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Colombia alcanzó un punto de inflexión en su historia agroindustrial. Por primera vez, un contenedor de carne de pollo nacional llegó a Japón y fue recibido satisfactoriamente por las autoridades sanitarias de ese país. El envío, de 12.000 kilogramos, no solo representa una conquista comercial, sino también un respaldo internacional a los estándares sanitarios y productivos de la avicultura colombiana.
“Este es un aval contundente a la forma cómo producimos proteínas de calidad en Colombia: con rigurosidad, compromiso y responsabilidad”, señaló Gonzalo Moreno, presidente de la Federación Nacional de Avicultores (Fenavi). “El ingreso al mercado japonés es una señal clara de confianza en nuestro sistema productivo y abre nuevas oportunidades para la avicultura colombiana”.
Imagine intentar venderle un producto al comprador más meticuloso y exigente que pueda existir. Así es Japón. Un país que el año pasado importó más de un millón de toneladas de pollo, pero que solo abre sus puertas a un puñado de países cuyos estándares de calidad superan sus estrictas pruebas.
Este momento no sucedió de la noche a la mañana. El primer sí japonés llegó hace diez años, en 2015, cuando las autoridades de ese país reconocieron que el sistema sanitario colombiano era equivalente al suyo. Pero entre el permiso y el primer envío comercial hubo un camino largo de ajustes, verificaciones y trabajo conjunto entre el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), el Invima y los avicultores agremiados en Fenavi, junto con Cargill Food Latinoamérica (Pollos El Bucanero), empresa responsable del primer embarque.
“Este es un aval contundente a la forma como producimos proteínas de calidad en Colombia: con rigurosidad, compromiso y responsabilidad”, afirma Gonzalo Moreno, presidente de Fenavi.
Japón, un destino exigente
Japón ocupa el sexto lugar mundial en importaciones de carne de pollo. En 2024, compró más de 1,1 millones de toneladas y exige protocolos de control sanitario que solo un puñado de países cumple. Que Colombia haya ingresado a esa lista representa un salto cualitativo en su reputación como proveedor confiable.
La gerente del ICA, Paula Andrea Cepeda, explicó que esta primera exportación “marca el inicio de unas relaciones comerciales con este país que se caracteriza por tener un estándar estricto en la admisibilidad de los productos”. Agregó que el instituto mantiene habilitados otros mercados (como México, Perú, Ecuador y Bahamas) y avanza en la apertura de nuevos destinos, entre ellos China, Irak y Emiratos Árabes Unidos.
Desde el Invima, su director general, Francisco Rossi, señaló que este logro demuestra “la confianza de las autoridades sanitarias de terceros países en el sistema de inspección, vigilancia y control de Colombia”. Actualmente, siete plantas nacionales están autorizadas por Japón para exportar carne aviar y sus subproductos, un indicador del fortalecimiento técnico alcanzado por la supervisión sanitaria.
Con esta primera exportación, Colombia no solo celebra un logro comercial, sino la madurez técnica de su sistema agroalimentario, un atributo clave para competir en los mercados más exigentes del mundo.
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