
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La llegada apenas hace unos días al país de Miroslav Jenča, diplomático eslovaco y nuevo jefe de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas, no fue nada fácil. Aunque el Consejo de Seguridad de la ONU renovó el mandato de ese organismo, suprimió dos de sus tareas más sensibles —la verificación de las sanciones propias de la JEP y el seguimiento al capítulo étnico—.
En su primera entrevista desde que asumió el cargo, Jenca asegura que el respaldo internacional al proceso de paz “sigue firme”, explica cómo se adaptará la Misión a los cambios aprobados en Nueva York, entre otras, con el apoyo de varias entidades de ONU en Colombia, y subraya que sus prioridades serán la reincorporación, la reforma agraria y las garantías de seguridad, en medio de un clima electoral tenso. El nuevo jefe de la Misión confiesa que se siente “en casa” en Bogotá y que su primera experiencia cultural en el país fue el concierto de Shakira: “Me emocionó la energía de las mujeres y los jóvenes. Shakira es una diva, un símbolo de Colombia”.
Usted asumió esta nueva función en un momento difícil: el Consejo de Seguridad aprobó la renovación del mandato de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, pero redujo dos tareas importantes: el capítulo étnico y la verificación de las sanciones propias de la JEP. ¿Qué significa para la Misión este cambio y cómo lo leen ustedes?
Pues lo más importante es que considero, y estoy convencido de ello, que la aprobación de la renovación del mandato de la Misión de Verificación es un éxito. Nosotros vimos apoyo de todos los miembros del Consejo de Seguridad a la paz en Colombia. Esto es lo principal. También recibimos tres mandatos muy importantes: primero, reincorporación de los exintegrantes de las FARC-EP; segundo, garantías de seguridad, y tercero, reforma agraria. Me parece que este espacio es muy importante para nosotros para continuar con nuestra misión aquí, y lo vamos a hacer con todos los actores: gobierno, actores políticos, sociedad civil y las partes contratantes. Hay que reconocer que el Consejo de Seguridad tiene la responsabilidad y la autoridad de revisar los mandatos y también cambiarlos.
La Misión acompañaba a la JEP en esa verificación de las sanciones. ¿Cómo se van a adaptar ante esta reducción de funciones?
Primero, he de decir que el gobierno anterior, el de Iván Duque, pidió al Consejo de Seguridad en 2021 incluir en el mandato la verificación de las sanciones de la JEP, y el Consejo de Seguridad lo vio positivamente y aprobó este mandato.
Los cambios que se hicieron el viernes pasado afectan únicamente el mandato de la Misión no el de la JEP. Nosotros recibimos esta resolución el viernes en la tarde, como a las cinco, y este martes por la mañana; entonces, estamos consultando con los actores y nuestros socios. Se va a realizar una reunión con el presidente de la JEP. También hablaremos con el Gobierno y con el sistema de Naciones Unidas en Colombia, porque la nueva resolución pide al secretario general coordinar todas las presencias de las Naciones Unidas en el esfuerzo de apoyar estos procesos. Hoy no puedo darle una respuesta exacta, pero sí es claro que ya no tenemos este mandato para verificar las sanciones propias de la JEP, y tenemos que respetar la resolución, porque para nosotros la resolución del Consejo de Seguridad es una ley.
¿Esto limita el papel de la ONU en el acompañamiento a la justicia transicional? ¿O puede haber acompañamiento sin ese mandato específico?
Lo veo de la siguiente manera: este mandato específico (de las sanciones propias) se añadió tras la petición del Gobierno de Colombia, y la autoridad la tiene el Consejo de Seguridad. Pero antes de eso trabajábamos en este espacio con la JEP y con diferentes actores de la justicia transicional. El secretario general de la ONU, varias veces, se ha pronunciado muy positivamente sobre la justicia transicional. Lo que nos dio el mandato de 2021 se quitó, y no podremos continuar verificando las sanciones, pero sí seguiremos trabajando dentro de los espacios de los mandatos que tenemos, incluyendo los que realizamos junto con otras estructuras de Naciones Unidas, como la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos. También deseo mencionar a la comunidad internacional, que se ha pronunciado muy claramente a favor de la justicia transicional. Pienso que la justicia transicional en Colombia sirve incluso como ejemplo para otros países del mundo.
Rodrigo Londoño pidió al presidente Gustavo Petro acudir al Consejo de Seguridad para solicitar que este mandato vuelva, usted conoce como nadie cómo funcionan las Naciones Unidas. ¿Eso es posible? ¿Cómo es el proceso?
Colombia, desde el 1° de enero de 2026, será miembro pleno del Consejo de Seguridad, como miembro electo. Ya participa en su trabajo como observador. Así que sí, cada país puede presentar sus posiciones en Naciones Unidas. El presidente Petro estuvo en la Asamblea General en septiembre y dijo que Colombia estaría en el Consejo de Seguridad. Es su prerrogativa, claro que puede pedir al Consejo lo que considere importante para el país. Pero hay que tener presente que el Consejo, después de discutir la solicitud, toma sus decisiones conjuntas.
