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El mercado laboral de América Latina cerrará este año sin grandes sobresaltos, pero también sin cambios estructurales ni progresos significativos en el cierre de brechas.
Según el Panorama Laboral 2025 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), publicado este jueves 11 de diciembre, la región se desenvolvió en un entorno de crecimiento económico moderado (con una expansión del PIB que será cercana al 2,4 %) y en medio de condiciones internacionales inciertas.
En ese telón de fondo, los principales indicadores laborales se movieron poco: en el primer semestre de 2025, la tasa de participación en la región se mantuvo en 63,3 % (esto es las personas que trabajan o buscan empleo), la ocupación llegó a 59,6 % y la desocupación continuó su tendencia a la baja, ubicándose en 5,8 %, su nivel más bajo de los últimos años, de acuerdo con la OIT.
La radiografía del organismo muestra, además, que la evolución del empleo no fue uniforme: Colombia, Paraguay, Brasil y República Dominicana registraron aumentos en su tasa de ocupación entre 2024 y 2025, mientras que México fue el único país del grupo analizado por la OIT con una caída, asociada al estancamiento de su actividad económica.
Así están los salarios en América Latina
El informe muestra que, aunque el empleo se movió poco en 2025, los salarios sí tuvieron un avance más claro, tanto en el salario mínimo como en el salario por hora.
Entre el primer semestre de 2024 y el de 2025, el salario mínimo real aumentó en 11 de los 17 países analizados, se mantuvo estable en 4 y solo cayó en 2. En la mayoría de los casos, los incrementos anuales estuvieron entre 2 % y 8 %, con avances destacados en Perú y México.
Mirando la última década, la tendencia también es positiva: en casi todos los países, el salario mínimo real de 2025 es superior al de 2012. Las excepciones son Argentina, donde se observa un deterioro marcado, y Paraguay, que prácticamente no registró cambios.
La OIT agrupa a los países según su variación entre 2012 y 2025:
- Incrementos inferiores al 10 %: Guatemala, Honduras, Paraguay y Perú.
- Incrementos entre 10 % y 30 %: Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Panamá y Uruguay.
- Incrementos entre 40 % y 60 %: Bolivia, Chile, El Salvador, Nicaragua y República Dominicana.
Fuera de estos grupos, destaca el resultado de México, donde el salario mínimo aumentó 160 % gracias a una política de fortalecimiento iniciada en 2018.
Colombia destaca en salarios por hora
El informe también analiza la evolución del salario por hora, otra forma de medir cuánto rinde el ingreso laboral en los países de América Latina.
Para medir esta evolución, la OIT comparó cuánto valía el salario por hora en 2012 y lo fija en 100. A partir de ahí, cualquier cifra por encima de 100 indica cuánto ha aumentado el poder adquisitivo de los trabajadores desde entonces.
Colombia destaca con uno de los mayores avances de toda la región: en 2025, su salario por hora alcanza un valor de 131,2 en el informe de la OIT, lo que significa que, en promedio, los trabajadores ganan 31 % más por hora que en 2012.
Le siguen República Dominicana (128,6) y México (123,5), también con incrementos significativos durante la última década. Otros países muestran mejoras más moderadas: Chile llega a 118,2, Brasil a 116,6 y Costa Rica a 110,6.
En contraste, Ecuador (99) prácticamente se mantiene en el mismo punto que en 2012, mientras que Argentina, con 83,5, refleja una pérdida considerable del poder adquisitivo del salario por hora en el periodo analizado.
Y es que Colombia se ubica entre los países con mejor desempeño laboral en 2025. Según la OIT, fue uno de los pocos países de la región que aumentó su tasa de ocupación entre 2024 y 2025, junto con Paraguay, Brasil y República Dominicana. Ese resultado contrasta con el caso de México, que registró la única caída del grupo analizado por el organismo.
Informalidad: el gran freno de la región
Pese a las mejoras salariales y a la estabilidad de los indicadores laborales, la OIT advierte que la informalidad sigue siendo uno de los rasgos más persistentes del mercado de trabajo en América Latina y el Caribe.
En el primer semestre de 2025, la informalidad afectó al 46,7 % de las personas ocupadas, es decir, casi una de cada dos. Aunque esta proporción ha disminuido levemente en los últimos años, la reducción sigue siendo insuficiente para modificar un problema estructural que varía ampliamente entre países.
Los niveles más bajos se registran en Uruguay y Chile, donde la informalidad es inferior al 30 %; en el otro extremo, Bolivia y Perú presentan las tasas más altas, que superan el 70 % de la población ocupada.
Las brechas tampoco muestran señales claras de cierre. En el caso de género, en el primer semestre de 2025 la tasa de participación masculina fue del 75 % en América Latina, mientras que la femenina apenas alcanzó el 53 %. En ocupación, la distancia también es amplia (71 % para ellos y 49 % para ellas), y la desocupación femenina continúa por encima de la masculina (7 % frente a 5 %).
La OIT señala que, aunque las mujeres han registrado avances en los últimos años, la convergencia “sigue siendo insuficiente para cerrar las diferencias estructurales por género”.
Entre los jóvenes, el panorama es igualmente desafiante. La tasa de desocupación juvenil llegó al 13 %, casi tres veces la de los adultos. Además, la informalidad entre jóvenes alcanza el 56 %, muy por encima del 42,8 % observado en la población adulta. Aunque el grupo de jóvenes que no estudian ni trabajan ha disminuido desde la pandemia, la OIT advierte que el nivel sigue siendo elevado, particularmente entre las mujeres.
Incluso en un año de estabilidad laboral y mejoras salariales, como lo dibujó el panorama de la OIT, la región continúa enfrentando desigualdades profundas que limitan el avance hacia un mercado de trabajo más inclusivo.
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