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“Guadalupe años sin cuenta”: medio siglo de un clásico del teatro colombiano

Este viernes, el Centro Nacional de las Artes tendrá un homenaje especial para una de las obras fundacionales de la dramaturgia nacional del siglo XX, cuya importancia radica no solo en su valor estético, sino también en su papel como pieza de memoria histórica.

Santiago Gómez Cubillos

15 de agosto de 2025 - 09:00 a. m.
Foto: Archivo Teatro La Candelaria
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Las dos balas que le atravesaron las manos a Guadalupe Salcedo llevaron a concluir que no había muerto por estar mal parado en medio de un tiroteo entre un taxi y un par de patrullas, como inicialmente lo querían hacer creer las autoridades del momento. A Guadalupe Salcedo lo asesinó la Policía mientras se entregaba con las manos en alto. Era 6 de junio de 1957. Cuatro años antes, había dejado las armas en medio de un proceso de paz con el gobierno militar de Gustavo Rojas Pinilla, después de haber sido comandante de las guerrillas liberales de los Llanos Orientales y llegar a tener a su cargo a más de 10.000 hombres.

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Su caso ha sido registrado en los libros de historia como una muestra de un acuerdo fallido, pero no se quedó allí. También un 6 de junio, pero de 1975, se estrenó la obra Guadalupe años sin cuenta, creación colectiva del grupo de teatro La Candelaria que se convertiría en una bisagra de la dramaturgia nacional. La pieza gira en torno a la figura del comandante guerrillero asesinado, aunque él no aparecía en la obra. Su muerte sirvió como punto de partida de la narración, que muy pronto se extendió para convertirse en un retrato de la violencia bipartidista de mediados del siglo XX.

Es por eso que este viernes, 15 de agosto, el Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella (CNA) organizó la conmemoración de este aniversario, a las 7:30 p. m., en la sala Fanny Mikey.

En este evento, en honor a la obra dirigida por Santiago García, participarán algunos de los miembros del elenco original en un conversatorio sobre el legado de la pieza dramatúrgica, e interpretarán algunas de sus canciones. Adicionalmente, se proyectará el documental Sin telón, dirigido por Carlos Mayolo, donde se podrán apreciar imágenes del grupo La Candelaria mientras realizaba el primer montaje de esta pieza teatral. Será, sobre todo, un evento dedicado a entender por qué es una obra trascendental del teatro colombiano.

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El grupo que lo cambió todo

El impacto que tuvo Guadalupe años sin cuenta no se debió únicamente a su gran acogida entre el público colombiano desde su estreno. La obra nació en un momento en el que se estaba consolidando una dramaturgia nacional y se construyó a partir de una técnica que después se convirtió en la insignia del grupo La Candelaria: la creación colectiva. La implementación de este método implicaba que la obra se gestaba a partir de la conversación de un gran equipo de creadores que, mediante rigurosas investigaciones en diferentes campos, iban construyendo una trama.

En ese entonces, Patricia Ariza y Santiago García, miembros fundadores del grupo de teatro y actores del montaje original de Guadalupe años sin cuenta, vivían con Arturo Alape, escritor y periodista colombiano que había ganado reconocimiento por sus crónicas de las luchas campesinas en el país. Él fue una pieza fundamental en la investigación que se echó a andar sobre las guerrillas liberales de los Llanos, la cual más tarde permitió crear la obra. Además, el grupo recurrió a otros estudios de ese momento, como el libro Las guerrillas del Llano: testimonio de una lucha de cuatro años por la libertad, de Eduardo Franco Isaza, excombatiente de este grupo armado, y Las guerrillas de los Llanos Orientales: 1954, del coronel Gustavo Sierra Ochoa, encargado de combatirlo, según detalló Antonio García Ángel en el prólogo de la obra publicada por Idartes en 2016, en conmemoración de los 50 años del grupo.

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Además, visitaron los Llanos Orientales y hablaron con algunos de los pocos excombatientes que quedaban en ese entonces y, a su vez, conocieron de cerca la cultura de la región, que también fue un elemento clave en el montaje de la obra. Por ejemplo, en el aspecto sonoro, hay momentos en los que interviene un grupo de música llanera que hace las veces del coro del teatro griego y ayuda a hilar los acontecimientos que se van desarrollando a lo largo de la historia.

Es decir que no se trata solo de una pieza de ficción, sino que está basada en una exhaustiva revisión de un momento fundamental en el desarrollo de la violencia en el país, por lo que se le reconoce como una obra de gran valor artístico y, a la vez, histórico. “Es una obra que reflexiona sobre el conflicto del país que no se ha resuelto y sobre lo difíciles que son las discusiones de guerra y paz en Colombia. Pero lo hace a través de una música maravillosa y una estructura estupenda, por lo que se trata de una obra de gran riqueza estética también”, comentó Sandro Romero Rey, asesor artístico del CNA y conocedor de la obra desde sus inicios.

La pieza hizo parte del repertorio de La Candelaria entre 1975 y 1989. Durante ese tiempo, tuvieron la oportunidad de presentarla más de 2.000 veces dentro y fuera de Colombia. Por ese entonces, el grupo estaba próximo a cumplir su primera década de existencia, pero esta fue una de las primeras obras que lo convirtió en un referente de la creación escénica en América Latina. “Era una época de oro del teatro colombiano, donde vimos nacer un movimiento teatral desde la creación colectiva, pero también vimos surgir un público. No es que en Colombia no hubiera teatro antes, claro que lo había, pero no había una institucionalidad cultural”, explicó Ariza.

Ella es una de las que ha mantenido vivo el legado de Guadalupe años sin cuenta, una obra que ya no está dentro del repertorio de La Candelaria, pero que ella presenta con otro grupo llamado Tramaluna. “Yo no quiero que se vuelva una pieza de museo, porque el teatro es un hecho vivo, entonces me parece importante que la gente la vea, la lea y se reconozca en su historia”, afirmó Ariza.

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Son estos aniversarios los que permiten revisitar un arte que trasciende el tiempo en el que se gestó. La violencia que se relata en esta obra podría parecer muy distinta a la actual, pero es la génesis de los problemas que se fueron desarrollando desde ese entonces hasta. Y más que verlo desde la lo frío de la racionalidad histórica, analizar estos períodos desde la emocionalidad del arte es otra manera de comprender el país que fue y el que queremos que sea.

Por Santiago Gómez Cubillos

Periodista apasionado por los libros y la música. En El Magazín Cultural se especializa en el manejo de temas sobre literatura.@SantiagoGomez98sgomez@elespectador.com
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