Este es el modelo de la nave que llevó a la felina al espacio.
Si la comparamos con Laika, Félicette es una desconocida para el grueso de la población. Por eso el objetivo de esta nota es recuperar un pedacito de su historia. El 18 de octubre de 1963 se convirtió en la primera gata en volar a 157 kilómetros de altura.
Antes de que los franceses la reconocieran como una heroína, vivió en las calles de Paris. El gobierno galo coqueteó con la idea de hacerle un pulso a Estados Unidos y a la Unión Soviética en la carrera espacial y aquí es cuando la felina entra en escena. De los 14 posibles pasajeros, el día del despegue Félicette era la única que no tenía sobrepeso.
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Previamente pasó por pruebas exigentes relacionadas con el comportamiento de un ser vivo en la ionosfera. Entre los cálculos estaba que no sobreviviera. Sin embargo, Félicette gravitó sin inconvenientes y regresó en la capsula que había despegado de una base en Argelia.
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A diferencia de la recordada Laika, Félicette duró décadas sin un monumento que le rindiera homenaje. Su tumba tampoco se encuentra en un salón de la fama, como sí lo está el chimpancé Ham entrenado por Estados Unidos para una misión en 1961.
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En enero de 2020 finalmente se instaló una escultura en la Universidad Espacial Internacional de Estrasburgo. Quienes visitan la institución educativa pueden contemplar al primer gato espacial parado en la Tierra, con la vista mirando el horizonte. Félicette murió meses después del viaje que le dio un lugar en los libros de historia.