¿Con qué ojos mirar al Miata si no es con los de sorpresa en cada centímetro, cada curva, cada sombra y cada detalle de su siempre llamativa, arriesgada y casi imprevista estructura? ¿Cómo sentirlo, cuando cada revolución describe a gritos su personalidad?
Pocos carros son tan llamativos y fáciles de identificar como los producidos por Mazda. Sus productos son, bien podría decirse, poco ortodoxos, con siluetas dinámicas, arriesgadas, acertadas, e interiores que sobresalen por la distribución y calidad de la mayoría de sus materiales.
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MX-5 no es la excepción. Este pequeño descapotable reúne en menos de cuatro metros de longitud (3.911 mm), 1,7 metros de ancho y 1,2 metros de alto, todos los lineamientos estructurales, mecánicos y estéticos que Mazda conjuga en sus vehículos y a los que se refiere en términos como diseño “Kodo” y filosofía Jinba-Ittai.
Su diseño es audaz e inconfundible. Un Miata es Miata sin importar su generación, color y el país sobre el que ruede. Mil ojos usarían mil adjetivos diferentes para referirse a él. Así, la imagen de este artículo toma valor y ahorra los tan comunes en textos y videos sobre autos párrafos, segundos, letras y oraciones sobre su apariencia.
Ahora bien, en Mazda, valga la cuña, las sombras y los colores juegan al ritmo de cualquier disposición de luz resaltando las siluetas de sus carros. No por nada cuentan actualmente con, quizás, el tono rojo más famoso del mercado, claro está, respecto a vehículos de entrada y otros de segmentos con mayores costos sin contar a los superdeportivos.
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Los nipones, que durante el primer semestre de 2021 ubicaron un carro que parte encima de los $80 millones (CX-30) en la cima de los más vendidos en Colombia, brindan, además, experiencias de manejo más cercanas entre el auto y su piloto, evitando vibraciones y ofreciendo una palabra que parece perder valor con la avanzada SUV en los mercados globales: dinámica.
Dinamismo puro
Skyactive G es la imprenta que sobresale sobre el corazón de MX-5. Este propulsor, atmosférico (sin turbo) y de 2,0 litros, es el encargado de que 181 caballos de poder y 20 kg/m de torque (unos 204 Nm) muevan 1.120 kilogramos de peso al vacío que le bastan a Mazda para configurar su más famoso y popular deportivo.
En movimiento, el continuo juego de la transmisión automática de seis velocidades y las revoluciones representan una buena parte de los sonidos dentro del habitáculo. Los cambios de marcha son evidentes y, en ocasiones, la experiencia auditiva augura una mayor velocidad que aquella que señala el tacómetro de aguja “tradicional” para este caso (el nivel de gasolina, recorrido y otros datos son expuestos por una pantalla digital frente al conductor).
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Al volante es evidente que Mazda no quiso hacer de esta línea la más rápida de su segmento. Fiel a la tradición de la marca, MX-5 está libre de cabeceos tras realizar aceleraciones bruscas, si cabe el adjetivo, aunque en la carretera y en modo manual sobresale más que por su velocidad, por la recuperación en curvas y la sensación de seguridad que entrega la tracción trasera junto a las tecnologías de control dinámico de estabilidad (DSC), sistema de control de tracción (TCS), entre otras ramas de la seguridad proactiva i-Activesense.
Es común que la fricción de las llantas (205/45R17 84W y rin de 17”) se manifieste dentro del habitáculo (sonidos, vibraciones, etc.), pero, según la opinión del autor, son estas experiencias las que hacen de este vehículo uno de esos pocos que, a pesar de la rigidez de la suspensión (un acierto en carretera) y la ausencia de compartimientos (dos pequeños en el interior y un baúl de 127 L), incentivan al manejo, a la carretera, al circuito…
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La recomendación, sin duda, dar un sí como respuesta ante cualquier invitación u oportunidad de conducirlo.
Respecto a consumos, tan variables como tipos de conducción, MX-5 registra un promedio de entre 36 y 39 kilómetros por galón en ciudad y 51 y 55 km/g en carretera.
Clásico vanguardista
Claro está, los años pasan y más de tres décadas en el mercado promovieron la evolución de la referencia. Sin embargo, aunque los cambios son evidentes, la silueta ha sido la misma y esta versión RF, perteneciente a la cuarta generación (la más reciente), adopta el lenguaje tecnológico que la industria concede en la actualidad.
El vehículo consta de, por ejemplo, un sistema avanzado de monitoreo de punto ciego, alerta de abandono de carril, sistema inteligente de iluminación frontal, alerta de atención al conductor y control crucero.
En conectividad, Mazda ofrece un sistema de infoentretenimiento basado en una pantalla de siete pulgada, el tamaño suficiente para no lucir demasiado llamativo en el salpicadero, con Android Auto y compatible con dispositivos Apple. Se suma un fiable sistema de audio con nueve parlantes, firmado por la compañía Bose, y una cámara de reversa que facilita, aún más, el estacionar.
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En Colombia, el biplaza más vendido del mundo está disponible a un precio de $130’550.000. Esta opción, que además es el roadster (descapotable) con mayores ventas a escala mundial es la entrada al mundo deportivo de Mazda, claro, un espacio que se rige bajo las filosofías de la marca, porque, hay que decirlo, a título personal, MX-5 no es la opción para quien busque cabeceos (push) o aceleraciones bruscas, es sin duda la alternativa para aquel interesado en la maniobrabilidad, la respuesta en curvas y, por qué no, el diseño con más personalidad por debajo de los $150 millones.
