Joshue Castellanos Paternina tenía 13 años cuando empezó a explicar matemáticas a estudiantes mayores que él en el colegio Antonio Nariño, en Montería. Entre sus planes no estaba ser maestro, de hecho, estudió negocios internacionales, y, en sus ratos libres, trabajaba como mago para conseguir dinero. Sin embargo, enseñar siguió apareciendo, una y otra vez, en su camino hasta que decidió ser docente. Se enfocó en proyectos educativos para que los estudiantes de zonas rurales se prepararan para las pruebas de Estado e impulsó programas de becas. Este recorrido lo llevó a figurar entre los 50 finalistas del Global Teacher Prize, uno de los reconocimientos internacionales más importantes para docentes, otorgado por la Fundación Varkey.
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El profesor de matemáticas e inglés, nacido en Bogotá y criado entre Sincé, Montería y Sincelejo, fue destacado, según detalla el premio en su página web, por impulsar proyectos que han permitido a sus estudiantes de zonas rurales acceder a la educación y superar barreras socioemocionales, que él mismo enfrentó en su infancia, cuando la difícil situación económica de su familia llevó a su padre a suicidarse. “Me tocó ser vendedor ambulante para ayudar en la casa, porque mi mamá estaba hospitalizada y mi hermano era menor”, recuerda durante una llamada.
En ese momento, la única opción que veía era terminar el colegio, dar una que otra tutoría y seguir vendiendo dulces en la calle. “Quería estudiar en una universidad, pero era muy costoso”, asegura. Su dedicación lo llevó a obtener uno de los mejores puntajes de su colegio en la prueba Icfes, con el que accedió al programa Ser Pilo Paga y pudo ingresar a la Universidad del Norte, en Barranquilla, a estudiar Negocios Internacionales. Al comienzo, el apoyo económico que recibía del programa no le alcanzaba, entonces, en las noches tenía que trabajar como mago en restaurantes para completar el dinero.
El gusto por la magia había surgido años atrás, en el colegio, luego de que en una clase de matemáticas quisiera hacer una exposición de este tema. Buscando cómo aprender trucos, ganó un curso con el mago uruguayo Agustín Tash. “Me iba mejor haciendo magia que vendiendo dulces, así que empecé a profesionalizarme. Fue un salvavidas en ese momento”, anota. Ese aprendizaje, añade, todavía lo acompaña y “aún lo uso en mis clases gratuitas de la plataforma”.
Hoy, al mirar su historia en retrospectiva, asegura que “la educación es la herramienta que transforma la sociedad” y refuerza esta idea con la experiencia que tuvo en sus primeros semestres de la universidad, cuando realizó voluntariados en los colegios. Como embajador del programa Jóvenes Embajadores, un intercambio promocionado por el Departamento de Estado de Estados Unidos, tuvo la oportunidad de recorrer varias instituciones del país y de encontrarse con una realidad que marcaría su camino: la desigualdad en la educación que reciben los estudiantes según el territorio.
“Puede que este estudiante sea el mejor en el colegio de su municipio o vereda, pero llega a la ciudad y queda en un nivel inferior frente al mejor alumno de allí”, complementa.
Basado en esas lecciones que fue adquiriendo, a los 19 años publicó Supérate: la magia de un emprendedor, un libro dedicado a motivar a los jóvenes a seguir sus sueños a partir de su propia historia. Aunque fue bien recibido en los colegios de zonas rurales y urbanas, una conversación con un grupo de estudiantes lo llevó a reflexionar y a replantear su rumbo en la educación.
“Me señalaron que en el texto encontraban herramientas valiosas y que los motivaba, pero que, en la vida real, esa motivación a veces se queda corta frente a ciertas situaciones”, cuenta. Ese diálogo se convirtió en el punto de partida para elaborar su primera plataforma tecnológica: PreICFESApp.
Es una plataforma digital gratuita, lanzada durante la pandemia, que capacita a estudiantes entre los 13 y 17 años por medio de clases virtuales y evaluaciones que simulan las preguntas que se realizan en las pruebas de Estado. “Yo era muy bueno en inglés y matemáticas, así que empezamos primero con esas áreas”, relata Castellanos. Con el tiempo, se fueron sumando cinco docentes y más de 10 voluntarios para dictar clases de lectura crítica, ciencias sociales y ciencias naturales. Incluso, este prototipo llegó a probarse en colegios de la India.
Aunque la plataforma ha beneficiado a más de 300.000 jóvenes, ofreciéndoles acceso a simulacros, tutorías y orientación, independientemente de su nivel socioeconómico, Castellanos sentía que no bastaba con obtener un buen puntaje. También era clave encontrar la forma de que los estudiantes pudieran llegar a la educación superior y, por su experiencia, sabía que uno de los pocos caminos era a través de becas.
“Ya teníamos a los estudiantes practicando en la plataforma, estaban motivados, tenían dónde practicar y clases virtuales gratuitas; entonces dijimos que el siguiente paso era lanzar un programa de becas”, indica. Así fue como en 2022 creó la Fundación Alcanza una Beca.
Esta fundación tuvo como punto de partida la iniciativa Proyéctate: alcanza una beca, un proyecto educativo que desarrolló en 2019 en la universidad y que buscaba inspirar a los jóvenes a superar sus miedos y dificultades a través de la educación. Recuerda que, para llegar a What Works Goiás 2019, una convención en Brasil donde iba a presentar la idea, tuvo que recurrir a rifas y a la recolección de fondos a través de sus redes sociales. Desde entonces, esa propuesta quedó en el tintero, pero no encontraba la forma de materializarla.
Castellanos retomó esta idea tras la experiencia acumulada durante los dos años de funcionamiento de la plataforma. Ese recorrido, señala, le permitió “entender que, para alcanzar una beca, era necesario unir al sector público y al privado con el fin de apoyar a más estudiantes de último año”.
Así, poco a poco, comenzaron a gestionar distintas becas. Hasta ahora, el programa ha otorgado más de 700, ha donado miles de ejemplares de sus libros y ha establecido alianzas con universidades e institutos técnicos. Con el tiempo hizo, además, un ajuste en los requisitos de acceso hasta eliminarlos. “La abrimos para padres de familia, egresados, víctimas del conflicto, vendedores ambulantes, mototaxistas; para todas las personas que quieran acceder”, comenta con emoción.
Entre sus planes ahora está lanzar, en enero del próximo año, una iniciativa llamada mentor becario 2026, que busca apoyar a 100 instituciones del país para que reciban clases virtuales diarias, plataforma de entretenimiento y capacitación docentes en áreas básicas.
“Siempre”, dice, “he creído que cuando un docente apoya a su comunidad, esta se transforma; pero cuando la comunidad impulsa a un docente, pueden transformar un país”.
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