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Atreverse a emprender es un acto que implica salir de la zona de confort y enfrentar lo desconocido con determinación. Es tomar la decisión de confiar en una idea, arriesgarse a que no todo salga como se espera y estar dispuesto a aprender de los fracasos. No se trata solo de lanzar un producto o servicio, sino de desafiar las normas, superar miedos y transformar visiones en realidades. Implica no solo ser capaz de soñar, sino también de actuar frente a la incertidumbre, entendiendo que el camino estará lleno de altibajos. Pero al final, la recompensa no solo está en los logros tangibles, sino en el crecimiento personal que conlleva tener el coraje de empezar.
Uno de los aspectos más difíciles es la incertidumbre financiera; muchas veces, los emprendedores deben enfrentar periodos de ingresos inestables mientras intentan cubrir los costos operativos y escalar su negocio. Además, el riesgo inherente a cada decisión puede generar ansiedad, especialmente cuando se trata de inversiones grandes o de la dirección estratégica del proyecto. A esto se suma la falta de experiencia en áreas clave como gestión, marketing o ventas, lo que puede hacer que tomar decisiones informadas sea aún más complicado.
A nivel personal, la soledad y la presión de tener que gestionar todos los aspectos del emprendimiento también juegan un papel relevante; sin un equipo o mentores cercanos, se vuelve más complejo obtener retroalimentación y apoyo. Sin embargo, a pesar de estos obstáculos, lo que hace que emprender sea tan gratificante es la capacidad de aprender de los fracasos y seguir adelante, sabiendo que cada desafío superado acerca más hacia las metas trazadas.
Pero, ¿qué es lo más difícil de hacerlo y cuáles son esos obstáculos comunes que se pueden encontrar en el camino? Leonardo Aguilera, el emprendedor detrás de la marca colombiana Apifit, afirma que en Colombia emprender y sobrevivir al intento es “bastante duro”. Cuando decidió crear su emprendimiento, lo hizo conectando un hobby (la apicultura), con el deseo de trascender, después se visualizó en una empresa muy grande que solamente generará impactos positivos al medio ambiente y la sociedad. “Así fue como empezamos a trabajar de manera más organizada y con metas claras que me costarían trasnochas, retos personales, profesionales y económicos”, asegura.
Para Félix Zurek, CEO y cofundador de Lizantto, la historia no es muy diferente. Cuando estaba trabajando en otra empresa, conoció a una persona que trabaja en el edificio donde viven sus papás, fabricaba calzado. De ahí surgió su idea de vender estos artículos para hombre con un estilo atemporal y buenos materiales. No obstante, su camino en el emprendimiento fue retador, especialmente los primeros años.
“En ese período inicial, enfrenté numerosos desafíos, desde la incertidumbre financiera y la necesidad de invertir largas horas de trabajo, hasta la constante presión de atraer y retener clientes en un mercado competitivo. Además, tuve que aprender y adaptarme rápidamente a diversas áreas del negocio, como el marketing digital, la gestión de inventarios y el servicio al cliente, todo mientras intentaba mantener un equilibrio con mi vida personal. Los errores y fracasos fueron inevitables, y cada uno representó una oportunidad de aprendizaje, pero también una fuente de estrés y agotamiento”, comenta.
Ivonne Angélica Rubiano, una ingeniera que emprendió con un modelo de ejercicio que va más allá del fitness también se une a las opiniones de los dos emprendedores, manifestando que el #emprendimiento es un escenario bastante retador por muchas razones. Primero, porque te lleva a depender de ti mismo, de tu ímpetu, de tu perseverancia, de tu resiliencia y de la creencia en tu propósito. Por otro lado, en un país donde la economía no es tan fácil para la mayoría, teniendo un servicio que no es de primera necesidad, las cargas tributarias y los costos de operación hacen que tu mercado se segmente mucho más de lo que desearías”.
Estos emprendedores colombianos, a pesar de haber enfrentado días difíciles y de haber tenido que tomar decisiones complicadas, decidieron seguir adelante con su visión de emprender. Más allá de los desafíos, entendieron que su esfuerzo no solo contribuiría al desarrollo de su propio proyecto, sino también a la economía nacional. Con la convicción de que cada paso que daban podía generar un impacto positivo, supieron aprovechar los recursos disponibles en los mercados que decidieron atacar, entendiendo que el verdadero valor está en la capacidad de transformar lo que parece un reto en una oportunidad.
Si conoce historias de emprendedores y sus emprendimientos, escríbanos al correo de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) o al de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com). 👨🏻💻 🤓📚
