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“One health” es una expresión que en español significa “Una sola salud”, en referencia a un concepto cada vez más en boga a nivel mundial que considera que la salud de las personas, los animales y los ecosistemas donde interactúan, son una sola cosa interdependiente e indivisible que debería ser manejada como tal, pero que no sucede en la realidad.
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Este concepto fundamenta sus preocupaciones en tres hechos, el primero, el crecimiento de la población y su expansión hacia nuevas áreas geográficas, llevando a que muchas más personas vivan en estrecho contacto con animales salvajes y domésticos. En segundo lugar, el riesgo del calentamiento global por el aumento de los gases de efecto invernadero, la deforestación masiva por la demanda de más tierras para vivienda y la ganadería, principal productora de este gas, pero también de proteína animal, que se estima, debería crecer en un 70 % para alimentar al mundo en 2050. Finalmente, el creciente movimiento global de personas, animales y alimentos que facilitan la dispersión mundial de enfermedades y vectores de transmisión.
Aunque todos concuerdan sobre la gravedad de estos hechos y la necesidad de encontrarle soluciones de largo plazo, pero de aplicación inmediata, hoy es poco lo que desde el sector salud se plantea al respecto, que debería ser el llamado a liderar estas iniciativas. También habría que preguntarse cuál es el rol que en este tema deberían jugar alcaldes y gobernadores, la mayoría de los cuales parecería no conocen de él o creen que es el gobierno nacional quien debería manejarlo.
Pero para solo hablar del tema de los animales de compañía, por que cualquiera otro de ellos daría para una columna, habría que preguntarse ¿qué podría hacer Bogotá al respecto? y si ¿han siquiera planteado este tema?
El 66% de los bogotanos tienen una mascota en casa que se estiman en más de 5 millones que sirven de soporte emocional a las familias, pero que representan un riesgo por su capacidad para transmitir enfermedades a los humanos. El 60 % de los agentes patógenos que causan enfermedades humanas y el 75 % de las consideradas emergentes tienen su origen en animales domésticos o silvestres. De otro lado, la resistencia a los antibióticos es hoy una de las mayores amenazas para la salud, la seguridad alimentaria y el desarrollo mundial, originada en buena medida por su inadecuado manejo en los animales.
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¿Qué plantean hacer al respecto la Secretaría de Salud y el Instituto de Bienestar y Protección Animal de Bogotá?, hoy cada uno por su lado que parecería no han visualizado el reto que esto significa. Más allá de pensar en proteger a los animales hay que pensar también en sus propietarios, y en las consecuencias de este tipo de relaciones mal manejadas podrían convertirse en un peligro para toda la sociedad. Ya es hora de poner el tema sobre la mesa y pedirles a los candidatos a la alcaldía que al menos lo consideren.
