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La Alcaldía de Bogotá y la Secretaría de Cultura lanzará el “Museo Virtual de Arte Urbano y Grafiti Diego Felipe Becerra Lizararo”, que nace como un homenaje a este grafitero que fue asesinado por un miembro de la Policía Nacional en 2011.
Este viernes 29 de agosto, a las 9:00 a. m., se realizará un evento en el Concejo de Bogotá para presentar este escenario digital, que busca unificar la escena del arte urbano y el grafiti de Bogotá en una sola plataforma en línea. “Más que un repositorio digital; es una plataforma de memoria que honra el pasado y busca transformar el futuro de la ciudad, un mural a la vez”, aseguraron en las entidades distritales.
En la presentación, se dará a conocer el convenio interadministrativo 742 de 2025, diseñado para la promoción de la práctica responsable del grafiti en Bogotá.
También, se realizará un conversatorio con Liliana Lizarazo y Gustavo Trejos, padres del artista asesinado, directivos de las entidades distritales, el concejal Julián Rodríguez Sastoque, un representante de la Comisión de Derechos Humanos de la Policía Nacional, y un delegado del Comité para la Práctica Responsable del Grafiti (CPRG), en el que se explorará los avances y las garantías para el derecho y la protección en la práctica responsable del grafiti.
Durante el evento, se presentará el cortometraje animado Trípido, la memoria a través del arte urbano, pieza audiovisual que explora una tragedia convertida en símbolo de resistencia, expresión y transformación cultural, también se hará el lanzamiento oficial de la página web del museo virtual y se dará a conocer la aplicación de realidad virtual (VR) del museo, que permitirá una experiencia inmersiva para los visitantes.
El museo nace en cumplimiento del Acuerdo 907 de 2023: “Por medio del cual se exalta la memoria de Diego Felipe Becerra Lizarazo Q.E.P.D.” y que busca preservar su legado y el de otros artistas urbanos, convirtiéndose en un espacio para contar la historia de Bogotá a través de su arte y reivindicar la libre expresión en las calles.
Caso de Diego Felipe Becerra
El 19 de agosto de 2011, Diego Felipe Becerra, de 16 años, salió con amigos a pintar un puente peatonal en la Calle 116 con Avenida Boyacá. Apenas terminaban de trazar la figura de un Gato Félix cuando una patrulla de la Policía irrumpió en el lugar. Todos corrieron. El patrullero Wilmer Alarcón persiguió a Becerra, lo alcanzó cuando intentaba ocultarse tras un árbol y, tras un nuevo intento de escape del joven, le disparó por la espalda.
Tras lo ocurrido, se presentó a Becerra como un delincuente que había asaltado un bus y se acomodó un arma de fuego a su lado para sostener la mentira. Esa versión, defendida por varios policías, pronto empezó a desmoronarse a medida que la investigación fue avanzando. Un hecho importante fue la revelación de una comunicación radial en la que el patrullero admitió que creyó ver un arma y por eso disparó.
“Central… es que cuando llegué el señor salió corriendo, lo iba presumiendo y cuando lo encontré en un poste, central. Central. Cuando me sacó del bolso. Central creí creí que tenía un arma. Central. Y le disparé”, se escuchó en la grabación revelada por Noticias Uno.
La muerte del joven desató protestas multitudinarias. Sus padres, Liliana Lizarazo y Gustavo Trejos, se convirtieron en símbolo de la exigencia de justicia frente a lo que se conoció como un “falso positivo judicial urbano”. La presión ciudadana contrastaba con la resistencia institucional: mientras la Fiscalía imputaba homicidio agravado a Alarcón en 2012, el proceso se extendía sin resultados definitivos. Aunque estuvo preso, fue liberado en 2016 por dilaciones judiciales y permaneció prófugo hasta 2021, cuando finalmente fue recapturado en Casanare. Hoy cumple una condena de 37 años de prisión.
La responsabilidad no terminó con él. En 2021 fueron sentenciados otros uniformados y un abogado de la Policía por haber manipulado pruebas y sostenido la falsa versión del atraco. Asimismo, el general (r) Francisco Patiño, comandante de la Metropolitana en aquel entonces, fue imputado y acusado por su presunta participación en la manipulación de testimonios y por encubrir los hechos.