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Hace seis años, Venecia colapsaba por una inundación devastadora y la fotógrafa Patrizia Zelano no dudó en dirigirse hacia allí para capturar ese momento. Sintió “una llamada” que la llevó a rescatar 40 libros centenarios que la acción del agua convirtió en “fósiles de papel” y que inmortalizó con su cámara como testigos de aquella catástrofe.
La noche del 12 de noviembre de 2019, en la emblemática ciudad de los canales, la marea aumentó hasta 187 centímetros, lo que provocó la inundación más alta desde 1966 y la declaración del estado de emergencia. Una persona falleció electrocutada y otra fue encontrada muerta en su vivienda.
Las imágenes fueron desoladoras y no tardaron en recorrer el mundo: la basílica de San Marcos sufrió daños severos, tiendas y restaurantes resultaron afectados y más de sesenta iglesias quedaron anegadas, con mosaicos y pavimentos deteriorados por la sal del mar.
En medio de ese panorama, cuando los venecianos apenas podían salir de sus casas, Zelano condujo dos horas y media desde Rímini y tomó un tren para documentar lo que ocurría. “Puede sonar un poco extraño”, confesó, pero llevaba dentro “algo que superó toda racionalidad”.
En el sexto aniversario de estos hechos, la fotógrafa fue finalista del prestigioso Prix Pictec 2025, dedicado a la fotografía y la sostenibilidad, siendo la primera vez que dos italianos alcanzan esta instancia.
Sus imágenes muestran libros petrificados por la sal, como si fueran fósiles. La serie se ha exhibido, o se exhibirá próximamente, en ciudades como Rímini, Londres, Dubái, Tokio y Zúrich.
Una llamada y una intuición
“Fue... ¿cómo decirlo? Una llamada. Por la noche tuve una intuición y sentí que debía partir hacia Venecia”, relató Zelano en una entrevista telefónica.
Durante su recorrido, llegó a la librería Acqua Alta —nombre con el que se conoce al fenómeno de la marea alta—, que había sufrido una fuerte anegación. Allí reunió libros de distinta índole, muchos de ellos de principios del siglo XX, con el propósito de salvarlos.
Amontonados en bolsas, se enfrentó a otro desafío: cómo sacarlos de la ciudad. “Los trasladé con mucha dificultad logística; Venecia ya es complicada normalmente para moverse, y más aún con peso”.
“En aquel momento había un verdadero caos. Logré organizarme con un barquero que los llevó hasta su destino”, recordó.
Ya en su estudio, dispuso los ejemplares tal como los había encontrado y los fotografió sobre un fondo negro, utilizando un juego de luces para resaltar su dimensión simbólica.
Su método de trabajo subraya el carácter accidental del objeto: “Apliqué este método mío, donde elimino el filtro de la mente. Y los fotografié tal cual”, explicó.
Las imágenes muestran páginas entrelazadas que se ondulan como olas, cubiertas desgastadas e ilegibles y hojas arrugadas y descoloridas.
La cultura como forma de resistencia
Venecia es una ciudad frágil y expuesta a inundaciones extremas por causas como el aumento del nivel del mar, el cambio climático o el hundimiento continuo del suelo. Zelano la define como “una ciudad única en el mundo, con mil dificultades y una tradición antiquísima”, pero, sobre todo, como “un símbolo universal de fragilidad”.
“En los libros hay también una evocación de la resistencia: la cultura como forma de resistencia”, subrayó.
Un año después de la inundación de 2019, la ciudad puso en marcha el sistema de defensa MOSE, un conjunto de diques hidráulicos que cierran las tres bocas que conectan la laguna veneciana con el mar cuando las mareas superan los 110 centímetros, impidiendo así la llegada del agua.
Desde entonces, el sistema se ha activado en numerosas ocasiones para proteger la ciudad y su patrimonio del efecto corrosivo de la sal.