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La Feria del Millón: un proyecto para descentralizar y hacer asequible el arte

El arquitecto y cofundador de la Feria del Millón, Juan Ricardo Rincón, habló de la decimotercera edición del evento —que irá del 20 al 23 de noviembre—, su relación con el arte y su visión sobre los artistas emergentes y en regiones.

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Micaela Chiliquinga
19 de noviembre de 2025 - 12:59 p. m.
Para la curaduría de esta edición del evento, Rincón y su equipo investigaron el trabajo de artistas de todos los departamentos del país.
Para la curaduría de esta edición del evento, Rincón y su equipo investigaron el trabajo de artistas de todos los departamentos del país.
Foto: Cortesía
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¿Cuál es el enfoque de esta nueva edición de la Feria del Millón?

El enfoque va a seguir en entender las posibilidades del Centro Felicidad Chapinero (CEFE) como escenario para el arte. En ese sentido, nos hemos expandido con el Salón Colombia Itaú, con 32 artistas de todos los departamentos de Colombia, al igual que con la consolidación del montaje en el parqueadero del edificio.

¿Qué posibilidades les ha traído realizar la feria en este edificio?

Es un edificio de primera, con una excelente arquitectura que hace que la feria se pueda sentir a una escala urbana sin necesariamente tener que entrar. Es un edificio que conocemos y entendemos bien, sabemos que podemos usarlo de la mejor manera posible.

¿Cómo ha cambiado su percepción del arte desde que empezaron con la Feria del Millón?

Creo que me he vuelto más crítico, pero, al mismo tiempo, más abierto. He logrado generar una correlación entre entender el valor de proyectos o de ideas que no necesariamente me gustan, pero a las cuales les puedo atribuir un valor, un esfuerzo y un entendimiento. Después de 14 años de estar tan intensamente metido en el mundo del arte, he logrado abrir la mente y entender que no todo hace parte de mi gusto y entender esa línea entre lo que a uno le gusta y lo que igual es bueno, a pesar de que a uno no le guste.

¿Cómo ha contribuido la Feria a que se expanda el espacio que ocupa el arte emergente en la escena artística del país?

Creo que la Feria ha contribuido a que la gente se motive más a apoyar artistas emergentes, en lugar de invertir su plata en decoraciones. No tengo nada contra la decoración, mas creo que en estos 13 años la Feria ha logrado abrir una puerta a que la gente entienda que invertir en arte es una posibilidad, que se puede hacer de forma asequible y apoyando a artistas, sin tener que ser erudito en el tema. Creo que, por un lado, la Feria ha logrado que nuevas personas se relacionen con la idea de arte emergente y, además, ha permitido la integración de nuevos públicos al coleccionismo.

¿Cómo dio el salto al mundo del arte?

Sigo siendo arquitecto, no solo de profesión, sino de práctica; es a lo que me dedico, a diseñar edificios. Sin embargo, a raíz de la Feria del Millón y, luego de la Bienal Internacional de Arte y Ciudad, el arte ha llegado a ocupar un espacio muy importante en mi vida. Dar el salto hacia este campo ha sido muy natural, porque la Feria del Millón, a pesar de que tiene el atractivo del arte y el mercado, es sobre todo un proyecto urbanístico. La Feria ha estado en antiguas textileras, edificios abandonados, en las fábricas de tabaco o de plástico, en la plaza de toros y, ahora, en el CEFE. Hay una correlación muy fuerte y directa entre la Feria y el quehacer arquitectónico. Al igual que pasó en la Bienal, donde la arquitectura también tuvo protagonismo. Ha habido una simbiosis orgánica entre las dos profesiones, hablando sobre esta intersección entre arquitectura y arte.

¿Cómo logró hallar ese punto de encuentro entre la arquitectura y el arte?

No creo que haya encontrado nada. La arquitectura y el arte están siempre como en una especie de baile. Hay muchísimos artistas que tienen formación arquitectónica y hay muchísimos arquitectos que colaboran con artistas. Son dos disciplinas que están muy próximas, que tienen unos puntos de fricción muy cercanos. Es un camino natural de una u otra manera. Pero yo insisto en que la arquitectura sea un lienzo sugestivo para el arte, donde no tiene que estar expuesto netamente en el cubo blanco o en unos lugares aislados, sino que el arte puede dialogar con las presencias arquitectónicas. Creo que eso es, en parte, el sello de la Feria: que esa conversación se sienta viva.

En esta edición participarán 120 artistas de todo el país. ¿Cuál es la importancia de pensar el arte emergente desde las regiones de Colombia?

Es de gran importancia. El consumo cultural tiende a ser centralizado en Colombia y en general en el mundo, con las grandes capitales que concentran el desarrollo. Incluso dentro de la misma ciudad hay sectores donde la exhibición y el desarrollo artístico están centralizados. La Feria ha hecho un poco ese ejercicio de irse por Bogotá en varias ediciones, con la intención de descentralizar y democratizar el consumo cultural. Hemos trabajado siempre en ese proyecto de traer artistas un poco desconocidos y ahora hicimos un salto un poco más radical donde, por imposición, hace nueve meses nos dimos a la tarea de investigar y generar una curaduría en cada uno de los departamentos del país. Para nosotros es muy importante y creemos que será muy relevante poder generar una conversación más transversal.

Una de las apuestas de la feria es Voltaje, Salón de Arte y Tecnología, ¿cómo ha cambiado la tecnología a las dinámicas del arte?

La tecnología ha cambiado históricamente las dinámicas del arte, el arte ha estado altamente determinado por los cambios tecnológicos. Desde tener la posibilidad de pintar al aire libre, como en el Impresionismo, o la llegada de la fotografía, las impresiones a gran escala y, luego, la robótica, el mapping, los motores, la mecánica... La historia del arte está marcada por interpretaciones, adaptaciones y relaciones con el momento tecnológico actual. Voltaje este año hace una reflexión acerca de eso, de la aparente obsolescencia de procesos tecnológicos o tecnologías con las que nos criamos o formamos y ya no necesitamos. Con nuestro socio académico, el Art Institute de Chicago, estamos generando en la curaduría de obras que hacen reflexiones sobre el paso de la tecnología. En esa reflexión sobre el paso de la tecnología es inevitable exponer y entender la determinación del arte frente a la tecnología.

Por Micaela Chiliquinga

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