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La industria manufacturera venía celebrando una recuperación que por fin se ve en cifras reales: más producción, más empleo y un aporte decisivo al crecimiento económico, según el más reciente informe del DANE.
Pero el nuevo decreto que elimina temporalmente el arancel a varios tipos de hilos importados encendió un conflicto con los gremios justo en el momento en que el sector textil-confección empezaba a mostrar señales de alivio.
El tercer trimestre de 2025 dejó un quiebre innegable. La industria creció 4,1 % anual, revirtiendo la caída de -1,5 % un año atrás, de acuerdo con un informe de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF).
En septiembre, la producción real aumentó 5,2 % anual, su mejor registro desde antes del ciclo de desaceleración de 2023–2024.
Entre enero y septiembre, el sector creó 130.000 empleos, un aumento de 5,3 % en ocupación.
Los subsectores que más empujaron la recuperación fueron confecciones, equipos de transporte y química, mientras otros siguen rezagados (hierro y acero, papel y cartón), afectados por la debilidad persistente de la construcción.
El contexto externo también jugó a favor: exportaciones manufactureras en alza (4 % en el año) y condiciones financieras más livianas por la caída de las tasas del Banco de la República.
La celebración duró poco
El Gobierno publicó el Decreto 1184 el 8 de noviembre y el Decreto 1197 el 14 de noviembre. Ambos reducen a 0 % el arancel para 37 insumos, incluidos hilos y telas, importados desde países sin TLC con Colombia.
Es decir: si los insumos bajan de precio, bajarían los costos de producción y el sector podría competir mejor con las importaciones baratas que llevan años presionando al Sistema Moda.
Es una medida que, en apariencia, se alinea con la apuesta oficial por la reindustrialización. Pero la ANDI y Amcham Colombia (gremios de los empresarios y de la Cámara de Comercio Colombo Americana) no lo recibieron como un salvavidas, sino como un golpe.
Petro vs. Mac Master
La tensión escaló ayer, cuando el presidente Gustavo Petro le respondió directamente al presidente de la ANDI, Bruce Mac Master.
Petro acusó al dirigente gremial de enfocarse en el costo laboral y de ignorar otros costos que frenan la competitividad, como la energía, materias primas y financiación.
Parace que Bruce no sabe que un proceso de industrialización implica permanentemente bajar costos, el único costo que se imagina es el que el llama costo laboral, olvidando que es la fuerza de trabajo la que genera la ganancia.
— Gustavo Petro (@petrogustavo) November 19, 2025
Cuando se habla de costos de la energía eléctrica,… https://t.co/KTb4u0Nmm3
Mac Master, en cambio, aseguró que el Gobierno está abriendo el sector “a los depredadores asiáticos” y poniendo en riesgo 8.000 empleos si la desgravación se mantiene.
Tanto criticar a otros gobiernos de ser Neoliberales y hoy nos enfrentamos a un gobierno que sacrifica a un sector industrial despiadadamente abriéndolo a los depredadores asiáticos.
— Bruce Mac Master (@BruceMacMaster) November 19, 2025
Esta es la Política Industrial que va a implementar el Gobierno Nacional? Entregarle el sector… https://t.co/oKsUpV0sW8
Una parte del Gobierno cree que abaratar insumos es esencial para dinamizar la confección; en cambio, los gremios sostienen que, sin protección mínima, las hilanderías locales desaparecerán.
El riesgo sobre el TLC con Estados Unidos
La Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham) fue más allá al advertir que el decreto puede poner en riesgo el Tratado de Libre Comercio con EE. UU. para buena parte de la industria textil.
El punto crítico es la regla de origen yarn-forward, que exige que el hilado, tejido y confección se hagan en Colombia o en Estados Unidos para que la prenda entre con arancel preferencial.
Si las empresas usan hilos asiáticos que ahora entran sin arancel:
- La prenda pierde origen.
