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Donald Trump salió este miércoles a defender su gestión económica con entusiasmo. En un discurso en horario de máxima audiencia desde la Casa Blanca, el presidente calificó su balance como un “A-plus-plus-plus-plus-plus-plus”, aseguró que heredó de Joe Biden “el peor desastre económico en 48 años” y afirmó que su Gobierno ya ha logrado frenar la inflación y encaminar al país hacia una etapa de alivio para los hogares.
“Hace 11 meses heredé un desastre y lo estoy arreglando”, dijo Trump, mientras insistía en que los precios han dejado atrás los peores momentos y que los salarios reales han empezado a recuperarse.
Sin embargo, más allá del optimismo presidencial y de los gráficos difundidos desde la Casa Blanca, los datos más recientes sobre empleo, inflación y consumo dibujan una economía menos ordenada que la descrita en el discurso y con problemas que siguen pesando sobre el día a día de los hogares estadounidenses.
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Inflación: “casi en el nivel ideal”, según Trump
Trump dedicó una parte central de su discurso a la inflación, uno de los temas más sensibles para los hogares.
El presidente aseguró que su Gobierno ha logrado “frenar la inflación desde enero” y sostuvo que el país está “cerca del nivel ideal”, aunque reconoció que “queda mucho por hacer”.
En su relato, el repunte de precios quedó anclado a la herencia recibida de la Administración de Joe Biden, a la que volvió a responsabilizar por el deterioro del poder adquisitivo.
Los datos más recientes, sin embargo, muestran que el problema está lejos de haber quedado atrás.
De acuerdo con el índice de precios del consumo personal (PCE), la inflación anual en Estados Unidos repuntó en septiembre del 2,7 % al 2,8 %, según cifras del Departamento de Comercio. El registro se mantiene por encima del objetivo del 2 % fijado por la Reserva Federal, en un contexto en el que el banco central evalúa con cautela los próximos pasos de su política monetaria.
Es cierto que la inflación subyacente, que excluye los precios más volátiles (como los alimentos o la electricidad), mostró una leve moderación y pasó del 2,9 % al 2,8 %, en línea con lo que esperaban los mercados. Pero incluso con ese alivio parcial, los precios siguen creciendo a un ritmo superior al que la Fed considera compatible con la estabilidad.
A esto se suma un elemento que Trump pasó por alto: las distorsiones en la lectura de los datos.
El cierre parcial del gobierno federal durante 43 días retrasó la publicación de varios indicadores clave. El índice de precios al consumidor (IPC) de octubre fue cancelado y el dato de noviembre se conocerá después de la próxima reunión de política monetaria de la Fed, lo que limita la capacidad de evaluar con precisión la evolución reciente de los precios.
Para los mercados, el panorama inflacionario es, cuando menos, menos triunfal que el descrito por el presidente en su discurso de este miércoles.
Aranceles: la palabra favorita de Trump
Trump volvió a colocar los aranceles en el centro de su discurso económico. El presidente aseguró que son su “palabra favorita” y los defendió como un arma legítima que otros países han usado durante años contra Estados Unidos, pero que ahora Washington emplea para forzar mejores acuerdos comerciales.
Según Trump, esta estrategia ha fortalecido la posición del país en el mundo y está impulsando la relocalización de empresas hacia territorio estadounidense.
El balance fuera del atril de la Casa Blanca es menos entusiasta, pues el esquema de aranceles que Trump ha desplegado desde su regreso a la Casa Blanca empezó a generar un efecto boomerang sobre la economía doméstica, en particular sobre el costo de vida.
La propia Casa Blanca ha reconocido en las últimas semanas que los gravámenes aplicados a alimentos y productos agrícolas terminaron trasladándose, al menos en parte, a los precios que pagan los consumidores.
Tras una sucesión de aumentos, excepciones y alivios, el comercio global opera hoy bajo una incertidumbre permanente sobre qué productos entran a Estados Unidos y a qué costo, mientras los hogares enfrentan precios más altos en bienes básicos. De hecho, la Casa Blanca reconoció que los aranceles sobre carne, frutas, café o bananos terminaron alimentando la inflación de la canasta.
En contexto: Aranceles de Trump: cronología de un arma comercial que hoy le pasa factura a EE. UU.
Empleo: un relato (demasiado) optimista
El presidente sostuvo que la economía estadounidense sigue mostrando solidez y que el crecimiento que, según él, ha retomado el país debería reflejarse en más empleo en los próximos meses.
En noviembre, la tasa de desempleo en Estados Unidos subió al 4,6 %, su nivel más alto desde 2021, de acuerdo con cifras del Departamento de Trabajo. El registro supone un aumento frente al 4,4 % observado en septiembre y se suma a otras señales de enfriamiento del mercado laboral.
