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El gobierno nacional insiste en reformar el sistema de salud con la misma propuesta que le negó el Congreso. Esta le da especial importancia al sistema preventivo y predictivo, basado en el médico general y en los equipos territoriales, estrategia que consideran fundamental para mejorar la salud de la población y controlar el gasto creciente que hoy amenaza la estabilidad financiera del sistema.
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Afirman que el médico general sería la solución a los problemas de acceso y costos crecientes derivados de la atención hospitalaria compleja, profesional que afirman está en capacidad de resolver el 80% de los problemas de salud sin necesidad de acudir a la costosa atención institucional especializada.
Este médico operaría en los Centros de Atención Primaria y como parte de los equipos territoriales de salud que recorrerían las viviendas, buscando los enfermos para atenderlos allí mismo, evitándoles que tuviesen que desplazarse a los hospitales.
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Esta es una idea que, en teoría, suena plausible, pero no tanto en la realidad de una ciudad como Bogotá o en cualquiera de las otras del país, donde habita el 75% de la población colombiana. Si bien es cierto que el médico general podría resolver muchos problemas de salud, este profesional no tiene la experiencia ni la formación suficiente para ofrecer una atención de mayor seguridad y calidad si se compara con la de un especialista. Menos que esto ocurra en una ciudad como Bogotá que dispone de hospitales y especialistas para hacerlo, por lo que no tendría justificación someter al paciente al riesgo innecesario de una atención de menor calidad.
Además, quienes proponen que la gente sea atendida por médicos generales, son los primeros en exigir para sí mismos la presencia del especialista. ¿Quién de los lectores estaría dispuesto a que su hijo enfermo fuese atendido por un médico general y no por un pediatra, que el parto de su esposa no lo manejara el obstetra o que al abuelo enfermo lo tratara el medico general y no el internista?
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Menos que estas atenciones se diesen en la casa, donde no se cuenta con los recursos diagnósticos, terapéuticos y de seguridad necesarios, disponibles a uno minutos de allí. Predican, pero no practican, proponen para los demás lo que ellos mismos no aceptarían por que reconocen que es de inferior calidad, es medicina pobre para pobres.
Otra cosa muy diferente es que el paciente una vez diagnosticado pueda continuar su tratamiento en casa con un equipo técnico, bajo la supervisión de un especialista. O que esta estrategia sea utilizada en las zonas rurales donde no existe la disponibilidad de un hospital o un especialista, caso en el que el médico general, eso sí con el apoyo permanente de un especialista utilizando la telemedicina, sea la primera alternativa de atención. Hay que ser realistas y no plantear soluciones que la comunidad ni ellos mismos aceptarían.
