El feminicidio es el eslabón final y más extremo del continuum de las violencias en contra de las mujeres. En Bogotá, según la Secretaría de la Mujer (con base en datos de la Fiscalía, Medicina Legal y Policía Nacional) 15 feminicidios se registraron entre enero y octubre de este año, un 25% menos que en el mismo periodo de 2024. La mayoría ocurrió en las localidades de Ciudad Bolívar, Bosa, San Cristóbal y Barrios Unidos.
Con el fin de abordar este delito como un fenómeno social, el Observatorio de Mujeres y Equidad de Género (OMEG) de la Secretaría de la Mujer, junto al proyecto ‘Mujeres por la Salud de las Mujeres’ de la Pontificia Universidad Javeriana y de la Universidad de Antioquia, presentaron este 4 de diciembre, ‘Día Distrital contra el Feminicidio’ una investigación que busca comprender como se mueve esta extrema violencia contra las mujeres en la capital.
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Ocho fueron los principales hallazgos que las investigadoras lograron a partir del análisis de 212 asesinatos de mujeres comprendidos entre el 2023 y 2024, de los cuales 47 fueron tipificados como feminicidios de acuerdo con el artículo 104A del Código Penal.
“Esta investigación es importante porque ratifica algunas medidas que hemos tomado y nos orienta hacia otras. En uno de los hallazgos vemos como debemos seguir insistiendo en identificar violencias y abrir canales de atención; además identifica demográficamente localidades más propensas a este delito; y la insistencia del compromiso de los hombres por tener masculinidades corresponsables y no violentas”, comentó la secretaria de la Mujer, Laura Tami a El Espectador.
1. Antes del feminicidio está el cúmulo de violencias
La investigación encontró que de los 47 feminicidios, en el 49% de los casos, estaba precedido por trayectorias de violencia sostenidas en el tiempo, pues de este porcentaje, 70% sufrió violencia física; 65% psicológica; y 30% violencia económica.
Asimismo, el 40% de las mujeres víctimas de feminicidio acudieron a una Comisaría de Familia antes del hecho. “Se subraya la importancia de que las instituciones identifiquen tempranamente señales de riesgo y actúen con debida diligencia para facilitar el acceso a medidas inmediatas y efectivas que eviten nuevas violencias o su escalamiento”, destaca el informe.
2. El 100% de los feminicidas fueron hombres
Entre 2023 y 2024, el 87% de los feminicidios tipificados que ocurrieron en Bogotá fueron feminicidios íntimos, es decir, asesinatos de mujeres motivados por razones de género y perpetrados por personas con quienes mantenían o habían tenido una relación. En el 100% de los casos, los agresores fueron hombres, 3% de ellos integrantes de la Fuerza Pública, especialmente de la UNDMO.
En este marco, el 72% del universo de feminicidios tipificados en este periodo fueron cometidos por la pareja o expareja de la mujer víctima (34 casos). Por otra parte, el 13% fueron cometidos por familiares: a mujeres mayores de 18 años (4%) y niñas entre 1 y 11 años (9%).
De los 34 feminicidios perpetrados por la pareja o expareja, 38% tuvieron como detonante la terminación de la relación de pareja; 6% el conocimiento del presunto agresor sobre una nueva relación de pareja de la mujer víctima; y en 3% de los casos el presunto agresor observó a la mujer víctima en compañía de otro hombre —independientemente de que se trate de una relación de pareja—.
“Estos casos se relacionan con la configuración patriarcal de las relaciones de pareja heterosexuales y la estructura familiar, donde el hombre normalmente asume una posición de autoridad, control y propiedad, sustentada en división sexual del trabajo y los consecuentes roles de género”, dice el informe.
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En las recomendaciones, destacan que para prevenir el feminicidio íntimo, se debe exigir el fortalecimiento de las capacidades institucionales, sociales y comunitarias para identificar señales de alerta, interpretar el contexto y actuar sin sesgos que minimicen la violencia.
3. Los feminicidios infantiles fueron cometidos en contextos familiares
Entre 2023 y 2024, el 9% de los casos de feminicidio tipificados en Bogotá correspondieron a niñas entre 1 y 11 años (4 casos), todas asesinadas por hombres con quienes tenían vínculos familiares o de parentesco. Cabe señalar que 1 de los presuntos agresores era menor de edad (hijo de un miembro del Ejército y hermano de la víctima de 14 años), “lo que muestra la reproducción social de la violencia patriarcal a nivel intergeneracional”, acota el documento.
En estos feminicidios infantiles se presentaron las siguientes violencias, agravantes y detonantes: violencia sexual, sevicia y continuum de violencia intrafamiliar. “Se debe mejorar la articulación interinstitucional para la detección temprana de violencias graves. Fortalecer las rutas diferenciadas para la identificación de riesgo y priorizar de manera obligatoria la intervención de Comisarías de Familia, ICBF y Policía cuando existan reportes previos de violencia contra niñas”.
