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La presión de aire en las llantas de una motocicleta es un factor determinante para garantizar la seguridad, el rendimiento y la durabilidad tanto del neumático como de la propia moto. Una presión incorrecta puede afectar negativamente la estabilidad, la capacidad de frenado y el consumo de combustible, además de aumentar el riesgo de accidentes. Por esta razón, conocer y mantener la presión adecuada es una responsabilidad que todo conductor debe tener en cuenta.
Camilo Millán, responsable de Marketing de Producto para autos y camionetas en Michelin, señala que la constancia en las comprobaciones es tan importante como la presión misma. “La presión de inflado de las llantas de moto la establece el fabricante del vehículo. Sin embargo, esa recomendación oficial pierde validez si no se revisa periódicamente”, advierte.
Según Millán, Michelin recomienda revisar la presión de inflado al menos cada quince días y siempre en condiciones frías —es decir, después de que la moto haya estado detenida durante al menos dos horas o cuando haya recorrido un máximo de tres kilómetros tras un periodo de reposo prolongado—, con el fin de obtener lecturas fiables. En modelos de uso urbano ligero, estos valores pueden situarse entre 26 y 30 psi en frío; mientras que, en motos de gran turismo, oscilan entre 30 y 34 psi.
El experto explica que realizar la medición en frío evita lecturas erróneas: “el calor del rodamiento eleva temporalmente la presión y puede alterar las mediciones, lo que podría llevar a calibrar valores inferiores a los reales y, con ello, rodar con un neumático insuficientemente inflado”. Asimismo, aclara que, aunque el uso de nitrógeno no modifica el periodo de revisión —ya que también presenta variaciones térmicas—, sí puede contribuir a mantener la presión más estable entre cada chequeo.
“Rodar con una presión por debajo de la recomendada conlleva riesgos múltiples: pérdida de control del vehículo, aumento del desgaste irregular de las llantas, mayor consumo de combustible y, en situaciones extremas, una falla total del neumático”, enfatiza Millán. Por el contrario, un inflado excesivo reduce la superficie de contacto con el asfalto, endurece las gomas, disminuye el confort y provoca un desgaste prematuro en el centro de la banda de rodadura.
“Por ejemplo, una moto tipo trail que circule con 20 psi en la rueda delantera y 25 psi en la trasera —cuando el fabricante indica 24 y 28 psi, respectivamente— presentará una respuesta lenta en curvas y un desgaste acelerado en los hombros del neumático”, añade.
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Llantas radiales vs. convencionales
Más allá de la frecuencia de revisión, no todas las llantas demandan el mismo tratamiento. El periodo de chequeo y las presiones recomendadas varían según la estructura del neumático —radial o convencional— y la cilindrada de la moto.
Las llantas radiales se caracterizan por una construcción en la que la banda de rodadura y los flancos operan de manera independiente. Esta configuración, según Millán, mejora la estabilidad, la adherencia y el confort en motocicletas de medio y alto cilindraje. En motos de más de 400 o 600 cc, dependiendo del diseño y la aplicación, el uso de neumáticos radiales es común para garantizar el rendimiento requerido por estas máquinas.
Por ejemplo, en una moto deportiva de 600 cc con llantas radiales, la presión recomendada es de aproximadamente 32 psi adelante y 36 psi atrás en frío, o según lo indicado por el fabricante.
Por su parte, las llantas convencionales presentan una misma disposición de las capas en flancos y banda de rodadura, lo que, de acuerdo con el experto, las hace eficientes en relación con el área de contacto, la carga que soportan y la maniobrabilidad requerida. Por ello, en motos de cilindrada menor —habitualmente por debajo de 400 cc—, este tipo de neumático resulta adecuado: ofrece la combinación óptima entre agilidad y estabilidad a velocidades más moderadas, y facilita el control en entornos urbanos o de carreteras secundarias.
No obstante, Millán subraya que “no existe una regla invariable”: los diseños de fabricantes de llantas y de motocicletas introducen variaciones que influyen en la prescripción de presión. Por ello, recomienda siempre consultar con un asesor especializado, para adaptar las pautas generales a cada caso particular.
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Calibración en frío y ajustes en caliente
Una de las dudas más frecuentes entre los motoristas es si es necesario corregir la presión cuando el neumático está caliente. Aquí radica otro aporte concreto de Millán: las presiones deben calibrarse siempre en frío. “Cuando sea inevitable medir en caliente, se debe tener en cuenta que la presión aumenta con la temperatura de uso de la llanta, por lo que se recomienda aumentar 4 psi sobre la presión indicada por el fabricante del vehículo”.
Por ejemplo, si tras un trayecto la lectura marca 31 psi y la moto requiere 28 psi en frío, el usuario debe inflar hasta 32 psi (28 + 4), es decir, incrementar en 1 psi el valor que muestra el manómetro caliente. Un paso posterior consiste en volver a verificar la presión en cuanto las llantas se enfríen, para ajustar con exactitud el valor recomendado originalmente.
Este procedimiento mitiga el riesgo de subinflado inadvertido tras trayectos largos o exigentes. Igualmente, Millán aclara que, para usos especiales off road, como motocross o competición en pista, las presiones pueden variar sensiblemente y, en tales casos, siempre conviene el asesoramiento de un experto en la disciplina correspondiente.
Mantener la presión adecuada en las llantas de una motocicleta no es una tarea secundaria ni opcional: influye directamente en la seguridad, el rendimiento y la economía de uso. “La responsabilidad del conductor comienza con la consulta del manual del fabricante y se sostiene con revisiones quincenales en frío, ajustes específicos tras mediciones en caliente y un seguimiento diferenciado según el tipo de neumático”, concluye Millán.
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