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El turismo en Colombia sigue en el cielo. Entre enero y septiembre de 2025, más de 42,4 millones de personas viajaron por aire, una cifra que supera en 1,7 % la del año anterior, según la Aeronáutica Civil. El dato, que podría parecer apenas técnico, en realidad retrata un fenómeno más profundo: la recuperación del transporte aéreo como termómetro de la economía, el turismo y la confianza del consumidor.
Durante los últimos años, volar se volvió un indicador de ánimo colectivo después de la pandemia. Si los aeropuertos están llenos, la gente confía en gastar, las empresas invierten, y los turistas regresan.
El crecimiento de 2025 es consistente y, en parte, correctivo. Tras la crisis de las aerolíneas de bajo costo y los años de turbulencia financiera del sector, el tráfico aéreo parece haber encontrado estabilidad. Este año, los registros muestran una curva más moderada, que suaviza el repunte observado en 2023 y 2024.
- Las rutas internacionales fueron las grandes protagonistas, con un aumento del 7 %.
- Los destinos más dinámicos incluyen Lima, Quito, Buenos Aires, Punta Cana, París y Barcelona, que no solo concentran viajeros de ocio, sino también negocios y migración.
- Las rutas nacionales se mantienen estables, una señal de que el consumo interno aún tiene espacio para recuperar ritmo.
El repunte no solo se mide en pasajeros. También el transporte de carga y correo superó las 709.000 toneladas, un aumento del 2,8 % frente al mismo periodo del año pasado. Detrás de esa cifra hay un flujo de flores, alimentos, medicamentos, piezas tecnológicas y todo lo que sostiene el comercio moderno.
El aumento del 4 % en carga nacional muestra algo importante: las empresas están volviendo a confiar en la logística aérea dentro del país, pese a sus altos costos.
El aeropuerto El Dorado, por ejemplo, ya opera cerca del límite de su capacidad, lo que impulsa el proyecto Edmax, previsto para estar listo en una década.
En paralelo, los terminales regionales buscan ponerse al día con la demanda creciente, como en el caso de Cartagena y Riohacha, o el impulso del Aerocafé en Palestina, Caldas.
Si el país quiere mantener su papel como hub aéreo regional, el reto no será mover más pasajeros, sino hacerlo con sostenibilidad, eficiencia y precios competitivos.
El aumento de pasajeros no solo habla de turismo, sino del bolsillo del país. Aun con inflación y crédito caro, los colombianos siguen moviéndose, y eso dice más que cualquier indicador.
El repunte aéreo ocurre en un contexto de inflación anual del 5,18 % y una tasa de interés del 9,25 %, según el DANE y el Banco de la República.
Aun con un crédito costoso y un crecimiento económico de apenas 2,1 % en el segundo trimestre, los colombianos siguen viajando.
Para el Fondo Monetario Internacional (FMI), esta resiliencia confirma que la economía ha recuperado confianza, un pulso que también se mide en aeropuertos llenos.
El FMI elevó una décima su proyección de crecimiento económico para Colombia en 2025, del 2,4 % al 2,5 %, según la actualización de su informe de Perspectivas de la Economía Mundial (WEO).
El avance previsto para este año, tras un crecimiento del 1,6 % en 2024, está en línea con las expectativas de los expertos, dado que Bancolombia ha pronosticado un crecimiento del 2,6 % y BBVA Research, del 2,5 %.
En ese contexto, el movimiento aéreo funciona como una confirmación tangible de la mejora económica, con los datos macro y los aeropuertos apuntando en la misma dirección.
La gente vuelve a viajar por trabajo o placer, los empresarios vuelven a invertir en transporte aéreo y el país vuelve a verse como un punto estratégico en el mapa latinoamericano.
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