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“Todo movimiento, cualquiera que sea su causa, es creador”, Edgar Allan Poe
En esta segunda parte voy a continuar con las voces que me han escrito para reaccionar y decir algo sobre lo que leyeron en una de las columnas publicadas en el periódico El Espectador con el nombre genérico de Fútbol paradójico. Me parece oportuno hacer el ejercicio porque hace remembranzas de temas que se han tratado en ellas y porque la escritura es un ejercicio solitario, como la lectura, pero que nos brinda la posibilidad de mantener conversaciones con quienes leen nuestros miedos, sustos y gustos. Reitero que las comparto para que otros lectores conozcan las voces de quienes leen y se toman el tiempo para escribir como un gesto que permite pensar que hay cierta solidaridad cuando hay afinidades y empatías que derivan en una especie de amistad.
Alguna vez un colega y amigo de fútbol y de letras me escribió el siguiente texto que me pareció muy cálido: “Mi querido Juan, te cuento que leo con atención tus vitales reflexiones sobre el fútbol. No sé cuál de todas me ha gustado más. No sólo descubro una novedosa interpretación sino que también puedo reconocer un grato modo de narrar experiencias fundamentales, en las que también revivo con nitidez el origen de nuestra amistad. Mi abrazo”. Pura generosidad que agradezco porque es gratuidad hecha reconocimiento. Por ejemplo, las reacciones de Efraín Juárez, bicampeón con Nacional en cuatro meses, son la muestra fehaciente de gratitud, generosidad y amistad. Pura infancia. Otra amiga de las letras y del fútbol reaccionó de esta manera cuando leyó una de las columnas: “Ganar es el amuleto, no sólo en un partido de fútbol, ganar en todo lo que emprendemos, para abandonarse a la magia o para buscar un camino que nos lleve a perder y a entender esta nuestra existencia compuesta de íres y venires, de fútbol, literatura, cine, alegría y dolor. ¿Le dio buena suerte la camiseta a la araña negra? Hitler no sólo mataba judíos, también a los ganadores. La maldición del Garabato sí es muy chistosa, yo la conozco porque mis hermanos hablaban de ella, aparte de que se burlaban del América y yo aprendí a burlarme con ellos del equipo, y por ellos aprendí algo de fútbol y a jugarlo, pues era nuestro plan en las tardes después de sembrar tomate, coger café o arar la tierra, “la generosa madre que nos regala más que sus frutos y su olor”... No sé por qué me llegaron todos esos recuerdos escondidos en la gaveta de mi alma, pero no olvidados, porque al igual que un amante que quemó nuestro ser con su ser, hay recuerdos que permanecen con nosotros para recordarnos la vida y su pasado y nosotros en él y en ella. Gracias y que las letras y palabras sigan siendo las compañeras, el aroma y el aliento de nuestros días”.
Estas reacciones futbolísticas nos permiten pensar que las palabras que compartimos logran el efecto buscado: que haya lectores que se sientan tocados cuando leen algo que los afecta, en términos de Guilles Deleuze. Gracias por sus mensajes en los momentos en los que más los necesitamos. ¡Gracias! Pedro Sarmiento, Víctor Luna, La fiera Cáceres, Nelson Silva Pacheco… Reaccionar es vivir y morir. Que no falten las reacciones, aunque, después, haya sanciones.
Por Juan Carlos Rodas Montoya
