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Los problemas financieros que a muchas empresas les complicarán el 2026

Cumplir con pagos y obligaciones al cierre de año no siempre significa solidez financiera, advierten analistas sobre los riesgos que aparecen en el arranque de 2026.

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29 de diciembre de 2025 - 04:25 p. m.
Los ajustes que, en diciembre, se dejaron para después suelen aparecer con más fuerza en 2026, cuando el ritmo de los ingresos baja y las obligaciones se acumulan en las primeras semanas del año. Imagen de referencia.
Los ajustes que, en diciembre, se dejaron para después suelen aparecer con más fuerza en 2026, cuando el ritmo de los ingresos baja y las obligaciones se acumulan en las primeras semanas del año. Imagen de referencia.
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Cerrar diciembre con los pagos al día da una sensación de tranquilidad que no siempre se sostiene cuando arranca el nuevo año. En enero y febrero, la caja de las empresas suele revelar problemas que no se vieron, o no se quisieron ver, en el cierre de 2025.

A eso se suma que, hace poco más de una semana, las compañías pagaron la prima a cerca de 10,5 millones de trabajadores en el país. Ese desembolso coincidió con el pago de impuestos, compras de inventario y otros compromisos propios del cierre de año, lo que aprieta aún más la caja en un corto periodo.

El arranque del nuevo año, además, llega en un momento poco cómodo para las empresas. La inflación en Colombia sigue cerca del 5 %, los costos operativos no han cedido del todo y el crédito continúa siendo caro, con tasas que rondan el 25 % efectivo anual. Por eso, los ajustes que se dejaron para después en diciembre suelen aparecer con más fuerza en inicios de un nuevo año, cuando el ritmo de los ingresos baja y las obligaciones se acumulan en las primeras semanas.

Analistas financieros coinciden en que el mayor riesgo surge cuando las empresas no miden con claridad su capacidad de absorber tensiones de caja en esos primeros meses, que suelen ser los más exigentes.

El margen en caja

Uno de los primeros puntos donde aparecen las tensiones financieras es la liquidez. En muchas empresas, el flujo de caja funciona bien solo si todos los clientes pagan a tiempo.

El problema surge cuando en enero o febrero se presentan retrasos de 15 o 30 días, algo frecuente tras el cierre de año.

Con tasas de interés que, actualmente rondan el 25 % efectivo anual, cubrir esos baches con deuda puede encarecer rápidamente la operación.

Sobre este punto, Wilmar Alzate, socio de auditoría de la firma Crowe Co, advierte que “cuando un retraso mínimo obliga a endeudarse, lo que falla no es la cartera, sino el diseño del flujo de caja”.

¿Y si las ventas crecen, pero el efectivo no?

Durante 2025, varias empresas lograron aumentar su facturación sin que ese crecimiento se reflejara en la caja. Al cierre del año, no es raro que el balance muestre más ventas, pero sin mayor liquidez.

Según el análisis de la firma Crowe Co, los mayores costos en insumos, servicios y transporte erosionan la rentabilidad de empresas. El resultado es que, aunque los ingresos suben, el efectivo disponible se reduce, dejando menos espacio para absorber tensiones en los primeros meses del año.

Así las cosas, la operación termina sosteniéndose con márgenes cada vez más estrechos, una situación que se vuelve difícil de manejar cuando el crédito sigue siendo caro.

La falsa ilusión de los inventarios

En el cierre del año, acumular inventario puede verse como una forma de prevención, porque tener producto en bodega da la sensación de respaldo frente a la incertidumbre del arranque del año.

El problema aparece cuando esas existencias no rotan en el primer trimestre.

De acuerdo con el análisis de Crowe Co, mercancía que pasa más de 90 días sin moverse deja de ser un colchón y se convierte en “dinero atrapado”, justo cuando más se necesita liquidez.

Los huevos en pocas canastas

Otro punto que suele pasar desapercibido en el cierre de año es la dependencia de pocos clientes. En muchas empresas, uno o dos contratos explican una parte importante de las ventas, algo que no siempre se percibe como un problema cuando los pagos vienen al día.

Según el análisis de Crowe Co, cuando más del 40 % de los ingresos depende de pocos pagadores, cualquier retraso tiene un impacto inmediato en la caja.

En enero y febrero, cuando los flujos suelen ser más ajustados, esa concentración reduce el margen de maniobra y limita la capacidad de reacción ante imprevistos.

Cuentas alegres con impuestos

El cierre del ejercicio fiscal suele resolverse en diciembre con cálculos rápidos y provisiones hechas contra el tiempo. En ese momento, muchas empresas priorizan cumplir, aun si las cifras no están del todo conciliadas.

El problema es que esos pendientes suelen aparecer meses después. Según el análisis de Crowe Co, con una autoridad tributaria más activa en cruces de información, terminar el año con números aproximados puede traducirse en ajustes inesperados durante el primer semestre, justo cuando la caja está más presionada.

Ojo con los créditos de urgencia

Otro foco de riesgo aparece cuando el endeudamiento se usa para cubrir gastos corrientes como nómina, arriendos o pagos a proveedores.

En el corto plazo, esa práctica puede aliviar la caja y permitir cumplir compromisos. Sin embargo, según el análisis de Crowe Co, cuando los créditos dejan de impulsar crecimiento y se destinan a sostener la operación diaria, el costo financiero empieza a pesar.

Con tasas elevadas, el costo financiero puede absorber rápidamente las utilidades iniciales del año y convertir el crédito en un lastre.

No deje para mañana lo que puede hacer hoy

Ajustar precios de bienes o servicios, renegociar contratos o recortar gastos suelen posponerse por el ambiente de cierre de año.

El problema es que esas decisiones reaparecen cuando el año ya empezó. En ese momento, los ajustes que se postergaron dejan de ser una opción y se convierten en una urgencia.

Tres acciones que aún se pueden tomar antes de cerrar el año

Aunque diciembre ya casi termina, los analistas coinciden en que todavía hay espacio para hacer ajustes que pueden marcar la diferencia en el arranque de 2026.

Entre las recomendaciones están verificar si la caja resiste retrasos de hasta 30 días sin recurrir a endeudamiento, identificar qué costos crecieron más rápido que las ventas y confirmar que impuestos y demás obligaciones estén plenamente conciliados antes de cerrar el ejercicio.

Para Wilmar Alzate, socio de auditoría de Crowe Co, el cierre financiero no debería verse como un trámite contable más.

“Este proceso no debería verse como una fotografía del pasado, sino como una simulación del primer trimestre del año siguiente. Las decisiones que se postergan en diciembre casi siempre reaparecen en forma de urgencias, sobrecostos o pérdida de control en enero y febrero”, puntualiza.

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