Si bien la creación de empleo superó las expectativas en noviembre, cuando se generaron 64.000 nuevos puestos de trabajo por encima de los 45.000 previstos por los analistas, ese avance fue moderado y se concentró principalmente en los sectores de sanidad y construcción, mientras que el gobierno federal continuó perdiendo empleos.
Otros indicadores refuerzan la lectura de una economía que pierde impulso. El número de personas desempleadas desde hace menos de cinco semanas aumentó en 316.000 frente a septiembre, y hay 909.000 trabajadores más empleados a tiempo parcial que desearían trabajar a jornada completa.
Para algunos analistas, este deterioro está influido por el cierre presupuestario del gobierno federal, que se extendió durante 43 días y afectó la recolección de datos, aunque otros advierten que el mercado laboral lleva meses mostrando signos de agotamiento.
Heather Long, economista jefe de Navy Federal Credit Union, afirmó a AFP recientemente que el mercado laboral estadounidense está “en recesión” y recordó que el país solo ha creado alrededor de 100.000 empleos en los últimos seis meses. La experta añadió que la mayoría de estos puestos se concentran en el sector de la sanidad, que “casi siempre contrata” debido al envejecimiento de la población, mientras que la mayoría de los demás sectores están estancados o reduciendo empleo.
Empleo: un relato (demasiado) optimista
El presidente sostuvo que la economía estadounidense sigue mostrando solidez y que el crecimiento que, según él, ha retomado el país debería reflejarse en más empleo en los próximos meses.
En noviembre, la tasa de desempleo en Estados Unidos subió al 4,6 %, su nivel más alto desde 2021, de acuerdo con cifras del Departamento de Trabajo. El registro supone un aumento frente al 4,4 % observado en septiembre y se suma a otras señales de enfriamiento del mercado laboral.
Si bien la creación de empleo superó las expectativas en noviembre, cuando se generaron 64.000 nuevos puestos de trabajo por encima de los 45.000 previstos por los analistas, ese avance fue moderado y se concentró principalmente en los sectores de sanidad y construcción, mientras que el gobierno federal continuó perdiendo empleos.
Otros indicadores refuerzan la lectura de una economía que pierde impulso. El número de personas desempleadas desde hace menos de cinco semanas aumentó en 316.000 frente a septiembre, y hay 909.000 trabajadores más empleados a tiempo parcial que desearían trabajar a jornada completa.
Para algunos analistas, este deterioro está influido por el cierre presupuestario del gobierno federal, que se extendió durante 43 días y afectó la recolección de datos, aunque otros advierten que el mercado laboral lleva meses mostrando signos de agotamiento.
Heather Long, economista jefe de Navy Federal Credit Union, afirmó a AFP recientemente que el mercado laboral estadounidense está “en recesión” y recordó que el país solo ha creado alrededor de 100.000 empleos en los últimos seis meses. La experta añadió que la mayoría de estos puestos se concentran en el sector de la sanidad, que “casi siempre contrata” debido al envejecimiento de la población, mientras que la mayoría de los demás sectores están estancados o reduciendo empleo.
Los precios de bienes de uso diario
Trump reforzó su mensaje triunfalista apoyándose en ejemplos fáciles de reconocer para los votantes. El republicano citó como prueba el costo de la gasolina, los vuelos, los automóviles y algunos alimentos.
Pero, de nuevo, los datos y testimonios de los consumidores cuentan una historia menos alentadora.
Consumidores consultados por EFE señalaron que productos básicos como especias, alimentos frescos y caldos siguen siendo más caros que el año pasado, pese al discurso oficial.
Una encuesta de la cadena CBS, realizada en Acción de Gracias, respalda esa sensación: el 60 % de los estadounidenses considera que Trump presenta la situación económica como “mucho mejor” de lo que ellos experimentan en su día a día.
Salarios: los gráficos de la Casa Blanca Vs. La percepción de los hogares
Trump completó su defensa de la economía diciendo que los salarios reales han aumentado desde su regreso a la Casa Blanca.
En su presentación de este miércoles, Trump habló de caídas acumuladas cercanas a los US 3.000 para el trabajador medio del sector privado durante la administración Biden y de incrementos anualizados que, bajo su presidencia, irían desde algo más de 1.000 dólares en el conjunto del sector privado hasta más de 3.300 dólares en actividades como minería, además de avances en industria y construcción.
De esta manera, Trump reforzó la idea de que la mejora de los ingresos ya está compensando el golpe de la inflación. Sin embargo, el contexto es menos concluyente.
Pese a una leve mejora reciente, la confianza del consumidor en Estados Unidos continúa en niveles bajos. Según la encuesta de la Universidad de Michigan, el índice preliminar subió a 53,3 puntos a comienzos de diciembre, un avance frente a noviembre, pero todavía se ubica 28 % por debajo del nivel registrado en el mismo período de 2024.
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