En contexto: Rodrigo Londoño pide a Petro acudir ante ONU para mantener verificación de sanciones de la JEP
¿Habría que esperar al próximo trimestre para que eso ocurra?
El Consejo de Seguridad tiene su plan de trabajo y presidencias rotativas que lo definen. Si se refiere a la presencia física de un mandatario, claro que eso tiene sus reglas, y debe hacerse en el marco de una sesión sobre el tema. El siguiente informe del secretario general saldrá en enero. Aún no tenemos fecha, porque lo decidirá la presidencia dialogando con los miembros del Consejo. Y claro, Colombia tiene derecho a pedir la presencia del señor presidente, porque se hablará sobre Colombia.
Varios actores políticos consideran que esta reducción de funciones de la Misión de Verificación no es solo técnica, sino política, que debilita el Acuerdo y le quita el blindaje, el aval y el apoyo internacional. ¿Usted lo ve así?
No, no lo veo así. Lo digo directamente. La JEP es parte integral del Acuerdo de Paz, y este es parte del marco constitucional de Colombia. En cada Estado de derecho las autoridades deben cumplir con las leyes. Sí, nosotros recibimos el mandato en 2021 para verificar las sanciones, pero ahora se redujo y no podremos hacerlo, pero eso no significa que el Estado no tenga la responsabilidad de hacerlo. He seguido muy de cerca las declaraciones del presidente de la JEP, que ya explicó cómo seguirán adelante sin el acompañamiento de la Misión. La implementación de las sanciones se va a realizar en el futuro, no hay duda, y es responsabilidad del Estado garantizar los recursos y espacios necesarios para llevarlas a cabo.
En cuanto al seguimiento al capítulo étnico, que también fue una de las tareas que el Consejo le quitó a la Misión, ¿cómo planea la Misión fortalecer ese punto ahora que no está dentro del mandato? Ustedes tienen una presencia fuerte en el terreno….
Exactamente, nuestra presencia en el terreno es nuestra mayor ventaja en Colombia. Gracias a ella hemos podido contribuir de manera significativa a la implementación del Acuerdo, especialmente para quienes viven en los territorios. Cuando hablamos de reincorporación, garantías de seguridad o reforma agraria, los pueblos étnicos viven en esos espacios. Vamos a continuar trabajando con los grupos étnicos, claro, ya sin algunos espacios que nos quitó la Resolución 2798 del Consejo de Seguridad. Por otro lado, también quiero subrayar que Naciones Unidas trabaja en Colombia como un equipo: la presencia va mucho más allá de la Misión de Verificación, y otras estructuras siguen activas en estas áreas.
Usted fue delegado del entonces secretario general Ban Ki-moon en las negociaciones de La Habana, así que vivió la génesis del Acuerdo de Paz. Dentro de unas semanas se cumplirán nueve años del pacto de 2016. ¿Qué aporte ha hecho ese pacto de 2016?
Los logros son absolutamente claros, no se pueden negar. Primero, la dejación de armas: casi 9.000 armas entregadas. Hablamos de 11.000 exintegrantes de las FARC en proceso de reincorporación. En septiembre visité Medellín y uno de los espacios territoriales en Llano Grande. Me quedé impresionado por los logros, como la construcción de nuevas casas, niños y niñas jugando, eso significa paz, no guerra. Me encontré con exintegrantes y comunidades locales que hoy viven en paz. Me parece que hay un avance enorme, pero sí debemos hablar de sostenibilidad económica y política. Por eso me parece clave avanzar más en la reforma agraria, que también está en nuestro mandato. Le digo algunas cosas que ha hecho la Misión, como prestar buenos oficios y facilitado liberaciones humanitarias: entre 2023 y 2025, hemos facilitado la liberación de más de 500 personas en zonas críticas como Cauca, Chocó y Norte de Santander. Igual evacuamos a más de 100 personas durante la escalada de violencia en Catatumbo, entre ellas excombatientes, familias y líderes sociales.
Participamos en el diseño de la política de desmantelamiento de organizaciones criminales, también en el Plan Estratégico de Seguridad y Protección para excombatientes y del Sistema Integral de Seguridad para el Ejercicio de la Política. Eso es muy importante, especialmente ahora, cuando el país está en plena campaña electoral. Hablamos sobre la seguridad. La paz y la seguridad van mano a mano, y veo aquí este papel muy importante que desempeña nuestra Misión. Con estos logros se puede decir que el Acuerdo ha progresado bastante. Hay que enfocarse en hacer más por su implementación.
¿Falta más pedagogía sobre lo que hace la Misión para evitar reducciones en su mandato?
