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Tras décadas dominando el mercado chino de automóviles de alto rendimiento y con ingeniería de precisión, los fabricantes de automóviles alemanes están perdiendo terreno frente a sus rivales chinos, que han cambiado la definición de automóvil de gama alta por uno eléctrico, inteligente y asequible.
Muchos vehículos chinos nuevos se parecen a sus rivales alemanes, como el popularísimo Xiaomi SU7, que imita al Taycan de Porsche. El SU7 rivaliza con el Taycan en potencia y frenado, pero también incluye inteligencia artificial integrada que puede, por ejemplo, ayudar a estacionar y saludar a los conductores con su canción favorita. La cereza del pastel: se vende por aproximadamente la mitad del precio de un Taycan.
Como resultado, los fabricantes de automóviles alemanes que durante décadas dominaron el mercado chino de coches prémium están viendo cómo disminuyen sus ventas, mientras que Xiaomi —uno de los principales fabricantes chinos de celulares— vendió el año pasado más de 100.000 modelos del SU7.
Entre los más afectados se encuentra Porsche, que informó el mes pasado de que sus entregas en China se desplomaron un 28 por ciento en 2024. Aunque las ventas de Porsche aumentaron en todas las demás regiones del mundo, el descenso en China fue lo suficientemente significativo como para reducir sus entregas globales del año en un 3 por ciento.
Durante años, los fabricantes de automóviles alemanes confiaron en el mercado chino para compensar la menor demanda en otros lugares, lo que les llevó a ignorar problemas estructurales más profundos en su país. El principal de ellos fue la reticencia a adoptar la tecnología que ha llegado a definir la conducción en China: vehículos eléctricos equipados con software sofisticado y, cada vez más, inteligencia artificial.
“Los fabricantes occidentales establecidos, alemanes, pero también estadounidenses y japonés-coreanos, han subestimado enormemente la dinámica de desarrollo de los fabricantes chinos, sobre todo en los importantes campos de la electromovilidad y los vehículos definidos por software”, dijo Stefan Bratzel, director del Centro de Gestión de Automoción de Bergisch Gladbach, Alemania.
Los expertos del mercado dijeron que los avances en software y funciones como la conducción automatizada y el control remoto se habían convertido en estándar en los coches eléctricos chinos, lo que ha presionado a los fabricantes de automóviles europeos, acostumbrados a sacar provecho del reconocimiento de sus marcas, para que mejoren su nivel de competencia.
“Creo que ahora mismo los consumidores chinos están dispuestos a aceptar que las empresas chinas puedan fabricar coches que ellos consideren de gama alta”, dijo Gary Ng, economista de Natixis Corporate & Investment Banking.
Este mes, Porsche anunció que prescindiría de su director financiero y de un alto ejecutivo de ventas, ambos presionados por los malos resultados de Porsche, incluidos los de China.
Para aumentar la presión, el presidente Trump ha ordenado a sus asesores que diseñen nuevos niveles arancelarios para los socios comerciales de Estados Unidos, incluida la Unión Europea. Esto podría perjudicar a Porsche, que, a diferencia de BMW, Mercedes-Benz u otras marcas de Volkswagen, abastece su mercado estadounidense solo con exportaciones procedentes de Alemania.
La semana pasada, Porsche dijo que suprimiría hasta 1900 puestos de trabajo en Alemania en los próximos años, en medio de un descenso de la demanda mundial. Las ventas del Taycan eléctrico cayeron casi a la mitad el año pasado, hasta 20.836 entregas, y las del nuevo Panamera, un modelo híbrido, descendieron un 13 por ciento el año pasado, en parte porque los compradores chinos no mostraron tanto interés como se esperaba.
La magnitud del problema de Porsche se refleja en compradores de coches como Seaky He, una creadora de contenidos para redes sociales que vive en Changsha, en la provincia central china de Hunan. En 2017, compró su primer coche, un Mercedes-Benz CLA coupé de color rojo brillante. Pero el año pasado decidió cambiarlo por un Xiaomi SU7.
Xiaomi ha dotado al SU7 de funciones como el estacionamiento automático y el control de temperatura por control remoto, que son exactamente lo que He dijo que ella, y otros jóvenes conductores chinos, querían de un coche.
“Al elegir mi nuevo coche, ni siquiera me planteé comprar otro vehículo alemán”, dijo He.
El SU7 aún no está disponible para la exportación, pero algunos modelos han llegado a Estados Unidos. James D. Farley Jr., director ejecutivo de Ford Motor, dijo que le enviaron uno de Shanghái a Chicago para conducirlo durante seis meses y “no quería dejarlo”.
Xiaomi también ha estado probando versiones reducidas de su SU7 Ultra, que saldrá a la venta en China en marzo, en el famoso circuito alemán de Nürburgring. En octubre, el coche batió el récord del “sedán de cuatro puertas más rápido”, y los medios de comunicación del sector y los aficionados a los coches aplaudieron la noticia, entusiasmados porque el SU7 había batido al Taycan de Porsche por 20 segundos.
Los responsables del circuito señalaron, sin embargo, que los tiempos no eran comparables porque el coche chino era una versión preliminar que competía en una categoría esencialmente abierta, mientras que el Taycan era un modelo listo para la exposición y corría en una categoría muy regulada. En cualquier caso, el mensaje era inequívoco.
“Como fabricantes de coches alemanes, tenemos que ser al menos tanto o más innovadores como somos caros”, dijo Bratzel. “Y eso se ha ido perdiendo poco a poco, porque los fabricantes de coches chinos son ahora igual de innovadores, y algunos incluso más”.
c. 2025 The New York Times Company