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En el suroeste antioqueño, donde cada cierre vial se siente como una bofetada logística, el anuncio de Covipacífico de bloquear durante casi un año el sector de Las Areneras desató protestas, plantones en preparación y una oleada de reclamos de alcaldes, transportadores y comerciantes.
Tras la presión pública y una reunión de emergencia con autoridades locales, la concesión encargada de la obra dio marcha atrás tras una reunión con alcaldes, transportadores, gremios y la Gobernación de Antioquia. Anunció que el cierre previsto para el 24 ya no va. La nueva fecha será el 13 de enero de 2026, con bloqueos diarios de cinco horas entre las 8:30 a.m. y la 1:30 p.m.
El proyecto Pacífico 1, al que pertenece el tramo donde está el Paso Nivel, es una obra relevante. Son 50,1 kilómetros de intervención, con una inversión de COP 3,5 billones y dos peajes estratégicos: Amagá y Ancón Sur. Es decir, es un corredor troncal que conecta Medellín con el Suroeste, el Eje Cafetero y el Pacífico, y sobre el que reposa la movilidad de más de 340.000 habitantes además de la carga que sale del Valle de Aburrá hacia el sur.
Firmó contrato en 2014, arrancó su fase de preconstrucción ese mismo año y comenzó construcción en 2018. Según Aniscopio, la plataforma de la Agencia Nacional de Infraestructura, su fecha de entrega está fijada para mayo de 2026, lo que significa que llegará a término ocho años después del inicio de obra y doce años después del contrato.
Ese tamaño explica tanto la magnitud de la intervención como la sensibilidad social ante cualquier cierre, por pequeño que parezca sobre el papel.
¿Por qué estuvo a punto de cerrarse un año?
La concesión había anunciado un cierre total de lunes a sábado, desde el 24 de noviembre de 2025 hasta la misma fecha de 2026. Esto debido a un trabajo altamente técnico en el sector de Las Areneras que incluye movimiento de tierra en taludes a borde de vía, estabilización con concreto lanzado y cables de acero, construcción de 12 terrazas y anclajes en un corte de 600.000 metros cúbicos y una pared que supera los 110 metros de altura.
La reunión de hoy cambió el rumbo, pero el aplazamiento no elimina el reto: la obra debe ejecutarse y, por su tamaño y complejidad, habrá afectaciones inevitables.
El territorio reclama participación y la autoridad departamental exige que la obra dialogue con otras necesidades urgentes, como mejorar el peaje de Amagá o avanzar en los túneles de La Sinífana, valorados en cerca de COP 500.000 millones.
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