
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
A lo largo de su historia, la humanidad ha medido el tiempo de distintas formas y ha creado sistemas que correspondan a sus necesidades de organización dentro de su comunidad.
Actualmente, la mayor parte del mundo utiliza el calendario gregoriano, pero han existido otros calendarios de mayor antigüedad, como el que fue descubierto en Escocia y que data de hace aproximadamente unos 10.000 años.
Dentro de la cultura occidental, la fecha establecida para celebrar el Año Nuevo es el 1 de enero. No obstante, esto no siempre fue así. De acuerdo con National Geographic, los meses de invierno no tenían nombre y no fue hasta un tiempo después que los romanos crearon enero en honor al dios Jano.
Además, el calendario oficial romano tuvo diversos cambios. Una de las primeras versiones conocidas solo duraba 10 meses y comenzaba en marzo, mes nombrado en honor al dios Marte, y culminaba en diciembre, debido a la cosecha.
Las celebraciones de Año Nuevo se asociaban a marzo por ser el equinoccio de primavera, el cual representaba el renacimiento y el crecimiento, ya que aquí comenzaba el período de siembra.
Posteriormente, en el siglo VII a.C, el rey Numa Pompilio decidió ajustar este calendario, ya que no coincidía con las estaciones y agregó los meses de enero y febrero, pero, al estar basados en un sistema lunar, seguía presentando desajustes.
En el año 45 a.C., el emperador Julio César pidió una nueva readaptación, la cual tomó como referente al sol, dándole así vida al reconocido calendario juliano, que duraba 365 días, aunque todavía tenía un desfase de 11 minutos. Uno de los grandes cambios que se propuso a partir de este sistema, es que el año empezara en enero, porque, además, Jano era el dios de los comienzos.
Sin embargo, esta fecha no era universal, ya que varios países cristianos celebraban el fin de año el 25 de marzo, día de la Anunciación del arcángel Gabriel a la Virgen María, el cual los creyentes establecían como el día en el que empezó la vida de Jesucristo y, por lo tanto, la humanidad como la conocemos.
La fecha de Año Nuevo siguió siendo incierta hasta 1582, cuando el papa Gregorio XIII instauró el calendario gregoriano, con 365 días y 366 cada cuatro años. A partir de este suceso, se estandarizaron la mayoría de las festividades en los lugares en los que se adoptó este calendario.
No obstante, existen países que no utilizan este sistema, por ejemplo China, cuyo año puede durar entre 353 y 355 días y al que se le da inicio entre el 21 de enero y el 20 de febrero, con celebraciones que duran 15 días.