- Pasa de pagar 10 % a 28,3 % al entrar al mercado estadounidense.
- Para una camiseta de USD 10, eso implica perder al cliente casi de inmediato.
La confección se abarata, sí, pero el principal mercado de exportación (31 % del total) queda en riesgo.
El Decreto 1197 baja a 0% el arancel de algunos hilados de países sin TLC, pero para exportar a #EstadosUnidos puede ser riesgoso: rompe la regla “yarn-forward” y una prenda puede pasar de pagar 10% a cerca de 28,3%.
— Cámara Colombo Americana - AmCham Colombia (@AmChamCol) November 20, 2025
Conozca todos los detalles👉 https://t.co/GB9eiUSuw9 pic.twitter.com/nomsJi4PMk
Luego del intercambio entre Petro y Mac Master, la ministra de Comercio, Diana Morales, aclaró que una parte de las exportaciones de confecciones ya paga arancel en EE. UU., “porque la oferta nacional de materias primas es insuficiente y la industria debe importar los hilados que requiere para producir”.
Se importan más de 100.000 toneladas de estos hilos con aranceles altos, lo que encarece de forma significativa la producción local.
En esas condiciones, dijo la ministra, “es imposible hablar de competitividad” si no se intervienen primero los costos reales de las materias primas.
Morales vinculó el debate con problemas como el contrabando abierto y técnico, que aprovecha los altos costos para inundar el mercado con mercancía subfacturada.
Según Morales, reducir costos de insumos tiene un efecto multiplicador sobre el valor agregado del sector y puede ampliar la capacidad exportadora regional.
Además, advirtió que plataformas como TEMU están usando triangulación y fraccionamiento de paquetes para sortear reglas de origen del TLC, distorsionando precios. La DIAN, dijo, ya trabaja en ajustes regulatorios y legislativos para cerrar esas brechas.
La ministra concluyó que estas medidas forman parte de una política industrial “orientada a corregir los costos estructurales de la producción, asegurar un abastecimiento competitivo en insumos, enfrentar distorsiones comerciales y potenciar una industrialización que surge desde abajo“.
Quiero hacer algunas precisiones, porque varios planteamientos que han circulado ignoran un hecho estructural del sector. Una parte de las exportaciones del sector confeccionista a EE. UU. paga aranceles por regla de origen, precisamente porque la oferta nacional de materias… https://t.co/2WqQtSZqE5
— Diana Morales R (@DianaMoralesR1) November 20, 2025
¿Nueva encrucijada?
El repunte manufacturero había devuelto algo de oxígeno a la cadena textil-confección, que emplea a 490.000 personas y concentra el 82,9 % de su fuerza laboral en la confección final.
Por un lado, las confeccionistas celebran la llegada de insumos más baratos.
Por otro, hilanderías y textileras temen que la apertura las deje en desventaja y afecte la producción nacional de algodón.
Y en el borde, los exportadores están atrapados entre dos presiones: costos más bajos, pero riesgo de perder beneficios del TLC.
El Ministerio de Agricultura, previo al choque con el Ministerio de Comercio apenas cuando el decreto era una propuesta, advirtió sobre un riesgo mayúsculo: que esta apertura arancelaria, sin salvaguardas, termine por debilitar la cadena productiva del algodón nacional. Su preocupación era que, si las hilanderías locales no pueden competir con el precio de los hilos importados, al final se desincentivará la siembra de algodón en el país, afectando a los agricultores.
Mientras la industria manufacturera muestra su mejor trimestre en dos años, el Gobierno abre uno de los debates más sensibles: qué significa reindustrializar y a quién se le debe proteger en la cadena productiva.
Los dos decretos, sumados al cruce Petro–Mac Master y a las alertas de AmCham, ponen sobre la mesa una pregunta inevitable: ¿se puede reindustrializar Colombia abaratando insumos importados sin poner en riesgo la producción nacional y los tratados comerciales?
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