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La violencia volvió a golpear con fuerza al departamento del Cesar. El atentado contra el Batallón de Infantería N.º 14 “Capitán Antonio Ricaurte”, en el municipio de Aguachica, que dejó al menos seis soldados muertos y más de 30 heridos, es una más de las acciones de la guerrilla Ejército de Liberación Nacional (ELN) perpetró esta semana.
El ataque, ejecutado con drones cargados con explosivos, armas de fuego y artefactos improvisados, ocurrió tras el paro armado nacional de 72 horas realizado por esa guerrilla.
La ofensiva no solo tuvo un alto impacto humano, sino que expuso una vulnerabilidad crítica de las Fuerzas Militares. El Ejército afirmó las tropas no contaban con sistemas antidrones para neutralizar este tipo de amenazas, pese a que el uso de estas tecnologías por parte de los grupos armados ilegales viene en aumento en distintas regiones del país.
Tras el atentado, el presidente Gustavo Petro anunció que el Gobierno recurrirá a la figura de la urgencia manifiesta para acelerar la compra de sistemas antidrones, un mecanismo excepcional de contratación que permitiría dotar de manera inmediata a las Fuerzas Armadas de capacidades defensivas frente a ataques de este tipo. La inversión podría rondar el billón de pesos y ha abierto un debate político y jurídico sobre la estrategia de seguridad del Ejecutivo.
Un territorio estratégico que vuelve a estar en disputa
Sin embargo, el ataque en Aguachica no es un hecho aislado. Se inscribe en una reconfiguración más amplia del conflicto armado en el Cesar, donde al menos tres actores —el ELN, las disidencias de las Farc y el Clan del Golfo— se disputan el control territorial, las economías ilegales y los corredores estratégicos del departamento.
Cesar ha empezado a convertirse en un punto central del mapa del conflicto armado colombiano. Su ubicación, que conecta el nororiente del país con la región Caribe y sirve de tránsito entre zonas como el Catatumbo y la Serranía del Perijá, lo convierte en un territorio clave para la movilidad de estructuras armadas y el control de rentas ilegales.
Ese tránsito, de hecho, también lo pone en la mira de otro grupo: las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada.
Durante años, el ELN mantuvo presencia en zonas rurales del departamento, mientras estructuras herederas de las Farc intentaban sostener antiguos enclaves. No obstante, la dinámica cambió de forma acelerada con el recrudecimiento de la confrontación entre el ELN y las disidencias en el Catatumbo, una guerra que ha tenido efectos directos e indirectos sobre el Cesar.
De hecho, cuando el presidente Petro decretó el estado de conmoción interior por de los enfrentamientos entre el ELN y las disidencias de las FARC en el Catatumbo la norma incluyó dos municipios del Cesar: Río de Oro y González, junto con varios municipios del nororiente de Norte de Santander y el área metropolitana de Cúcuta.
En contexto: La razón del Gobierno para incluir dos municipios de Cesar en decreto de conmoción
Ese enfrentamiento debilitó el control territorial de ambos grupos y abrió espacios que hoy están siendo ocupados por el Clan del Golfo. Alertas tempranas de la Defensoría del Pueblo indican que el Clan del Golfo ha logrado expandirse en el Cesar aprovechando esa disputa.
Municipios como Manaure Balcón del Cesar, La Paz y San Diego, así como zonas rurales estratégicas, han registrado presencia y acciones atribuibles a esta estructura.
La estrategia del grupo no ha sido una confrontación abierta y permanente, sino un modelo de control gradual: intimidación, extorsión, alianzas con estructuras delincuenciales locales y presencia armada selectiva. En varios municipios, las autoridades han detectado procesos de tercerización del accionar criminal, en los que los grandes grupos delegan tareas a bandas locales para ampliar su dominio sin exponerse directamente.
En este contexto, el atentado de Aguachica también puede leerse como un mensaje. Para el ELN, atacar una base militar con drones explosivos no solo buscaba causar daño, sino reafirmar su capacidad operativa y su control en un territorio donde enfrenta presión de otros actores armados.
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