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Tras una semana de cierre por un derrumbe en Chipaque y pérdidas diarias estimadas en $2.900 millones, Coviandina confirmó que la reapertura de la vía al Llano se hará de manera progresiva, con restricciones para vehículos particulares y de carga.
El corredor Bogotá–Villavicencio volverá a estar habilitado desde este lunes 15 de septiembre luego de los trabajos realizados sobre la variante del K18+000, un tramo de 680 metros que fue rehabilitado con pavimento y señalización para soportar vehículos de hasta 52 toneladas, según informó la concesionaria.
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¿Cómo será la reapertura?
El plan definido por el Ministerio de Transporte, la ANI y Coviandina contempla tres fases para normalizar la movilidad sobre este corredor clave para la movilidad entre el centro del país y los Llanos Orientales.
- Fase 0: se dará prioridad a la evacuación de los vehículos represados en los sectores de Abasticos, El Uval y el Anillo Vial de Villavicencio. En esta etapa también podrán circular los vehículos locales autorizados por las alcaldías.
- Fase 1: entre uno y dos días después, se habilitará el paso para el transporte público de pasajeros y para la carga pesada que salga de Bogotá y Villavicencio.
- Fase 2: finalmente se permitirá la circulación de todo tipo de vehículos, con tiempos de viaje máximos establecidos en cada sentido para evitar congestiones
El tramo intervenido tendrá paso restringido: solo podrán circular vehículos de hasta 52 toneladas de peso bruto, con un ancho máximo de 4 metros y una longitud máxima de 21 metros en el caso de cargas extradimensionadas.
Además, habrá controles de peso en la estación del Alto de la Cruz para proteger la superficie recién rehabilitada.
El golpe económico del cierre
El derrumbe en Chipaque dejó en evidencia, una vez más, la vulnerabilidad de la vía al Llano. Según cálculos de los gremios del transporte, el cierre representó pérdidas cercanas a $2.900 millones diarios: unos $2.400 millones para los transportadores de carga y $500 millones para el transporte de pasajeros.
Cada día dejaron de movilizarse alrededor de 33.000 toneladas de mercancías hacia los Llanos y más de 11.000 pasajeros vieron afectadas sus rutas habituales. La contingencia también golpeó el abastecimiento de alimentos en Bogotá y la Sabana, encareciendo el traslado de productos perecederos como plátano, yuca, maracuyá y hortalizas.
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