Armando Ojeda Acosta asumió la dirección de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP) en Bogotá, en reemplazo de Consuelo Ordóñez, quien no consiguió la autorización de la CRA para renovar el actual modelo de aseo. Hoy, el curtido funcionario en temas de servicios públicos, más allá del aseo, tiene entre sus responsabilidades un tema sensible: la adecuada operación de los cementerios públicos, única alternativa que tienen las familias de escasos recursos, para darles sepultura a sus muertos.
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Son cuatro camposantos distritales: el Cementerio Central, el Norte, el Sur y Serafín que, desde 1993, cuando se liquidó la Empresa Distrital de Servicios Públicos (EDIS), han sido administrados por operadores privados. Sin embargo, hoy cumplen 10 meses bajo la administración de la Uaesp, tras al fracaso de la última licitación. Ante esto, Ojeda dice tener un plan para mejorar el servicio, la infraestructura y dar con un buen operador que garantice ese servicio público a la ciudad.
Mala experiencia
El último operador de los cuatro cementerios distritales fue la Unión Temporal Jardines de Luz y Paz SAS que en 2021 ganó un contrato, a cinco años, por $42 mil millones, pero el manejo de las instalaciones fue tan desastroso que la relación contractual finalizó de manera anticipada. No obstante, se podría decir que desde antes de la adjudicación era algo se veía venir. Al menos, es lo que se concluye al conocer las múltiples observaciones que se presentaron de manera previa al proceso de adjudicación.
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En el desarrollo del contrato fue evidente la falta de capacidad del operador, lo que generó la apertura de procesos contra de la Unión Temporal, lo que, no solo desató una guerra de denuncias, sino que propiciaron situaciones tan complejas como el cierre temporal de los cementerios. En varias ocasiones, el privado los cerró, como respuesta y forma de presión ante las investigaciones en su contra, para tratar de conservar el contrato, afectando a las familias más vulnerables, que por varios días no pudieron visitar a sus muertos o, incluso, enterrarlos.
Al final, el Distrito señaló a Jardines de Luz y Paz de incumplir el contrato, a raíz de múltiples fallas administrativas, manejo poco claro de los ingresos y falta de mantenimiento, entre otras cosas. Aunque el operador se justificó diciendo que todo había sido porque los ingresos no eran suficientes para las obligaciones que exigía el contrato, esta excusa se desvirtuó en los diversos procesos sancionatorios, que derivaron en la terminación de la concesión.
Gran parte de la situación se corroboró con las visitas que hicieron los entes de control a los camposantos, como la que hizo la Procuraduría, que evidenció el deterioro de la infraestructura del Cementerio Central, con techos caídos, grietas, y mal estado de bóvedas y osarios, o la alerta que encendió el año pasado la Personería, al advertir la sobreocupación de bóvedas, con un 81% en el Cementerio Central; 80% en el del Norte; 85% en el del Sur, y 81% en el Parque Serafín.
¿Qué viene ahora?
Todo esto obligó a la Uaesp a asumir desde el pasado 21 de enero la administración de los cementerios directamente, mientras encuentra un nuevo operador privado. Esta misión ya cuenta con el primer fracaso: en mayo abrieron una licitación para la operar, mantener y administrar los cementerios públicos, pero el 18 de julio la declaró desierta. Ningún privado se mostró interesado en este negocio. Actualmente avanza otro proceso y, de momento, solo hay un interesado.
Ante el Concejo de Bogotá, el director de la Uaesp aseveró que la entidad no busca seguir operando los cuatro cementerios distritales y por ello tiene un plan basado en un nuevo contrato, así como inversiones millonarias, para mejorar el servicio y el mantenimiento de estos espacios. De acuerdo con Ojeda, de momento destinarán COP 2.720 millones para actividades urgentes y que solicitarán para el próximo año un presupuesto de COP 25 mil millones, de los cuales se destinará el 90% para la restauración de la elipse del cementerio central, en un trabajo mancomunado con el Ministerio de Cultura.
En cuanto al nuevo intento de encontrar a un operador privado, explicó que el proceso se adelanta por selección abreviada, que se abrió el pasado 8 de agosto, al cual solo se presentó la firma Montesacro S.A.S., la cual radicó su oferta el pasado 29 de septiembre, la cual está en proceso de evaluación. De salir favorable, esta firma podría se anunciada como ganadora del multimillonario contrato el próximo 16 de octubre.
Según registros de la Cámara de Comercio, Inversiones Montesacro S.A.S está matriculada desde 1990 y fue renovada el pasado 17 de marzo. Dentro de sus actividades económicas, reportan actividades de apoyo diagnóstico, comercio al por menor de otros artículos domésticos, fabricación de otros productos de madera y servicios para la preparación de los muertos para su entierro o cremación.
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Sus funciones apuntarían a garantizar los servicios de inhumación, cremación y exhumación. Además de las exigencias de la Uaesp, como recibir porcentajes mínimos de la reinversión en mantenimiento de infraestructura y equipos, e implementación de servicios complementarios, como salas de velación y laboratorio de tanatopraxia.
“Aunque hemos tomado medidas correctivas en las instalaciones que recibimos, como mantener los seis hornos crematorios (2 Norte, 2 Sur y 1 Serafín) y poner tres de ellos en funcionamiento al finalizar el año, el plan de contingencia no tiene vocación de permanencia y no es la mejor forma de hacerlo (...) Es una empresa que hemos revisado y tiene trayectoria”, sentenció Ojeda.
Sin embargo, la concejal Diana Diago (Centro Democrático), una de las que citó al nuevo gerente de la Uaesp a su primer debate de control político, advirtió que este nuevo proceso tendría errores similares a la anterior licitación. “El modelo financiero se construyó solo con datos del 2024, sin tener en cuenta promedios históricos ni proyecciones de demanda, lo que distorsiona los costos reales”.
Y agrega: “además, persisten dificultades prácticas como la imposibilidad de adquirir pólizas de seguro por la antigüedad de los predios. Estamos ante un contrato con menos estudios y más incertidumbre. Le pido que se se declare desierto otra vez, no se vaya por una contratación directa. Son miles de millones de pesos en juego”.
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Los cementerios distritales atraviesan una profunda crisis, marcada por fallas en la gestión, sobreocupación de bóvedas, incumplimientos contractuales y un grave deterioro de su infraestructura. Al nuevo director de la Uaesp le espera un reto cuesta arriba: romper el círculo vicioso que afecta a los cementerios distritales y responder a la ciudadanía que depende de estos servicios para brindar un último adiós digno a sus seres queridos.
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