regulación Técnica de Incolmotos Yamaha, advierte que no todos los motores son iguales, y que las diferencias no solo se dan entre marcas, sino también entre modelos y tipos de motocicletas. Scooters, deportivas, de turismo, todoterreno o de competencia, por ejemplo, están diseñadas con configuraciones y tecnologías que influyen directamente en su comportamiento.
El especialista explica que elementos como el sistema de refrigeración, la cilindrada, el tipo de lubricación, las tecnologías incorporadas y hasta los materiales y métodos de fabricación determinan la manera en que cada motor responde al calor generado durante su funcionamiento.
No obstante, Llano señala que, como regla general, en recorridos largos o exigentes puede resultar perjudicial apagar la moto de inmediato. En estas condiciones, el motor y otros componentes alcanzan temperaturas elevadas y, si se detiene el propulsor abruptamente, se interrumpe el efecto del sistema de refrigeración y de otros mecanismos que ayudan a disipar el calor.
Entre las consecuencias más comunes al apagar el motor sin un periodo previo de enfriamiento se encuentran:
- Sobrecalentamiento localizado, especialmente en la culata y el sistema de escape.
- Degradación prematura del aceite, con pérdida acelerada de sus propiedades lubricantes.
- Estrés térmico en componentes metálicos, debido a la expansión y contracción desigual, lo que puede comprometer su integridad a largo plazo.
De acuerdo con Llano, omitir este tiempo de enfriamiento puede generar riesgos significativos, en especial en motocicletas de alto rendimiento o con motores de gran cilindrada. Entre estos riesgos destaca la formación excesiva de depósitos de carbón en válvulas y pistones, lo que altera la combustión y disminuye la eficiencia del motor.
Además, el exceso de calor prolongado puede dañar empaques y sellos, comprometiendo su capacidad para mantener la estanqueidad y evitando fugas de lubricante o refrigerante.
Llano advierte que, si esta práctica se repite con frecuencia, la consecuencia más grave podría ser una reducción notable en la vida útil del motor, dado que la exposición continua a temperaturas extremas acelera el desgaste de sus piezas clave.
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Tiempo recomendado para enfriar el motor antes de apagarlo
No existe una instrucción universal sobre cuánto tiempo debe permanecer encendida una motocicleta en ralentí después de un recorrido largo. Según explica Llano, las recomendaciones pueden variar de acuerdo con el fabricante y el tipo de moto.
El experto indica que, como referencia general, mantener el motor en ralentí entre uno y tres minutos puede ser un intervalo prudente para permitir que la temperatura del aceite disminuya y que el motor, en conjunto, reduzca su temperatura antes de apagarse.
Este breve lapso, añade, suele coincidir con acciones cotidianas que el conductor realiza al llegar a su destino, como acomodar la moto en el parqueo, esperar a que se abra la puerta del garaje o preparar el descenso de la motocicleta, lo que facilita incorporar este hábito sin modificar de forma significativa la rutina del piloto.
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