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Unidad Deportiva El Salitre: Entre el abandono y el despilfarro

El principal escenario polideportivo de Bogotá está en el limbo. La Contraloría y el IDRD investigan qué pasó con los $4.500 millones invertidos.

Fernando Camilo Garzón
28 de mayo de 2021 - 02:00 a. m.
Los materiales de la obra y los implementos deportivos están abandonados y esparcidos en el suelo de los coliseos auxiliares. / Cortesía Contraloría de Bogotá
Los materiales de la obra y los implementos deportivos están abandonados y esparcidos en el suelo de los coliseos auxiliares. / Cortesía Contraloría de Bogotá

La Unidad Deportiva El Salitre (UDES), uno de los escenarios más importantes para el deporte en Bogotá, está abandonada. La obra de reforzamiento estructural, que debería haber sido entregada en 2018, está parada y deberá reiniciarse desde cero, ya que el contratista está en proceso sancionatorio y el contrato será liquidado en las próximas semanas.

Según las estimaciones de la Contraloría de Bogotá, la situación que enfrenta la UDES ha afectado a más de 250.000 deportistas y a las once ligas que funcionaban en el recinto y reunían a 791 miembros de las selecciones distritales, incluidos 119 atletas paralímpicos.

Sin un espacio fijo para que miles de deportistas puedan entrenar, la reactivación de este escenario, cerrado desde 2017, resulta esencial para el Distrito y es foco de investigaciones de los entes de control.

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¿Qué paso con la obra?

Los problemas comenzaron en 2017, desde la firma del contrato con la Unión Temporal San Antonio IDRD Reforzamiento Asemain. La obra, contratada por el Instituto de Recreación y Deporte (IDRD), tenía como principal objetivo el reforzamiento de las columnas del recinto para que el techo y las bases de los coliseos auxiliares no se cayeran, debido a su antigüedad. Para ello el contratista tenía que entregar el trabajo en un plazo de trece meses con un adelanto que el Distrito, bajo la administración de Enrique Peñalosa, le hizo por un valor de $4.500 millones de un contrato firmado por $13.000 millones.

Desde entonces, según le explicó a El Espectador el contralor distrital, Andrés Castro Franco, el contrato fue suspendido en cuatro ocasiones y tuvo once ampliaciones y cuatro prórrogas, concedidas por el Distrito para que el encargado de la obra pudiese entregar el escenario. Sin embargo, después de tres años de atraso, el reforzamiento solo se adelantó en un 39 % y el contratista todavía no ha explicado en qué se gastó el resto del dinero.

Con el cambio de administración en Bogotá en 2020, y la llegada de Blanca Inés Durán a la cabeza del IDRD, la auditoría a la obra se intensificó y por eso, tras no encontrar respuestas ni justificaciones del contratista, en octubre pasado se abrió un proceso sancionatorio para liquidar el contrato y volver a abrir su licitación.

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Según la directora del IDRD, en diálogo con El Espectador, además de demandar al contratista por el incumplimiento y de abrir una investigación contra la interventoría por el escaso seguimiento de la obra, la intención del Distrito, para empezar el proceso desde cero, es recuperar el 20 % de lo invertido a través de la aseguradora; lo que equivale, aproximadamente, a $2.000 millones, calculados sobre el total de $13.000 millones que costaba el contrato.

Un proceso en el que será necesario el fallo del juez para hacer efectiva la recuperación del dinero y en el que ya está involucrada la Comisión Regional de Moralización Bogotá-Cundinamarca, integrada, entre otras entidades, por la Contraloría General de la República, la Contraloría de Bogotá, la Contraloría de Cundinamarca, la Fiscalía General de la Nación, la Procuraduría General de la Nación, la Defensoría del Pueblo, la Secretaría de Presidencia, la Personería Distrital y la Veeduría Distrital.

De hecho, en las últimas semanas, en las visitas de dicha Comisión a la obra, se confirmó el abandono del escenario. Según explicó el contralor, “el panorama es desolador”; el recinto está sin techo, las columnas que debían estar instaladas para hacer el reforzamiento están desperdigadas por el suelo, los implementos deportivos que había se están pudriendo y la obra, a pesar de que supuestamente ha avanzado en un 39 %, parece no haber empezado todavía. Por eso, la Contraloría está liderando la investigación para entender qué sucedió con los $4.500 millones y en qué se invirtieron.

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Según la directora del IDRD, la obra, que debía haber durado trece meses y ser entregada en 2018, ahora tendrá que demorarse, mínimo, 18 meses mientras se estudia qué de lo avanzado sirve y qué no, dejando como resultado una obra que se entregará, por temprano, en 2023.

¿Quién les responde a los deportistas?

Una de las situaciones más delicadas derivada de la demora es que miles de deportistas de la capital perdieron su principal sede para entrenar.

A pesar de que la directora del IDRD insiste en que el ente ha ofrecido espacios de reubicación para las ligas deportivas, también reconoce que ha sido un proceso complicado, pues estos escenarios están en ubicaciones de difícil acceso.

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Con los Juegos Olímpicos a la vuelta de la esquina, los Juegos Nacionales programados para 2023 en el Eje Cafetero y una obra que todavía se demorará dos años, el panorama para los deportistas bogotanos es muy complejo, pues no tener las condiciones adecuadas para su entrenamiento afectará su preparación.

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ILBA(73388)28 de mayo de 2021 - 03:06 p. m.
total, se robaron la plata
Juliana(94626)28 de mayo de 2021 - 12:47 p. m.
Estos son los verdaderos vándalos que se roban impunemente los recursos de la ciudadanía!
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