Colombia continúa ampliando su presencia en el panorama internacional de la animación con “Una vez en un cuerpo”, el más reciente cortometraje de la colombiana María Cristina Pérez González, que acaba de conquistar el premio del Jurado Joven del Aguilar Film Festival (AFF) 2025.
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Este festival, celebrado en Aguilar de Campoo, España —conocido cariñosamente como el “pueblo de las galletas”— se ha consolidado como un espacio imprescindible para el cortometraje latinoamericano: hubo nueve obras colombianas en esta edición.
El galardón fue entregado durante la ceremonia de clausura, un momento que no solo marcó un nuevo hito para la directora, sino que también reafirmó la creciente presencia del cine animado colombiano en escenarios internacionales de alto nivel. La ovación al anunciar el premio confirmó, además, que la obra resonó profundamente entre los jóvenes espectadores.
La obra, de 10 minutos de duración, condensó una reflexión íntima y honesta sobre la fragilidad femenina, los estereotipos que moldean la mirada social sobre el cuerpo y la necesidad de afirmar, con ternura y convicción, que las mujeres no están solas. Con una estética pictórica que combinó la suavidad de los trazos manuales con un lenguaje visual emocionalmente cargado, Pérez González propuso un viaje hacia la vulnerabilidad compartida. “Quería hablar de los estereotipos que la sociedad crea sobre el cuerpo femenino y cómo esos mismos estereotipos terminan configurando la relación que tenemos con nosotras mismas y con los demás”, señaló la directora.
El cortometraje está dedicado a mujeres cercanas que han vivido experiencias similares, convirtiéndose en una suerte de abrazo animado que reconoce silencios, temores y procesos de reconstrucción. “Simplemente, el mensaje que quería darles es que no están solas en el mundo”, afirmó Pérez González.
Un proceso que consolidó un equipo
Más allá del premio, la directora subrayó el valor del proceso creativo, que permitió reunir a un equipo de jóvenes talentos de la animación colombiana. “Lo más valioso fue haber tenido un equipo de animadores y pintores que colaboraron con nosotros en el proceso de producción”, aseguró. “Estos chicos nos dieron toda su creatividad, sus habilidades, y pudimos consolidar un equipo no solo para el cortometraje, sino también para proyectos futuros”.
“Sé que el Festival de Aguilar de Campoo es uno de los más importantes en España. Espero que le dé mucha más visibilidad al cortometraje y que, por supuesto, tenga una gran recepción dentro del público del festival”, dijo la directora sobre el evento. La distinción del Jurado Joven resultó especialmente significativa porque proviene de nuevas generaciones de espectadores, un público que reconoció en la obra una sensibilidad particular para narrar lo íntimo.
El cortometraje como laboratorio nacional
Para Pérez González, el formato corto sigue siendo una herramienta fundamental para el desarrollo del cine colombiano. “El cortometraje en Colombia es uno de los formatos más valiosos”, afirmó. “Te permite contar historias desde cualquier punto de vista, desde cualquier perspectiva”. Su versatilidad, y su espíritu experimental convierten al cortometraje en un laboratorio creativo donde emergen nuevas voces, estéticas y narrativas.
Este premio también dialoga con un momento histórico para el país: cuando Simón Mesa Soto recibió la Palma de Oro al mejor cortometraje de la 67ª edición del Festival de Cannes por “Leidi”, un hito que muchos consideran un punto de inflexión para el formato en Colombia. Aquel logro no solo reafirmó la potencia del cortometraje colombiano, sino que abrió camino para que nuevas generaciones de cineastas se atrevieran a experimentar y llevar sus obras a escenarios internacionales. Hoy, reconocimientos como el obtenido por “Una vez en un cuerpo” pueden entenderse como parte de ese impulso inicial y como evidencia de que la semilla sembrada entonces continúa dando frutos en la proyección global del cine colombiano.
Pérez González lo resumió así: “El cortometraje siempre significa libertad para explorar, para crear, para experimentar en esas primeras experiencias de enfrentarte a ti mismo, a crear algo, a contar algo, a contar una historia”. Esa libertad ha sido, según ella, una de las claves del crecimiento del cine nacional: “Es precisamente, creo, una de las formas en las que hemos aprendido a crecer como cinematografía, como país”.
Una animación que florece
La animación colombiana también ha experimentado un ascenso notable en la última década. Además de los trabajos de Pérez González, destacan producciones que han recorrido festivales de primer nivel. “La otra forma”, del director Diego Felipe Guzmán, pasó por el prestigioso Festival de Annecy y ganó el premio a mejor película en el Festival de Sitges, uno de los certámenes de cine fantástico más relevantes del mundo. “La perra”, de Carla Melo, participó en el Festival de Cannes, consolidando la presencia de la animación colombiana en escenarios cinematográficos influyentes.
Ese contexto ofrece un terreno fértil para exploraciones técnicas y narrativas diversas. Pérez González lo expresó con entusiasmo: “En animación puedo decir que hay búsquedas hermosas y ricas de técnicas, de exploración de lenguaje, de exploración de texturas. Entonces creo que realmente somos una potencia”. Añadió que el público internacional suele sorprenderse de la variedad estética del país, algo que, en su opinión, “nos obliga a seguir creando con rigor, con curiosidad y con un profundo amor por el oficio”.
Una ópera prima en camino
Mientras “Una vez en un cuerpo” comienza su recorrido internacional tras su premio en Aguilar de Campoo, la directora trabaja en su primer largometraje animado: “Mi papá el camión”. “Es una película para público familiar que también será hecha en animación, en una técnica mixta”, explicó. “Es una coproducción entre Colombia, Francia y España, y esperamos estrenarla en 2028”. El proyecto representa un salto natural en su carrera y una nueva oportunidad para continuar consolidando un lenguaje autoral propio.
Por David Sánchez
