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“Mercado”: la abogada que con un pincel llegó a Nueva York

María Esther Panesso Mercado es una artista que ha expuesto en galerías desde México hasta Japón. En este chat, habló de su pasión por el arte y la inspiración que recibe de sus raíces colombianas.

Santiago Gómez Cubillos
23 de enero de 2025 - 12:00 p. m.
En junio de 2023, Mercado se convirtió en la primera colombiana en exhibir sus obras en el Museo Beka de Nueva York.
En junio de 2023, Mercado se convirtió en la primera colombiana en exhibir sus obras en el Museo Beka de Nueva York.
Foto: Archivo Particular
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Usted dice que su padre fue quien la puso en el camino del arte. ¿Cómo fue ese primer acercamiento?

Yo tuve la fortuna de tener unos papás que eran muy dedicados a sus hijos. Ellos se esforzaron mucho para que desarrolláramos muchas habilidades, entonces durante mi infancia yo estuve en clases de todo. En ese descubrimiento, le cogí mucho amor al arte y tuve la fortuna de que ellos, a pesar de que nos impulsaban a probar muchas cosas, nunca nos impusieron nada, ni en ese momento ni después, cuando ya crecimos y tuvimos que escoger una carrera. Lo que sí hicieron fue que nos inculcaron la disciplina en lo que sea que hiciéramos, entonces cuando mi papá se dio cuenta de que a mí lo que me gustaba era pintar me regaló una de esas cajas gigantes de colores y se sentaba a verme pintar. Era muy exigente conmigo, pero fue así como empecé en este mundo del arte.

Usted, de todas maneras, estudió Administración de Negocios Internacionales y Derecho. ¿Por qué decidió tomar ese camino antes de dedicarse por completo al arte?

A mí la vida me fue llevando por mis caminos. La verdad es que el plan sí era estudiar Arte fuera del país, pero justo antes de eso a mi papá le dio cáncer. Entonces tomamos la decisión de que era mejor que me quedara aquí mientras él se curaba. Ahí entré a Administración de Negocios Internacionales en la Universidad de La Sabana y cuando estaba en segundo semestre mi papá murió. Cuando eso pasó, para mí fue una ruptura con el arte porque ese era mi espacio con él, entonces pasó mucho tiempo para que yo pudiera volver a pintar. Además, gracias al buen promedio que tenía en la carrera, me becaron para estudiar Derecho, entonces duré 10 años metida en un mundo corporativo muy diferente al que tenía pensado en un principio.

¿Cómo fue volver a pintar después de eso?

Me costó mucho y cuando lo hice fue más porque para mí pintar era un momento de paz, pero para ese entonces ya lo había desechado como carrera de vida. Sin embargo, cuando llegó la pandemia empecé a publicar mis cuadros en Instagram y eso despertó el interés de mucha gente. Fue esa época la que me devolvió al mundo del arte y me dio la oportunidad de exponer mis obras en algunas de las galerías más importantes del mundo, como el Museo Beka en el Rockefeller Center, de Nueva York, y la galería Saatchi Art, de Londres. Y todo esto a pesar de que conservé mi otro trabajo al frente de una firma de abogados que se especializa en derecho de familia. Al final del día, yo no me pude alejar del arte porque es una pasión que tengo muy arraigada, entonces para mí pintar ya no era una elección, era una necesidad.

Usted firma sus cuadros como “Mercado”, en honor a su mamá, ¿qué rol jugó ella en su formación de artista?

Tengo mucho que agradecerle a mi mamá. Yo podría firmar Panesso por todo lo que significó mi papá en este camino, pero cuando él falleció ella fue la que se puso a trabajar para sacarnos a nosotros adelante. Y ella siempre es la primera que llega a las exposiciones conmigo, la que todo el tiempo se está moviendo para vender mis cuadros; en fin, yo lo que quería era que ella se diera cuenta de que estoy agradecida por todo ese esfuerzo.

Su arte bebe mucho de sus raíces colombianas. ¿Cómo es encontrar inspiración aquí?

Para mí el arte debe tener un mensaje. Por ejemplo, cuando pinto costeñas estoy retratando algo de mi infancia, porque toda la familia de parte de mamá es de Sincelejo y de Montería. Además que las matronas de la costa se me hacen berraquísimas, siempre las pinto fuertes y con la mirada en alto, porque así es como las he visto desde mi infancia. De hecho, hace poco, cuando hice la exposición en Tokio, esos fueron de los cuadros que más vendí, y a mí me alegra saber que con mi herencia colombiana puedo dejar el nombre de nuestro país en alto.

Una de las cosas que se ve mucho en los cuadros que pinta es esa fuerza de las mujeres...

Yo no soy feminista, no me gusta meterme en ese concepto, pero lo que sí soy es una fiel creyente del poder que tienen las mujeres. Quisiera que cada vez que una mujer vea mis cuadros se sienta representada de manera positiva. No pasa solo con las costeñas, también es algo que se ve en las bailarinas de ballet, porque en sus pies, que normalmente tienen maltratados, se ve la disciplina con la que hacen su arte y eso se me hace admirable, la capacidad que tienen de crear algo hermoso a través de su vulnerabilidad. Todo eso lo considero cuando pinto mujeres, para que no olvidemos quiénes somos y de lo que somos capaces.

¿Hay algún cuadro al que le tenga especial cariño?

Hay uno en especial que es el de una morena que tiene un turbante y me encanta. Con ese pasó algo muy interesante y es que yo lo pinté con unos óleos que conseguí en Estados Unidos y no tenía idea de cómo eran. Pero parte del arte es eso, explorar como un niño chiquito y eso es algo que la gente normalmente va perdiendo. Yo me traje eso y empecé a experimentar con una técnica de cuatro colores en cruz y salió precisamente ese cuadro. Ese, sin duda, es uno de mis favoritos.

Cuando está pintando un cuadro, ¿le cuesta saber que ya está listo?

Es muy fácil saber cuándo un cuadro está inconcluso, pero se va haciendo cada vez más difícil determinar cuándo está terminado a medida que uno avanza. Dicho eso, yo creo que si uno dejara siempre las obras en el taller nunca las terminaría. Y lo digo porque me ha pasado. Tengo ahí un par de cuadros que empecé hace dos años y cada vez que los veo se me ocurre cambiarles algo. Lo que me ha servido es que, cuando siento que están terminadas, me las llevo de una y empiezo algo nuevo.

¿Adónde sueña llegar con su arte?

Yo quiero seguir exponiendo, porque eso es lo que me hace más feliz. Quiero seguir representando a Colombia de manera positiva afuera, porque yo creo que hay que mostrar esa riqueza cultural que tenemos en el país para que todo el mundo vea que somos unos berracos. Pero, sobre todo, quiero seguir pintando, porque a diferencia de un trabajo en el que uno se pensiona después de cierta edad, esto es algo que yo aspiro a hacer por el resto de mi vida, porque sé que ya no puedo vivir sin eso.

Santiago Gómez Cubillos

Por Santiago Gómez Cubillos

Periodista apasionado por los libros y la música. En El Magazín Cultural se especializa en el manejo de temas sobre literatura.@SantiagoGomez98sgomez@elespectador.com

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