
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El Nobel de Economía 2025 premió a Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt por una idea que atraviesa nuestro tiempo: la innovación puede sostener el crecimiento, pero lo hace a costa de reemplazar lo viejo. A ese proceso lo llaman destrucción creativa.
Imagine una locomotora avanzando. Su combustible, según la tecnología del país, es innovación pura. Pero los rieles sobre los que circula están hechos de los escombros de tecnologías y empresas obsoletas (como los carruajes frente al tren, o Blockbuster frente al streaming) que ella misma ha destruido. Ese ciclo de creación y destrucción constante es el motor del progreso moderno.
Su combustible es la innovación, pero los rieles sobre los que circula están hechos de los escombros de tecnologías y empresas obsoletas que ella misma ha destruido. Ese ciclo de creación y destrucción constante es el motor del progreso moderno.
Los arquitectos del crecimiento
La Real Academia Sueca de Ciencias dividió el premio en dos mitades complementarias. El primer reconocimiento, para Joel Mokyr, el historiador económico que buscó en el pasado los orígenes del crecimiento sostenido. Y la otra mitad para Aghion y Howitt, los teóricos que llevaron las ideas de Schumpeter al lenguaje matemático actual.
Su trabajo colectivo responde a un por qué que incursiona en la perspectiva del estancamiento durante milenios y que, de pronto, en los últimos dos siglos, el boom del crecimiento que sacó a millones de la pobreza (con sus efectos secundarios en el camino).
Cuando destruir significa progresar
El concepto de destrucción creativa no es nuevo. Joseph Schumpeter lo imaginó como un vendaval que arrasa con lo viejo para dar paso a lo nuevo. Años después, Philippe Aghion y Peter Howitt fueron más allá de la metáfora: en 1992 publicaron un modelo de crecimiento endógeno que formalizó ese proceso y mostró cómo la innovación sostenida puede impulsar (y tensionar) el desarrollo económico.
Cuando una empresa introduce una innovación superior, obtiene ganancias temporales. Esto incentiva a sus competidores a invertir en investigación para superarla, iniciando un nuevo ciclo que acelera el progreso general.
Este mecanismo tiene un costo inevitable. Genera ganadores y perdedores. Empresas consolidadas quebrarán y empleos desaparecerán. Los laureados advierten que si estos conflictos no se gestionan bien, los intereses establecidos bloquearán la innovación y la economía volverá al estancamiento.
Mientras Aghion y Howitt modelaban el futuro, Mokyr excavaba en el pasado. Su investigación sobre la Revolución Industrial reveló que el despegue económico solo fue posible cuando el conocimiento teórico y el práctico comenzaron a alimentarse mutuamente.
Antes de la Ilustración, los avances tecnológicos dependían del ensayo y error. Se sabía que algo funcionaba, pero no por qué. La creación de una cultura científica, con mediciones estandarizadas y explicaciones racionales, combinada con artesanos capaces de llevar las ideas a la práctica, permitió que el crecimiento se convirtiera en norma.
El momento más revelador del anuncio del Nobel no estuvo en el discurso oficial, sino en las preguntas posteriores. Cuando los periodistas presionaron sobre la aplicabilidad de estas teorías en el mundo actual, los miembros del comité evitaron respuestas concretas.
La verdad incómoda es que estas teorías magníficamente elaboradas chocan contra una realidad tozuda. Tenemos más herramientas para innovar que nunca en la historia, pero menos capacidad para convertir esa innovación en bienestar compartido. ¿Y por qué? De nuevo, por la falta de instituciones que flexibilicen la innovación y los mecanismos de destrucción creativa.
Lo más interesante del anuncio del Nobel no estuvo en el libreto oficial, sino en lo que vino después. En la rueda de prensa, el comité evitó aterrizar sus respuestas en la coyuntura y prefirió recordar que, históricamente, el estancamiento ha sido la norma. Y justamente allí entran en el tablero las teorías de los Nobel de 2025.
💰📈💱 ¿Ya te enteraste de las últimas noticias económicas? Te invitamos a verlas en El Espectador.