Colombia es el país de la región con mayor carestía de alimentos: Cepal

Alimentos y frutas en Corabastos, Bogotá.

Foto: Gustavo Torrijos Zuluaga

La inflación golpeó con fuerza a la economía colombiana en 2022. El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) informó que la carestía de los productos y servicios que hacen parte de la canasta básica familiar fue del 13,12 % en 2022 (la más alta en lo que va del siglo).

Una inflación así no se veía desde 1999, cuando el Índice de Precios al Consumidor (IPC) alcanzó el 13,51 %. El principal motor que impulsó el repunte de la inflación el año pasado fue el rubro de alimentos y bebidas no alcohólicas, que creció 27,81 % y aportó 4,88 puntos porcentuales de los 13,12 que creció la carestía en 2022.

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Todo este panorama pone a Colombia en el listado de los países más golpeados por la inflación en todo el mundo.

Este martes la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó un listado con los países más golpeados por la inflación (a noviembre de 2022). En este, Colombia ocupó la décima posición.

El listado lo lidera Turquía, con una inflación del 84,4 %; seguida de Lituania (22,9 %), Hungría (22,5 %), Letonia (21,8 %), Estonia (21,3 %), Polonia (17,5 %), República Checa (16,2 %), República Eslovaca (13,3 %), Chile (13,3 %) y Colombia (12,5 %).

Hay que precisar que en este listado se incluyen países que hacen parte de la OCDE, la Zona Euro, la Unión Europea, el G7, Australia y Nueva Zelanda. Es por esto que no aparecen países que también reportan inflaciones considerables, como es el caso de Argentina y Venezuela.

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Por debajo de Colombia se ubicaron Italia (11,8 %), Suecia (11,5 %), el promedio de la Unión Europea (11,1 %), Bélgica (10,6 %), Austria (10,6 %), el promedio de la OCDE (10,3 %), el promedio de la Zona Euro (10,1 %), Alemania (10 %), Eslovenia (10 %), Portugal (9,9 %), Países Bajos (9,9 %), Islandia (9,3 %), Reino Unido (9,3 %), Finlandia (9,1 %), Irlanda (8,9 %), Dinamarca (8,9 %), Grecia (8,5 %), Costa Rica (8,3 %), México (7,8 %), G7 (7,4 %), Australia (7,3 %), Nueva Zelanda (7,2 %), Estados Unidos (7,1 %), España (6,8 %), Canadá (6,8 %), Noruega (6,5 %), Francia (6,2 %), Luxemburgo (5,9 %), Israel (5,3 %), Corea (5 %), Japón (3,8 %) y Suiza (3 %).

El listado de la OCDE refleja lo complejo que fue 2022 para la economía global, ya que el conflicto en Ucrania, las amenazas de recesión, el cambio climático y los coletazos que permanecen de la pandemia, afectaron a la población global e impulsaron la carestía de los principales productos y servicios.

En Colombia, la ola invernal inundó los cultivos, lo que afectó su cosecha y, por ende, encareció el precio de los mismos (porque hubo menos). A esto se suman los derrumbes en las vías, que aumentaron los precios del transporte de los alimentos, amén del alza en los insumos agrícolas importados (por la escasez y el alza del dólar).

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Este y otros elementos aportaron para que el país experimentara una considerable inflación en sus alimentos, situándose como la principal economía de la Cepal en esta materia.

Con corte a junio de 2022, la carestía de los alimentos en Colombia fue superior al 20 %, cifra que fue superior a la de la nación que quedó en segundo lugar, Paraguay, con un 17 %. Más abajo en la lista están Chile (14,9 %), Honduras (14,8 %), El Salvador (14 %), Costa Rica (14 %) y Jamaica (13,9 %).

En la región, el país que registró una menor variación en los precios de los alimentos fue Ecuador, con una carestía cercana al 7 %.

¿Qué se espera en 2023?

Las proyecciones del Banco de la República apuntan a que la inflación en Colombia comience a descender durante el primer trimestre de este año, iniciando una mejoría paulatina que la llevaría a cerrar 2023 cercana al 7 %. Dicha senda continuaría en 2024, cerrando ese año por el orden del 4 %.

En suma, si bien se proyecta un enfriamiento de la economía, con amenazas de una recesión global en 2023, esto estaría acompañado de una mitigación en la inflación.

Hay que recordar que el Banco de la República también ha estado elevando las tasas (bajo la premisa de que elevando el crédito se reduce la demanda y con ella los precios de los productos y servicios). Se espera que este año las tasas comiencen a bajar, lo que es una buena noticia para aquellos que tienen productos financieros de alta inversión (como los de vehículos o hipotecarios), lo que se traduce en un alivio para sus bolsillos.

La recomendación, en medio de este panorama, sigue siendo la misma: administrar lo mejor posible el dinero y evitar las deudas innecesarias.

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