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Riesgos e impactos de la reforma tributaria, según el Observatorio Fiscal

Parte del dinero del Presupuesto de 2026 depende de la ley de financiamiento, que traerá cambios para los impuestos en Colombia.

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María Camila Ramírez Cañón
25 de septiembre de 2025 - 05:10 p. m.
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El Presupuesto General de la Nación 2026 avanza en su trámite por el Congreso luego de que las comisiones Terceras y Cuartas de Cámara y Senado acogieron la ponencia alternativa avalada por el Ministerio de Hacienda.

La aprobación llegó gracias a que el legislativo llegó a un acuerdo con el Gobierno de bajar el monto total en $10 billones, con lo que pasó de $556,9 billones a $546,9 billones.

Esto significa que el Gobierno también ajustará la ley de financiamiento, más conocida como reforma tributaria, para disminuir el recaudo de $26,3 a $16,3 billones.

La iniciativa va por buen camino. Ahora pasará a su segundo y último debate en las plenarias de Cámara y Senado. Sin embargo, el hecho de que el Presupuesto de 2026 sea aprobado por el Congreso no resuelve los problemas de su financiamiento, pues el Gobierno no cuenta con los recursos para respaldar el gasto de los $546,9 billones.

Para completar la suma se presentó la mencionada ley de financiamiento, que realmente representa la reforma tributaria más ambiciosa en los últimos años ($26,3 billones en 2026, equivalentes al 1,4% del producto interno bruto, PIB). Este es un proyecto diferente que también deberá pasar por el Congreso, aunque carece de apoyo y ya varios congresistas advirtieron que no favorecerán la creación de nuevos impuestos.

Si bien el proyecto inicial deberá tener un recorte, porque ese fue el acuerdo con el Congreso, desde el Observatorio Fiscal de la U. Javeriana analizaron la iniciativa tal cual fue establecida:

Alertas en el gasto y beneficios

De entrada, el primer problema que encuentra el Observatorio es que el Gobierno no va a usar los nuevos recursos en aliviar el déficit del Gobierno Nacional Central, que en 2025 alcanzaría el 7,1 % del PIB.

“Es decepcionante que cuando se presenta se infla más el gasto cuando se debería financiar el que hay y no añadir nuevo”, asegura Mauricio Salazar, director del O. Fiscal.

Otra alerta importante que arroja el informe es que, cada vez que se abre la puerta a una reforma tributaria (que es como cada dos años), terminan poniendo más impuestos, pero también excepciones a ellos.

En la práctica, se trata de beneficios fiscales que “operan como un gasto indirecto del Estado. Aunque no se reflejan como salidas en el presupuesto, su efecto es similar al de una transferencia”, dice el Observatorio.

Si se pudieran derogar algunos de los beneficios, no sería necesaria otra reforma tributaria. Se trata de un aspecto que debería ser evaluado porque los recursos que dejan de entrar son muy significativos, en palabras de Salazar.

Otro pero que ponen desde la U. Javeriana es que se crea una amnistía para quienes han evadido impuestos. Esto reduce parcialmente sanciones e intereses de mora e incluye el impuesto de normalización tributaria, el cual permite sanear activos omitidos en declaraciones anteriores o pasivos inexistentes incluidos en el pasado.

Y aunque en principio puede parecer una buena idea, el problema es que son “mecanismos que ayudan al recaudo en el momento, pero desaniman a los contribuyentes que sí cumplen con sus obligaciones”, resaltan desde el Observatorio.

Más IVA

Respecto a los detalles de la propuesta, desde la U. Javeriana resaltan que el diseño de la reforma descansa en la reducción del gasto tributario en IVA (Impuesto al valor agregado), renta de personas naturales y beneficios específicos a sectores como combustibles o turismo.

La ampliación del IVA al 19 % sobre productos como bebidas alcohólicas, juegos en línea, hospedaje para no residentes y servicios de software y nube, junto con el rediseño de los impuestos al consumo de alcohol y tabaco, tiene un problema: eleva la carga relativa en los hogares de menores ingresos.

Los cálculos del O. Fiscal estiman que, sin cambios en el consumo, el recaudo de IVA y consumo de bebidas alcohólicas se triplicaría. Para el 10 % de los hogares con menores ingresos, el esfuerzo tributario representa 0,37 % de su ingreso disponible. Mientras que en los hogares de mayores ingresos sería equivalente al 0,08 %.

Además, subir el precio del alcohol puede disminuir el consumo y, por ende su tributación. Incluso la medida podría favorecer el contrabando de este tipo de productos y que las personas se pasen a consumir otras sustancias que no están reguladas. Se trata de efectos que son difíciles de predecir, alerta Salazar.

Aumento en la renta no es para los más ricos

La reforma sube las tarifas marginales, es decir, el porcentaje que se aplica solo a la parte más alta de los ingresos de una persona.

Aunque la tarifa máxima pasa de 39 % a 41 % para quienes ganan más, el mayor aumento real no está en ese grupo, sino en el tramo anterior.

En ese rango, la carga impositiva puede crecer hasta 11 %, lo que significa que son estos contribuyentes, y no necesariamente los de mayores ingresos, quienes sentirán el mayor impacto de la reforma.

Patrimonio: más contribuyentes y recaudo

El Observatorio Fiscal resalta que el impuesto al patrimonio reduce su umbral de entrada de 72.000 a 40.000 UVT, incorporando a más de 100.000 contribuyentes adicionales y aumenta las tarifas marginales hasta el 5 %.

Con estos ajustes se proyecta un aumento en el recaudo de $1,8 billones, pero la sostenibilidad de este ingreso dependerá de la capacidad estatal de controlar la evasión y la elusión.

Un error de cálculo

El proyecto incluye dentro de las proyecciones de ingresos nacionales cerca de $7,8 billones que en realidad corresponden a los impuestos al consumo de alcohol y tabaco.

El problema es que la titularidad del tributo es de los departamentos y de Bogotá. Por tal razón, “contabilizarlos como ingresos de la Nación no solo es un error técnico, sino que también desconoce su importancia para las finanzas regionales”, dice el informe.

Según los cálculos del Observatorio, el aumento de tarifas y bases podría duplicar el recaudo departamental por estos conceptos, pero no aliviaría el déficit del Presupuesto General de la Nación.

¿Qué puede cambiar con el recorte?

Es un hecho que ahora la tributaria se tendrá que ajustar al Presupuesto y reducir su tamaño en $10 billones. Al respecto, el presidente Gustavo Petro dijo que “lo más justo es no solicitar incrementos de impuestos sobre la gasolina y la cerveza”.

Lo que sí se quedará son las propuestas en materia de renta y patrimonio porque, en palabras del ministro de Hacienda, tienen un “alto nivel de progresividad”.

Aunque desde la U. Javeriana advierten que ese aspecto se evidencia más en las tarifas nominales marginales que en las proyecciones de tributación efectiva, donde el efecto se concentra en el penúltimo rango de las rentas gravables y no en el más alto.

Ahora bien, a la reforma tributaria todavía le espera un largo camino en el que podrá ser modificada y ajustada, no solo por el Gobierno, sino también por el Congreso, en caso de que logre ser aprobada.

Además, “el éxito de la reforma está condicionado a que el recaudo proyectado se cumpla, un reto difícil dada la experiencia reciente con estimaciones sobredimensionadas, el comportamiento de los consumidores y la capacidad de la DIAN para controlar la evasión”, concluye Observatorio Fiscal de la U. Javeriana.

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