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Christian González, esquinero de los New England Patriots y de raíces colombianas, fue nominado al Pro Bowl, el tradicional Juego de Estrellas de la liga, que se disputará el 3 de febrero de 2026 en San Francisco. Su nombre aparece entre los elegidos de una franquicia que tendrá dos representantes, junto al quarterback Drake Maye, y que vuelve a colocar a su defensiva secundaria en el centro de la escena.
El esquinero fue titular en los 12 partidos que disputó en 2025, en los que acumuló 61 tacleadas totales y 10 pases defendidos, números que explican parte de su influencia, pero que no alcanzan a dimensionar del todo su peso en el funcionamiento colectivo. New England cerró el año con la séptima mejor defensa de la NFL y entre las unidades más eficientes contra el pase, un rubro en el que González tuvo un rol protagónico al emparejarse de manera constante con los principales receptores rivales.
El reconocimiento también tiene un valor simbólico para la organización. González es el primer defensive back de los Patriots en llegar al Pro Bowl desde J.C. Jackson en 2021. En un equipo en proceso de reconstrucción, su rendimiento se convirtió en uno de los pilares más estables y confiables.
Seleccionado en el puesto 17 del Draft de 2023, González mostró desde el inicio señales de impacto inmediato, al punto de ser elegido novato defensivo del mes en septiembre de su primer año. Sin embargo, su irrupción se vio abruptamente interrumpida por una lesión de hombro que derivó en una rotura del labrum y una cirugía posterior. Aquella experiencia marcó un punto de inflexión en su carrera y en su preparación física, incorporando ajustes en su rutina de acondicionamiento para proteger su cuerpo y sostener la exigencia de la liga.
Lejos de retroceder, el esquinero respondió en 2024 con su primera temporada completa: 16 partidos como titular, 59 tacleadas, 11 pases defendidos, dos intercepciones, un balón suelto recuperado y un touchdown. Ese rendimiento le valió el reconocimiento como All-Pro del segundo equipo, una distinción poco habitual para un jugador que recién consolidaba su lugar en la NFL.
El 2025 volvió a ponerlo a prueba. Una molestia en el isquiotibial durante el training camp lo marginó de toda la pretemporada y de los tres primeros partidos de la fase regular. En un contexto de cambios, con Mike Vrabel como nuevo entrenador principal y un cuerpo técnico renovado, González debió adaptarse otra vez. Cuando regresó, retomó sin demoras su papel como esquinero número uno del equipo, demostrando que su influencia no dependía del sistema ni del nombre del entrenador.
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