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El nombre de James Rodríguez siempre genera titulares, pero en León la historia está lejos de ser clara. El colombiano arrancó la temporada con apariciones discretas: tres partidos en Liga MX con un gol, tres más en la Leagues Cup con una asistencia, y luego una pausa inesperada por molestias físicas que lo dejaron fuera de los duelos ante Monterrey y Necaxa. Su última presencia fue el 5 de agosto frente a Columbus Crew, en una derrota que también marcó la eliminación internacional de los esmeraldas.
Hoy, con su regreso cercano —podría estar disponible este 23 de agosto contra Querétaro—, la gran pregunta no es tanto cómo jugará James, sino cuánto tiempo más lo hará con la camiseta verdiblanca.
El vínculo del ’10′ con León termina el 31 de diciembre de 2025 y, a poco más de tres meses, no hay señales de renovación. El propio jugador lo reconoció en entrevista con Somos Fox: “Hasta ahora no han dicho nada. Si no está la idea de seguir, tomaré otro camino”. Ese silencio abre un abanico de posibilidades. León no parece tener prisa en asegurar su continuidad y James, fiel a su estilo, tampoco se ata a un solo proyecto. La incógnita está servida: ¿renovación, cambio de club o incluso una nueva aventura en otro continente?
Más allá del contrato, hay otro tema en juego: el lugar que ocupa James en el esquema de Eduardo Berizzo. El colombiano dejó entrever cierta incomodidad con la idea de jugar más lejos del área, lo que limita su cuota goleadora. “El modo de juego hace que esté un poco más lejos del arco, no como en otras partes donde estaba más cerca”, explicó. Aunque no se trata de una confrontación abierta, sí es un indicio de qué jugador y técnico no terminan de coincidir en cómo aprovechar su talento.
James también respondió a las críticas: no se considera un salvador solitario. “El fútbol es de 11, no de uno solo”, dijo con firmeza. El mensaje es claro: puede aportar calidad, pero no hará magia sin un equipo sólido detrás. En paralelo, reconoce que el reto es alto. León marcha décimo en la tabla con seis puntos, un arranque irregular que exige reacción inmediata si quieren pelear por el título.
El regreso de James a la cancha será un termómetro. Si logra continuidad y protagonismo, la dirigencia podría reconsiderar su permanencia. Si no, todo apunta a una despedida silenciosa en diciembre. Por ahora, el colombiano luce tranquilo, cuidando su físico y confiado en que aún puede aportar: “Soy alguien que siempre quiere ganar... De lo malo saco cosas buenas y veo oportunidades”.
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