Pienso que todo esto tiene que ver más con la coyuntura. El Consejo de Seguridad ha visitado Colombia varias veces, la última el año pasado. También vino la Comisión de Construcción de la Paz. Todas esas misiones regresaron a Nueva York con un mensaje muy positivo. Pero ahora hay otra coyuntura, y eso se reflejó en las discusiones. No pienso que sea falta de pedagogía: hay bastante información. La Misión informa cada tres meses al Consejo, y el secretario general emite informes regulares, yo mismo lo hice el pasado octubre. Simplemente, la coyuntura cambió. Y sí, tenemos que reconocerlo: ya no hay unanimidad en el mandato como antes.
Justamente esa coyuntura de la que usted habla tiene la arista de las elecciones. ¿Cree que el tema de la paz ha perdido protagonismo en el debate político?
Cada campaña tiene sus reglas y procesos, y, claro, son los actores principales, los precandidatos, candidatos, candidatas, etc., quienes deciden los temas.
Claro, a mí me gustaría ver más y hablar más sobre el Acuerdo de Paz, sobre la construcción de paz aquí en Colombia, pero nosotros de ninguna manera podemos ni queremos convertirnos en algún jugador o actor político. No es nuestra tarea. Nuestra tarea es la implementación del mandato. Pero sí que nos interesa muchísimo en qué ambiente se realiza esta lucha política. Es muy importante que sea un ambiente seguro para que todos los actores participen sin temor en esta campaña electoral en el marco democrático. Aprovecho para decir que nosotros condenamos el asesinato del candidato Miguel Uribe, y me parece que esto es como una alerta, que aquí se tienen que tomar más medidas para asegurar este marco de seguridad en campaña electoral. En lo que son los temas que se tocan, eso lo deciden los actores políticos.
Usted acaba de llegar a Colombia. ¿Cuáles serán sus prioridades al frente de la Misión?
Queremos enfocarnos en los mandatos que recibimos: reincorporación, reforma agraria y garantías de seguridad. Tenemos muchos proyectos productivos y de desarrollo con enfoque territorial —los PDET—, 16 en total. Queremos dar un futuro pacífico y sostenible a los exintegrantes de las FARC y sus comunidades. También resalto que la reforma agraria se mantuvo en nuestro mandato. En eso me parece que de veras se ha hecho mucho durante este Gobierno, pero hay que progresar más en este espacio. En las garantías de seguridad, este es un momento clave por las elecciones. El año que viene será un reto enorme para el país, nosotros vamos a tratar con nuestros esfuerzos de apoyar. Trabajamos de cerca con la comunidad internacional, que ha mostrado un apoyo importante. Lo más importante, por supuesto, son las partes contratantes del Acuerdo y, junto a ellas, la sociedad civil, que en Colombia es enorme, diversa y profundamente comprometida. Tengo un gran aprecio por esta sociedad civil tan vibrante, que ha sido un motor fundamental de la paz.
También me complace destacar que Colombia adoptó recientemente un Plan de Acción Nacional sobre Mujeres, Paz y Seguridad. Consideramos que las mujeres y las niñas son esenciales para el futuro del país: representan la mitad de la población y deben participar plenamente en todos los procesos, con igualdad de oportunidades y el derecho a una vida digna, en la que sean respetadas y puedan desarrollar todo su potencial, trabajar donde deseen y vivir felices.
Hay muchos espacios donde aún debemos seguir avanzando, pero nuestra prioridad será concentrarnos en los tres mandatos que el Consejo de Seguridad nos ha encomendado: la reincorporación de los excombatientes, las garantías de seguridad y la reforma agraria.
¿Cómo ha sido su llegada a Colombia? Ha dicho que le estaba costando por momentos el español…
Muy buena y muy agradable. Me siento en casa. Las montañas alrededor de Bogotá me inspiran, amo las montañas. En Llanogrande las reuniones con exintegrantes, comunidades locales, sociedad civil y grupos étnicos me inspiraron, porque pude ver que sí hemos logrado mucho.
Me siento seguro. Le puedo decir que solo tuve un poquito de preocupación el sábado, pero conseguí un boleto para el concierto de Shakira: fue muy bien organizado y me emocionó la energía de las mujeres y los jóvenes.
¿Y cantó las canciones?
(Ríe) Canto muy mal, pero todos cantaron. Shakira es una diva, un símbolo de Colombia. Se mantiene en la cima de la música tantos años, con tanta energía, es una inspiración, un ejemplo para la juventud.
Finalmente, ¿qué mensaje quiere enviarle a Colombia con su llegada?
Lo más importante es que nuestra misión obtuvo, una vez más, la renovación del mandato para apoyar la paz en Colombia. Quiero enfocarme en eso: trabajar para aportar a la paz y la seguridad en este país tan bello y con gente tan simpática. Voy a tratar lo más que pueda para lograrlo.
✉️ Si le interesan los temas de paz, conflicto y derechos humanos o tiene información que quiera compartirnos, puede escribirnos a: cmorales@elespectador.comoaosorio@elespectador.com.
