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El temblor invisible de los aranceles en la reactivación económica

El impacto de los aranceles estadounidenses no se limita a las empresas exportadoras directas: también afecta a sectores que, sin vender al exterior, están conectados con cadenas productivas que sí lo hacen.

14 de abril de 2025 - 05:37 p. m.
Imagen de referencia - Las relaciones comerciales de Colombia con su mayor comprador penden de un hilo, mientras la Cancillería lo sostiene con diálogos sectoriales. Cris BOURONCLE / AFP
Imagen de referencia - Las relaciones comerciales de Colombia con su mayor comprador penden de un hilo, mientras la Cancillería lo sostiene con diálogos sectoriales. Cris BOURONCLE / AFP
Foto: AFP - CRIS BOURONCLE
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A la economía colombiana no la detuvo un terremoto, pero sí la onda expansiva de los aranceles. El epicentro, lejos de Bogotá, golpea los centros de producción y una industria que depende del protagonismo de Estados Unidos en la lista de socios comerciales. El golpe se verá reflejado más adelante, cuando el crecimiento proyectado de 2,6 % para este año no quede en más que cifras optimistas. Eso, por supuesto, si no se aplica la diversificación comercial que señalan los expertos. El virus de los aranceles, tal vez, se propague más pronto que tarde.

Según Corficolombiana, las medidas de represalia entre Estados Unidos y China también elevan la aversión al riesgo en los mercados financieros. Incertidumbre. Pánico inversor. Para Colombia, eso significa desaceleración de sus principales socios comerciales y una depreciación sostenida del peso (dólar en $4.250), que encarece sus importaciones y distorsiona sus equilibrios internos.

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Antes del anuncio de Trump, y a pesar de la pausa de 90 días, las cifras parecían prometer una recuperación por sectores:

  • El comercio, tras un 2023 de caída (-3,6 %), se proyectaba como el líder del 2025 con un crecimiento de 4,6 %.
  • La industria manufacturera revertiría dos años consecutivos de contracción con un modesto pero simbólico 1,8 %.
  • El agro, que venía de crecer 8,1 % en 2024, seguiría pujante con un 3,5 %.
  • Solo minas y canteras seguirían en terreno negativo, golpeadas por la transición energética y la menor demanda externa.

Hoy, ese escenario parece diluirse en la niebla de la incertidumbre, palabra que se mantendrá a flote un buen tiempo hasta que baje el caudal.

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La interdependencia de los mercados golpea a pesar de que Colombia solo recibiera una tarifa de 10 % sobre sus exportaciones a EE. UU., y que tendrá un impacto efectivo de 5,6 % por exenciones estratégicas en combustibles fósiles, fertilizantes, químicos.

El golpe no viene solo por la vía directa. Viene por los vasos comunicantes de una economía altamente interrelacionada. El sector de minas y canteras, que se amarra a la vocación de Ecopetrol, la empresa estatal más importante, tendrá una sacudida global (como en la caída del precio del barril).

Pero le siguen la industria, el agro, el comercio y la construcción, todos altamente dependientes de insumos importados o de sectores transables que ahora enfrentan un entorno adverso. Juntos, representan 40 % del PIB nacional.

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La matriz insumo-producto de 2019, usada por Corficolombiana para estimar los impactos sectoriales, permite entender este efecto dominó. Aunque un sector no exporte directamente, puede recibir el impacto a través de sus vínculos con otros que sí lo hacen. Es la economía como una red de hilos tensados: si uno se rompe, todos vibran.

El otro eje de impacto es la tasa de cambio. Según el informe, la incertidumbre global ha generado presiones devaluatorias sobre el peso colombiano. Y aunque una moneda más débil suele favorecer las exportaciones, en economías con una alta dependencia de bienes importados, los beneficios se diluyen.

Importar maquinaria, fertilizantes, componentes electrónicos o insumos industriales será más costoso en los próximos meses. Sectores como la construcción y el comercio, que ya sufrían un ambiente de baja confianza, enfrentarán ahora mayores costos operativos. Eso implica menor inversión, menor empleo, menor consumo. En suma, menor crecimiento.

La economía colombiana no está al borde del colapso, pero sí ante un cambio de viento. Según el gremio exportador Analdex, la diversificación será el giro en la vela.

Lo que parecía una recuperación generalizada en 2025 podría transformarse en un año de crecimiento anémico, con sectores clave frenando su repunte.

El destino de esta incertidumbre depende, en buena medida, de cómo evolucionen las tensiones comerciales globales, de si las retaliaciones escalan o se moderan, y de cómo se reposicionan los flujos de capital y las cadenas de valor internacionales. Un espacio en el que Colombia debe navegar con estrategia más sutil y que anticipen las olas que vienen.

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