“(1906-1913)
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Sin demasiadas novedades, en el inmenso mundo. Como todos los siglos y milenios que lo precedieron sobre la Tierra, también el nuevo siglo se regula conforme al conocido principio inmóvil de la dinámica histórica: “A los unos, el poder, y a los otros, la servidumbre”. Y en él se basan, concordes, tanto el orden interno de las sociedades (dominadas actualmente por los “Poderes” llamados “capitalistas”) como el orden externo internacional (llamado “imperialismo”), dominado por algunos Estados llamados “potencias”, que se reparten prácticamente toda la superficie terrestre en las correspondientes fincas, o imperios”, “La historia”.
El periódico español La Vanguardia calificó a la italiana Elsa Morante como “uno de los siete mayores escritores de Europa” (“Letras sobre letras, 1988, p. 29, citada por Mara Mennella en “La obra de Elsa Morante en la prensa española”, “Revista: estudios humanísticos”, 42). Su pluma fue transgresora en varios sentidos: en primer lugar, por una prosa en la que expresó de manera poética duras realidades, por la riqueza emocional de sus novelas, por su compromiso con las causas sociales, por su diatriba contra los extremismos políticos, por su crítica hacia el consumismo y la deshumanización, y por la forma como yuxtapuso la historia colectiva con su vida personal. De hecho, en una de sus obras, tal vez la más célebre y controversial, “La historia” (1974), Morante fundió “la grande y universal historia, en forma de crónica de los acontecimientos más relevantes del siglo XX, con la pequeña y particular historia de sus desamparados personajes de ficción, hasta construir dos relatos: la historia del poder y la historia de las víctimas del poder” (Prólogo de Juan Tallón de “La historia”, Elsa Morante, Lumen, 2018, p. 5).
Elsa Morante nació en Testaccio, un barrio obrero de Roma, el 18 de agosto de 1912 en el seno de una familia humilde. Era hija ilegítima de una maestra judía y un empleado de correos que se suicidó cuando Morante era pequeña. Su madre se casó luego con Augusto Morante, quien le dio el apellido. Desde muy niña empezó a inclinarse por la literatura y la escritura. En su juventud escribió cuentos para revistas juveniles. En 1941 se casó con el escritor Alberto Moravia. Dada su ascendencia judía le fue forzoso refugiarse junto con su marido en el sur de Italia en condiciones difíciles. En 1961 se separó de Moravia y murió el 25 de noviembre de 1985 en Roma, luego de una compleja cirugía.
En cuanto a su obra, en 1941 salió publicado su primer libro, “El juego secreto”, que recopiló relatos juveniles. En 1948 publicó “Mentira y sortilegio”, una novela sobre una familia que combina el simbolismo, el lenguaje poético y la psicología de los personajes. Por esta obra recibió el premio Viareggio, que la visibilizó en el mundo de las letras europeas. En 1957 salió “La isla de Arturo”, una obra que fusionó la realidad y el mito, y dejó ver temas como la juventud y el amor. Por esta novela se ganó el premio Strega: “Bueno, el primer pensamiento, el más grande de todos, es este: ¡No debemos preocuparnos por la muerte!” o, “De las otras mujeres uno puede salvarse, puede desalentar su amor, pero de la madre, ¿quién te salva?”. “El chal andaluz” (1963) es una colección de relatos breves que rezuman aspectos profundos de la naturaleza humana como el amor, el odio, el miedo, la muerte… También destaco “El mundo salvado por los niños” (1968), un libro en verso que mezcla poesía, canciones y teatro. En 1974 se publicó “La historia”, una de las obras más representativas de la literatura italiana del siglo XX. Su trama es la siguiente: “En el contexto de la Segunda Guerra Mundial y la posguerra se narra la vida de una maestra judía y de su hijo en Roma. Se trata de una novela que aborda la marginalidad y los problemas sociales de las personas más humildes: “¡La anarquía es honor del mundo, nombre santo, verdadero sol de la nueva historia, revolución inmensa, implacable!”. Finalmente, en 1982 salió “Araceli”, cuyo argumento se ubica en la relación madre e hijo. En esta novela experimenta con los juegos temporales y la técnica narrativa.
En conclusión, Elsa Morante fue una de las escritoras más destacadas del siglo XX, cuya obra viajó entre lo político, lo social, el comportamiento humano y, a la vez, la esperanza y la belleza a partir de una prosa poética que exploró, como ninguna, la problemática de la marginalidad urbana. “La isla de Arturo” fue adaptada al cine por el director Damiano Damiani en 1962; “La historia” se adaptó para televisión en 1986 bajo la dirección de Luigi Comencini. En 2023 salió una serie de televisión dirigida por Francesca Archibugi. Cierro con otra cita de “La historia”: “Y, la verdad, pequeños, crecidos o mayores, jóvenes, ancianos o viejos, en la oscuridad todos somos iguales”.
Por Mónica Acebedo
