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Al aumento que se ha registrado de migrantes venezolanos, del Caribe y de otros continentes que llegan a Necoclí, en el Urabá antioqueño, para atravesar las selvas del Darién, se suma el incremento de niños, niñas y adolescentes que viajan solos o con sus familias, para llegar a Norteamérica o Centroamérica.
Según lo señala la Defensoría del Pueblo, 169 niños y niñas (de 0 a 12 años), y 41 adolescentes (entre los 13 y 17 años) han salido por Necoclí hacia el tapón del Darién. Entre los que no se cuentan aquellos menores de edad que transitan por Apartadó y el corregimiento de Capurganá, en Acandí, Chocó.
Por ello, el ente de control lanzó una alerta sobre los riesgos para la vida, la seguridad e integridad que enfrentan los menores que transitan entre Colombia y Panamá. De estos migrantes, la Defensoría señala que, mientras el 2021 predominaban las personas de nacionalidad haitiana, para este año (2022), la mayoría son venezolanos.
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El año pasado, según el Servicio Nacional de Fronteras de Panamá (Senafront), se presentó el cruce fronterizo de por lo menos 134.000 personas, entre los que se encontraban aproximadamente 29.000 niños, niñas y adolescentes.
En suma, se ha visto un incremento de los niños que viajan sin acompañantes. Según la UNICEF, en Panamá, se reportaron la llegada de 17 jóvenes solos a esa frontera durante este año. Adicionalmente, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), junto a la Defensoría, han identificado que durante 2022 ha aumentado el número de familias que viajan con menores.
Asimismo, se ha percibido que la mayoría de los migrantes tienen una deficiente capacidad económica, por lo que se ven obligados a permanecer en Colombia como habitantes de calle o realizando actividades económicas informales para reunir los recursos para continuar su recorrido.
Por su parte, el Defensor del Pueblo, Carlos Camargo, resaltó que los menores de edad están mucho más expuestos y, por ende, presentan mayor riesgo al atravesar la selva, pues pueden “ser instrumentalizados por parte de los grupos armados ilegales u organizaciones criminarles, que buscan aprovecharse de esta situación y cometen reclutamiento, violencia sexual, explotación sexual, violencias basadas en género y trata de personas”, señala.
Por esta razón, la Defensoría hizo un llamado a las instituciones para que se fortalezca la presencia de las autoridades en las zonas fronterizas entre Colombia con Ecuador y Panamá, para que se pueda “ejercer el control e impulsar estrategias, planes y programas que tiendan a la prevención y mitigación de las situaciones que afectan a la niñez”, manifiesta la Defensoría.