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La guerrilla Ejército de Liberación Nacional (ELN ) tuvo un significativo repliegue territorial en Colombia entre 2020 y 2024, por lo que decidió reconfigurar su presencia en el país y su primer paso fue el ataque que hace dos mes perpetró en Catatumbo.
Esa es una de las conclusiones de un informe del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), que afirma que esa guerrilla perdió el 70 % del control territorial, entre otras razones, por la presión de las fuerzas del Estado, pero sobre todo por la dura ofensiva de otros grupos armados como el Clan del Golfo -autodenominado como Ejército Gaitanista de Colombia- y la disidencia Estado Mayor Central de Iván Mordisco.
El documento señala que la contraofensiva del ELN se mostró a toda luz en lo que ocurrió en Catatumbo con el ataque que esta guerrilla hizo contra el Frente 33 de la disidencia conocida como Estado Mayor de los Bloques y Frente (EMBF), los asesinatos contra la población civil a la que, sin pruebas, señalaba de estar cooptada por esa disidencia y luego los combates entre ambas estructuras.
Según la Gobernación de Santander, esta crisis ya deja cerca de 60 mil desplazados, 16.700 personas confinadas y una centena de muertos. Además, el asesinato de líderes sociales y firmantes del Acuerdo de Paz ha aumentado en medio de la reconfiguración territorial.
Boletín de información actualizado (22/03/2025), con el balance del PMU, enfocado en las acciones implementadas para garantizar el orden público en respuesta a la situación en el #Catatumbo. pic.twitter.com/Mf96sENDxr
— Gobernación de Norte de Santander (@GoberNorte) March 23, 2025
Sin embargo, dice el informe, el ataque no responde únicamente a una reacción para reconquistar el control en Catatumbo -donde durante años hubo una especie de pacto entre el ELN y esa disidencia- , sino a medidas estratégicas tomadas por el Comando Central (COCE), máximo órgano de decisión del ELN, durante su sexto congreso que realizó en junio del año pasado.
“Todo indica que allí decidieron utilizar las conversaciones con el gobierno solo para tener una tribuna política nacional e internacional, darle prioridad a su recuperación al verse replegados sobre todo a la frontera con Venezuela, fortalecer el control desde Arauca a La Guajira con una ofensiva a sangre y fuego contra grupos rivales y puntos de apoyo a la política de paz del gobierno”, dice el informe realizado por la investigadora Juana Cabezas.
Además, el documento señala que la guerrilla también busca ofrecer a Venezuela y al “proyecto bolivariano”, un “corredor de apoyo militar y de inteligencia” y así permitirle al régimen de ese país, “renovar el discurso antiimperialista para buscar aliados en medio de la crisis de la globalización”.
Este reacomodo parece entonces responder a una estrategia de largo plazo en la que el grupo guerrillero prioriza su sostenibilidad operativa en territorios clave.
¿Cómo estaban el ELN y el Frente 33 antes de los combates en Catatumbo?
Ante la pérdida de control en varias zonas, el ELN ha enfocado su atención en el Catatumbo, donde busca consolidar corredores estratégicos fronterizos y asegurar su sostenibilidad operativa. Según datos de 2024, el Frente de Guerra cuenta con 1.946 integrantes, de los cuales 1.006 son hombres en armas y 940 integran su red de apoyo. En el Catatumbo hasta 2024 se estiman 700 efectivos armados del ELN.
“En el caso del Frente 33, inicialmente se contaba con un total de 412 personas, de las cuales 265 eran hombres en armas y 147 formaban parte de las redes de apoyo. Si se compara el número de hombres en armas (265) con el de desmovilizaciones registradas (129), se evidencia que en el primer impacto en enero de 2025 han reducido su capacidad operativa”, dice el informe.
De acuerdo con las cifras, indican que, tras la acción del ELN al Catatumbo, el Frente de Guerra Nororiental de esa guerrilla “dispone de una capacidad operativa significativamente mayor” en comparación con el Frente 33 de la disidencia.
El informe también aborda la desmovilización de los 129 hombres del Frente 33 y afirma que sin un plan territorial esa reincorporación podría “generar vacíos de poder que otros actores armados intentarán llenar”.
Pese a esto, autoridades y comunidades han alertado sobre el reagrupamiento del Frente 33 de cara a esa “retoma del control” con ayuda de otras estructuras del sur de Bolívar y Antioquia -que son parte del mismo bloque Magdalena Medio-. Esa reorganización ha significado duros combates de los últimos días especialmente en Tibú y La Gabarra.
En el informe, Indepaz insta a acelerar los diálogos con el EMBF, la disidencia a la que está adscrito el Frente 33. “Ante este escenario, resulta fundamental acelerar los proyectos sociales y económicos de la Conmoción interior y el Pacto Catatumbo y, además, los diálogos con el EMBF, para avanzar en los planes de transformación territorial y evitar que los territorios en disputa queden bajo el control total del ELN u otras estructuras criminales en detrimento de las comunidades que allí se ubican”, explica el documento.
La mesa de diálogo está pronta a desarrollar el séptimo ciclo de negociación, donde uno de los temas centrales será la discusión sobre la prórroga del cese al fuego cuya vigencia termina el próximo 15 de abril.
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Retroceso en departamentos clave
El análisis de Indepaz revela que el número de municipios con la presencia del ELN disminuyó de 212 en 2020 a 115 en 2024, reflejando no solo un repliegue estratégico, sino también dificultades para sostener el control en departamentos clave como Nariño, Chocó y Bolívar.
En Nariño, la ruptura con el Frente Comuneros del Sur, que se separó del ELN el año pasado y ahora tiene un diálogo con el Gobierno, ha debilitado su operatividad en la región, mientras que en el Chocó los enfrentamientos con el Clan del Golfo han generado desplazamientos masivos y crisis humanitarias.
“En Bolívar, la variación en cifras muestra una presencia sostenida en Tiquisio y Achí, con disputas con el Clan del Golfo, lo que sugiere una pugna territorial prolongada”
La reducción de presencia del ELN ha sido notoria en regiones como Antioquia, donde su actividad disminuyó de 37 municipios en 2019 a 12 en 2024, perdiendo influencia en Urabá y Bajo Cauca. En Arauca, a pesar de una estabilidad numérica hasta 2023, el grupo ha experimentado un retroceso reciente debido a disputas en municipios como Fortul y Saravena.
En el caso de Norte de Santander, la variabilidad en la presencia del ELN, con un repunte en 2022 y una caída en 2024, refleja el impacto de la actividad del Frente 33 y otras disputas intergrupales.
La disputa territorial entre el ELN y otros actores armados en la frontera con Venezuela, concluye el informe, está redefiniendo las dinámicas del conflicto colombiano, marcando una nueva etapa en la lucha por el control de corredores estratégicos y economías ilícitas. La respuesta del Estado en los próximos meses será determinante para evitar una nueva consolidación de estructuras armadas en la región.
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