4. Las víctimas indirectas son principalmente hijos que hasta fueron testigos del feminicidio
En la caracterización de los 47 feminicidios tipificados por la Fiscalía, se identificaron 38 feminicidios (81%) con víctimas indirectas, donde el 62% fueron hijos o hijas, la mayoría menores de edad y 19% madres. En el análisis, encontraron también que 23% de los feminicidios ocurrieron frente a hijas/os y otros seres queridos (Agravante de la ley).
A nivel nacional, la Ley 2530 de 2025 propone medidas de protección y atención para hijas e hijos de mujeres víctimas de feminicidio, orientadas a su asistencia legal, económica, emocional, entre otros. En línea con lo anterior, la Secretaría de la Mujer señaló que del total de los casos, el 100% de las víctimas recibieron atención: 36% acompañamiento psicosocial y orientación sociojurídica y 23% fueron representados jurídicamente.
“Se recomienda avanzar en la implementación de la Ley 2530 de 2025, especialmente las medidas de asistencia para proteger a NNA y jóvenes hasta los 25 años cuando se inicia la indagación preliminar por parte de la Fiscalía”.
5. El feminicidio afecta a las más vulnerables
La evidencia de los feminicidios tipificados muestra que un 43% eran cuidadoras, estudiantes o trabajadoras informales; 13% eran migrantes —en un 50% venezolanas y el otro 50% de nacionalidad no determinada—, mientras que el 4 % realizaban actividades sexuales pagadas. Además, otro 4% eran mujeres víctimas del conflicto armado y el 2% eran mujeres indígenas.
6. Cerca de la mitad de los posibles feminicidios no se reconocen como tal
Durante el periodo comprendido entre 2023 y 2024 se registraron 212 asesinatos de mujeres, de estos, 47 fueron tipificados como feminicidios. Sin embargo, la Secretaría de la Mujer encontró que 43 hechos más pudieron ser tipificados como tal, pues tenían indicios de motivación por razones de género tales como antecedentes de violencia, relación con el presunto agresor y signos de violencia sexual y/o física.
Con base en esta información, se estima que 1 de cada 2 asesinatos con indicios de feminicidio es tipificado como tal por la Fiscalía.
Y es que a detalle encontraron que de las circunstancias del crimen y la relación entre víctima y presunto agresor, el 61% de los homicidios con indicios de motivaciones de género corresponden a feminicidios en el marco de una relación íntima. De estos, 39% fueron perpetrados por la pareja o expareja de la mujer víctima (17 casos).
“En su mayoría quedaron en asesinatos, salvo que en nuestra atención las víctimas indirectas nos brinden pruebas y la representación legal. Nada más este año, en 4 casos estamos en vía de tener una teoría distinta en el proceso”, señaló la secretaria de la Mujer, Laura Tami, a este diario.
7. ¿Por qué varían los feminicidios por localidades?
Para la comprensión del feminicidio en Bogotá desde un enfoque territorial, las investigadoras desarrollaron un análisis ecológico de los 97 feminicidios tipificados ocurridos en la capital entre 2020 y 2024, encontrando que hay cuatro condiciones estructurales que explican la variación de la tasa de feminicidio en la ciudad y por localidad:
a) A mayor seguridad en la localidad, menor riesgo de feminicidio: la relación entre bajos niveles de seguridad integral y mayor riesgo de feminicidio muestra la importancia de la capacidad institucional para garantizar entornos seguros, accesibles y con rutas de atención efectivas.
b) A mayor porcentaje de mujeres cuidadoras en la localidad, mayor tasa de feminicidio.
c) A mayor informalidad laboral masculina en la localidad, mayor tasa de feminicidio.
d) Cuando la informalidad es simultáneamente alta en hombres y mujeres, los efectos de precariedad estructural se combinan y refuerzan.
8. El feminicidio se concentra en ciertas zonas de la ciudad
Los agrupamientos del sur-occidente (Fontibón, Kennedy, Bosa y Ciudad Bolívar) conforman un bloque geográfico de alta incidencia del delito, explicado por las características socioeconómicas de vulnerabilidad y precariedad laboral que comparten, así como una fuerte carga de cuidado no remunerado. “Estos territorios requieren intervenciones institucionales conjuntas y coordinadas que reconozcan la naturaleza compartida de los riesgos”, dice el documento.
En segundo lugar, se encuentran localidades con concentraciones específicas en el centro (Los Mártires y Santa Fe) y el noroccidente (Suba y Barrios Unidos). En estos casos, las tasas de feminicidio son altas o medias en comparación con sus localidades vecinas, que registran tasas bajas o ausencia de casos de feminicidios.
Finalmente, se identificaron localidades en contención (La Candelaria, Antonio Nariño y Sumapaz) que no registraron feminicidios en el periodo, pero pueden constituirse en escenarios de riesgo latente y, por lo tanto, requieren estrategias preventivas que fortalezcan los mecanismos de protección.
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El informe es claro en subrayar la necesidad de un enfoque integral más allá de la reacción ante el crimen de feminicidio, pues destaca que el principal énfasis debe ser la prevención temprana. Para ello, la instituciones juegan una gran responsabilidad en mejorar los mecanismos de atención que no solo llegue a las mujeres, sino a los hombres como actores activos de un cambio social y urgente.
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