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Colombia intenta remendar sus fracturas por donde más duelen: la tierra. El Gobierno acaba de aprobar, a través del Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes), el financiamiento de 20 corredores estratégicos del programa Vías para la Paz, una apuesta del Instituto Nacional de Vías (Invías) para conectar los territorios más aislados del país.
El plan movilizará COP 15 billones entre 2026 y 2035, con los que se espera generar 417.000 empleos y transformar regiones que, hasta ahora, han vivido más cerca del aislamiento que del desarrollo.
El Conpes no es solo una reunión de ministros: es la instancia que define, a nivel técnico y político, qué proyectos merecen financiación nacional. Con su aval, los corredores quedan blindados en el Presupuesto General de la Nación para ejecutarse en la próxima década.
Más allá de autopistas que unen grandes capitales, estos proyectos específicos son, en cambio, arterias vitales para zonas que llevan décadas sepultadas en el olvido. Las intervenciones cubrirán 527 kilómetros de vías nacionales y regionales, buscando erradicar el mal crónico de la infraestructura colombiana: obras anunciadas sin financiación, que terminan en elefantes blancos.
📍¿Cuáles son las regiones priorizadas?
El Pacífico encabeza el listado por inversión, con cerca de COP 8,6 billones; le siguen Caribe (COP 4,1 billones), Orinoquía (COP 1,1 billones) y Nororiente (COP 0,9 billones).
Entre los tramos destacan Quibdó–Medellín, Pasto–Estanquillo, San Francisco–Mocoa y la Vía al Mar Pacífico, cada uno con inversiones superiores a COP 2 billones.
Mapa de proyectos
| Conexión Quibdó–Medellín | COP 264.000 millones |
| Conexión Quibdó–Pereira | COP 109.000 millones |
| Vía al Mar Pacífico | COP 2,7 billones |
| Pasto–Estanquillo | COP 2,7 billones |
| Samaniego–La Llanada–Sotomayor | COP 38.000 millones |
| San Francisco–Mocoa | COP 2,6 billones |
| Puente, Puerto Asís–Teteyé | COP 201.000 millones |
| Candelaria–La Plata–Laberinto | COP 85.000 millones |
| Vías del Guavio | COP 282.000 millones |
| Lejía–Saravena | COP 580.000 millones |
| Arauquita–Saravena | COP 232.000 millones |
| Transversal del Catatumbo (Tibú–Convención) | COP 640.000 millones |
| Convención–La Mata | COP 250.000 millones |
| San Marcos–Ayapel | COP 167.000 millones |
| Mompox–Pinillos | COP 167.000 millones |
| Necoclí–Arboletes | COP 134.000 millones |
| Vía El Aro | COP 56.000 millones |
| Puente La Doctrina | COP 95.000 millones |
| Santa Lucía–Moñitos–Puerto Escondido | COP 129.000 millones |
| Vías de La Guajira | COP 3,5 billones |
| TOTAL | COP 15 billones |
Los beneficios del desarrollo de infraestructura vial
Invertir en conectividad no solo reduce tiempos y costos de viaje; cambia destinos humanos. Según el Departamento Nacional de Planeación, una carretera pavimentada puede reducir la pobreza rural hasta en 2,3 puntos porcentuales, al facilitar acceso a mercados, servicios y empleo.
“La infraestructura vial no solo cumple un papel técnico de integración territorial, sino también un rol social y de seguridad, al convertirse en una herramienta para la construcción de paz, el cierre de brechas sociales y la consolidación de la equidad regional”, señala el Conpes.
Los efectos para los colombianos en ciudades se traducen en precios más bajos en las plazas de mercado y más competitividad para los productos regionales.
¿Una emergencia médica en una vereda? Una vía en buen estado puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. ¿Un joven que quiere estudiar en el pueblo más cercano? La vía hace posible ese viaje diario.
Por otro lado, regiones con un potencial turístico inmenso, como las cercanas a Mompox o la Guajira, podrán recibir más visitantes, generando ingresos para las comunidades locales.
Detrás del anuncio hay más que una cifra. En esencia, el proyecto busca conectar a Colombia consigo misma: unir los ríos con las montañas, las veredas con las cabeceras municipales y los mercados con los productores. En un país donde el 77 % del transporte interno aún depende de las carreteras (según la OCDE), fortalecer la red vial es tan importante como ampliar la cobertura en salud o educación.
Retos técnicos y ambientales
No será fácil. Algunos de los tramos, como los de Samaniego–La Llanada–Sotomayor o Candelaria–La Plata–Laberinto, demandan obras de estabilización por el terreno inestable y lluvioso. Otros, como la Transversal del Catatumbo y San Francisco–Mocoa, se ubican en zonas de alta sensibilidad ambiental, donde la prioridad será una infraestructura más resiliente y sostenible, capaz de resistir deslizamientos y lluvias extremas.
En Quibdó-Medellín, las obras han quedado estancadas por motivos más allá de lo ambiental: al no ser una vía de alto tráfico como Medellín-Bogotá, los privados no ven atractivo invertir bajo esquemas 4G o 5G, además de los factores de bloqueos y seguridad.
Por otra parte, la historia reciente del Invías también está plagada de escándalos, con deudas que pagan tarde, con una ejecución que se mantiene cabizbaja y con más de ocho cambios de directores generales en el Gobierno Petro.
Ahora bien, la aprobación de “Vías para la Paz” es, sin duda, la noticia más importante en infraestructura regional de los últimos años. Si no se queda a medias, como en el caso de Caminos Comunitarios para la Paz (que no llega ni al 10 % de ejecución en tres años), la economía tendrá un efecto dominó en beneficio de todos. La priorización es apenas el punto de partida.
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