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En Colombia, el mercado laboral sigue mostrando profundas desigualdades y patrones que revelan la vulnerabilidad de amplios sectores de la población.
Según el Departamento Administrativo Nacional Estadística (DANE), en septiembre y noviembre de 2024, 55,4 % de los trabajadores del país se encontraban en condiciones de informalidad, una situación que afecta de manera desproporcionada a las zonas rurales y a grupos específicos como las mujeres y los jóvenes.
En general, una disminución marginal de apenas 0,1 % en comparación con el mismo trimestre de 2023.
La informalidad laboral alcanzó su máxima expresión en los centros poblados y zonas rurales dispersas, donde 83,2 % de los trabajadores carecen de acceso a garantías laborales formales.
Informalidad por departamento
En contraste, en las 13 principales ciudades del país, la proporción de trabajadores informales fue de 42,4 %, un incremento de un punto porcentual frente al mismo periodo de 2023.
El análisis por sexo revela diferencias significativas. A nivel nacional, 56,9 % de los hombres trabajaban en la informalidad, ligeramente menos que el año anterior (57,3 %), mientras que en el caso de las mujeres, la proporción fue de 53,2 %.
En las principales ciudades, la informalidad laboral se equilibró entre hombres y mujeres, con una tasa de 42,4 % para ambos, aunque las mujeres enfrentaron un aumento de 1,5 puntos porcentuales respecto al año pasado.
Entre las 23 ciudades y áreas metropolitanas analizadas, las tasas de informalidad más altas se observaron en Sincelejo (68,6%), Cúcuta (64,7%) y Riohacha (62,0%), mientras que las menores proporciones se registraron en Manizales (33,9%), Bogotá (35,4%) y Pereira (36,6%).
Jóvenes y mujeres: dos grupos en desventaja
La población joven (de 15 a 28 años) también enfrenta retos significativos en el mercado laboral. Durante el periodo analizado, la tasa global de participación juvenil fue de 53,5%, con una disminución de 1,3 puntos porcentuales respecto al año anterior.
La tasa de ocupación también cayó, situándose en 45,2%, mientras que la tasa de desocupación juvenil fue de 15,7%.
En las principales ciudades, las cifras fueron aún más preocupantes, con un aumento en la desocupación de un punto porcentual, alcanzando 16,6%.
El reto rural: campesinos y el mercado laboral
El 12,5% de la población mayor de 15 años en cabeceras urbanas se identificó como campesina, mientras que en las zonas rurales este porcentaje se elevó a 84,9%.
Las brechas laborales son profundas: la tasa de participación campesina fue de 60,7%, con una ocupación de 56,3%.
Sin embargo, las mujeres campesinas enfrentaron tasas mucho más bajas de participación (42,0%) y ocupación (37,4%) en comparación con los hombres, cuyas tasas fueron de 78,4% y 74,1%, respectivamente.
Por ahora, el panorama laboral en Colombia refleja una economía marcada por desigualdades estructurales que afectan a los sectores más vulnerables.
La alta informalidad en las zonas rurales, la brecha de género y las dificultades para la integración de los jóvenes en el mercado laboral subrayan la necesidad de políticas públicas integrales que promuevan empleos formales y sostenibles.
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