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La administración del presidente Donald Trump siguió adelante con sus planes de imponer aranceles a las importaciones de semiconductores y productos farmacéuticos, iniciando investigaciones comerciales dirigidas por el Departamento de Comercio.
Las medidas, anunciadas ayer en el Registro Federal, son un precursor de la imposición de aranceles y amenazan con ampliar la arrolladora guerra comercial del presidente de EE. UU.
El Departamento de Comercio dijo en un par de notificaciones que había comenzado a investigar el impacto en la seguridad nacional de EE.UU. de las “importaciones de semiconductores y equipos de fabricación de semiconductores”, así como de “productos farmacéuticos e ingredientes farmacéuticos, incluidos los productos farmacéuticos terminados”.
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Las investigaciones, que comenzaron el 1 de abril y se ordenaron en virtud de la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial, podrían prolongarse durante meses. Según la ley, se espera que el secretario de Comercio entregue los resultados de su investigación en un plazo de 270 días, aunque Trump y otros funcionarios han señalado que estos esfuerzos podrían concluir más rápidamente.
El presidente de EE. UU. lleva mucho tiempo denunciando la producción extranjera de medicamentos y chips como una amenaza para la seguridad nacional y ha amenazado con imponer aranceles a las importaciones en un intento por reactivar la fabricación estadounidense de esos productos.
Pero los aranceles también podrían causar estragos en las cadenas de suministro y aumentar los costos para los estadounidenses.
En el caso de Colombia, los aranceles de 10 % a los productos nacionales que entren a Estados Unidos estarán por verse a futuro, pero los impactos de aranceles a medicamentos (si concluye así), podrían tener efectos en los precios de los productos farmacéuticos exportados al país.
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💊 ¿Afecta directamente a Colombia?
Aunque Colombia no exporta chips ni medicamentos a Estados Unidos en volúmenes significativos, los efectos de una guerra comercial en estos sectores podrían sentirse igual.
Si Washington impone aranceles a los productos farmacéuticos y semiconductores que importa (principalmente de potencias como China, India o Alemania), el impacto podría alterar los precios y la disponibilidad global de estos bienes.
Por ahora, no se puede asegurar cada efecto, en caso de que el Gobierno estadounidense lo concrete; sin embargo, en un país como Colombia, que importa 92 % de los medicamentos que consume y depende en gran parte del maíz y otros insumos para su industria, cualquier distorsión en las cadenas de suministro globales podría traducirse en mayores costos, tiempos de espera más largos y presión adicional sobre un mercado ya vulnerable.
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Según una investigación de Cambio, el sector farmacéutico colombiano sostiene más de 57.000 empleos directos y representa 12 % del PIB industrial. No solo es un actor clave en el tejido productivo nacional, sino también una pieza crítica en la salud financiera de los hogares: el gasto en medicamentos representa 21 % del gasto total en salud, lo que equivale a 1,5 % del PIB, de acuerdo con la ANDI.
Si bien los problemas actuales en el sistema de salud colombiano están pasando factura en la intermediación de los medicamentos, el Ministerio señaló que “se avanza en la fabricación local de fármacos estratégicos, reduciendo la dependencia de importaciones y asegurando el abastecimiento en el país”.
Como se explicó, en términos de comercio exterior, el país depende en gran medida del abastecimiento externo. Medicamentos importados, principalmente de México, Estados Unidos y Alemania, alcanzaron los US$1.306 millones en 2024, con un crecimiento de 2,2 % frente a 2023. Este rubro, junto con el maíz duro amarillo (US$1.261 millones) y los teléfonos celulares, compone el top tres de importaciones no minero-energéticas, según el gremio Analdex, con base en cifras del DANE. En total, estos tres productos sumaron US$4.260 millones FOB, 7 % de las importaciones totales.
Pese al rezago histórico, las exportaciones del sector muestran señales de dinamismo. En 2024, el país exportó 4.530 toneladas métricas de productos medicinales y farmacéuticos, un salto de 19,6 % frente al año anterior. En valor, también hubo un repunte: pasaron de US$32.764 a US$35.870 FOB, con una variación de 9,5 %, según el DANE.
Sin embargo, la brecha sigue siendo profunda. La balanza comercial farmacéutica muestra una dependencia evidente: 92 % de este comercio corresponde a importaciones y apenas 8 % a exportaciones. Una tendencia que no solo afecta a Colombia, sino a toda América Latina.
Aun así, el país ya figura como el quinto mercado farmacéutico de la región, con ventas proyectadas por $25 billones en 2025. Un terreno fértil, pero aún lejos de su potencial.
En caso de EE. UU. imponga aranceles, y por ende, aumente su demanda interna de producción propia de medicamentos, puede reducir su capacidad exportadora o subir precios externos, lo cual encarecería el mercado de medicamentos colombianos desde allá (uno de sus tres mayores proveedores).
Por ahora, los efectos estarán por verse según avance la investigación de la administración Trump.
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