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El transporte público de Bogotá se ha convertido en uno de los escenarios más apetecidos por los delincuentes. Las condiciones del sistema se prestan: los vehículos permanecen llenos de pasajeros que guardan sus pertenencias sin mucha protección, son lugares cerrados en movimiento constante facilitando la huida de los victimarios y la vigilancia es más limitada que en los espacios abiertos.
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Aun así, el Distrito ha liderado diferentes acciones y estrategias para que cada vez sean menos los delitos que se presentan dentro de estaciones, buses y en los paraderos, como la creación de un comando de Policía especializado para Transmilenio.
Sigue a El Espectador en WhatsAppEn cifras, puede que estos esfuerzos hayan sido factores que contribuyeron en la reducción de casos en lo corrido del año.
Respecto a los robos, por ejemplo, de acuerdo con el último boletín de la Secretaría de Seguridad, en lo que va del año, con corte a noviembre, el hurto a personas en estaciones de Transmilenio, paraderos, buses de alimentadores, SITP, Transmilenio y buses provisionales, presentó una reducción del 38,4 % con 9.124 casos, respecto al mismo periodo del año pasado, cuando fueron 23.750.
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Sin embargo, el panorama sigue siendo preocupante si se tiene en cuenta que, en promedio, a diario se presentan 27 robos en el sistema y que este año, comparado con 2019, aumentaron en un 100 % los asesinatos.
No han pasado dos meses desde que la ciudad se estremeció con el primer homicidio registrado en un Transmilenio, con el caso de Oswaldo Muñoz, que falleció tras recibir una puñalada por oponerse a un hurto, y en la mañana de este martes, Wilfredo Murcia se convirtió en el nuevo rostro de la inseguridad en el sistema. Esta vez, la escena del crimen fue un bus del SITP que se encontraba en el paradero cercano al Centro Comercial Tunal.
Castigar a los delincuentes y mejorar las condiciones
Son varios factores los que preocupan: por un lado, que este tipo de situaciones dan cuenta de la violencia de los delincuentes que, cada vez tienen menos tacto para enfrentarse a sus víctimas. Para John Anzola, experto en seguridad y convivencia, esto responde a flagelos como la reincidencia y los vacíos que tiene el sistema judicial para condenar.
“Uno de los grandes problemas es la reincidencia. En Bogotá se ha venido promoviendo que se necesita una reforma en la justicia, porque se juega al gato y al ratón, los sueltan y vuelven a cometer los delitos, ya sin menos miedo de ser atrapados. Termina siendo un círculo que nunca acaba. Por otro lado, se deben aumentar los esfuerzos para fortalecer la videovigilancia y el sistema de cámaras para lograr la identificación de los responsables de este tipo de situaciones”, expresó.
Asimismo, para Anzola hay un vacío en la operatividad de las autoridades que se debe fortalecer, respecto a la identificación de rutas y corredores viales en los que más se presentan los delitos, para así enfocar los esfuerzos en esos sectores, estaciones y rutas.
Los desafíos continúan
Este tipo de situaciones solo dan cuenta de que, pese a los esfuerzos y las cifras que pueden ser alentadoras para algunos, en Bogotá no hay chance para bajar la guardia en temas de seguridad.
El reto está en que las instituciones trabajen de la mano, y el peso no recaiga en una sola entidad. De hecho, esta fue la reflexión que dio a conocer el concejal Carlos Fernando Galán en las últimas horas, casi a manera de regaño hacia el Distrito, luego de que se presentó el caso de sicariato en el norte de la capital.
“Lo primero es reconocer la gravedad del problema y que la solución no depende solo de la policía. La Alcaldía no debe subestimar los delitos ni darles la espalda a las víctimas de delitos. Por el contrario debe creerles, apoyarlas y acompañarlas. Hay que explorar figuras que nos permitan fortalecer el trabajo de los jueces que también están desbordados. Necesitamos que Gobierno Nacional y Alcaldía se pongan las pilas, dejen los pleitos a un lado y trabajen juntos”, expresó.
La seguridad de Bogotá se salió de control por completo. La respuesta no puede ser que no miremos noticieros ni que creamos en estadísticas oficiales (incomparables con años anteriores por cuenta de la pandemia). Si no se reconoce la situación crítica no se va a resolver.
— Carlos F. Galán (@CarlosFGalan) December 15, 2020
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