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Robo en el Museo del Louvre expone 40 años de abandono en materia de seguridad

El cierre del museo por segundo día consecutivo coincidió con el debate interno sobre los recursos destinados a la seguridad.

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EFE
20 de octubre de 2025 - 08:35 p. m.
El Tribunal de Cuentas había advertido que sólo un tercio de las salas del Louvre cuenta con cámaras de vigilancia.
El Tribunal de Cuentas había advertido que sólo un tercio de las salas del Louvre cuenta con cámaras de vigilancia.
Foto: EFE - Mohammed Badra
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Una vez pasada la estupefacción por el espectacular robo de joyas históricas de valor inestimable, Francia se interroga sobre las fallas de seguridad en el Museo del Louvre, de las que todos los responsables reconocen estar al corriente.

Los visitantes tampoco pudieron disfrutar este lunes de las colecciones del museo por segundo día consecutivo, aunque el cierre se decidió en el último momento y por razones no explicadas, cuando los accesos a la entrada por la pirámide estaban abiertos y cientos de turistas hacían cola.

“Es una decepción tremenda”, señaló el chileno Michel Sánchez, que, como muchos de los que se habían acercado, se quejó de la mala gestión, de la falta de explicaciones y, sobre todo, de no haber sido advertido con anticipación.

Los dos miembros del Gobierno más directamente implicados en la gestión de la crisis —los ministros del Interior, Laurent Núñez, y de Cultura, Rachida Dati— se reunieron para abordar la cuestión de la seguridad del Louvre junto con los responsables de las fuerzas del orden. La principal decisión fue el envío de una directiva para que los prefectos (delegados del Gobierno) de todo el país consideren si es necesario reforzar el dispositivo de seguridad de sus museos u otras instalaciones culturales.

“La cuestión de la seguridad”

Más específicamente sobre el Louvre, la titular de Cultura pareció cargar contra quienes le habían precedido en el cargo al señalar que “la responsabilidad son los cuarenta años de abandono sobre la cuestión de la seguridad”.

En un informe que debía publicarse a finales de año, pero cuyo contenido se ha filtrado con ocasión del robo del domingo, el Tribunal de Cuentas lamenta la falta de voluntad de la dirección del museo porque, pese a que su presupuesto de funcionamiento es de 323 millones de euros, las partidas para seguridad son bajas “a la vista de las necesidades estimadas”.

Los expertos de este órgano de fiscalización y control del gasto público señalan que en los últimos cinco años sólo se han instalado 138 cámaras en las salas del Louvre, de forma que apenas un tercio del total está equipado.

Dati, por su parte, quiso insistir en que desde 2022 se han solicitado más de tres auditorías sobre la seguridad y que está previsto ajustar todos los dispositivos a los estándares fijados, aunque eso requiere tiempo porque los procedimientos de licitación pública son más lentos que en el sector privado.

Asimismo, señaló que, con el programa de renovación anunciado en enero por el presidente francés, Emmanuel Macron, para el Museo del Louvre —evaluado en cerca de 800 millones de euros—, 160 millones están dedicados a la seguridad y “ya se han empezado a desplegar las medidas”.

La ministra reiteró que el museo, en su estructura actual, no fue concebido para la cantidad de visitantes que recibe (8,7 millones en 2024, lo que lo convierte en el más concurrido del mundo) y que tampoco está “preparado para las nuevas formas de delincuencia”.

“Hemos fallado”

El hecho es que el comando de cuatro ladrones que se llevó ocho joyas de la corona francesa y perdió en su huida una novena, la corona de la emperatriz Eugenia de Montijo —que estaban en dos vitrinas de la Galería de Apolo—, no utilizó tecnologías punteras.

El éxito del atraco parece fruto del efecto sorpresa y de la rapidez con que actuaron: siete minutos entre el momento en que llegaron al flanco sur del Louvre, junto al Sena, y su huida en dos escúteres de gran cilindrada con el botín.

Dos ladrones subieron por el montacargas hasta un balcón, abrieron un boquete en el cristal de una de las puertas con un disco de corte y, sin que nadie se lo impidiera —los empleados del museo tienen la consigna de no enfrentarse y los policías no llegaron a tiempo—, utilizaron esa misma herramienta para fracturar las vitrinas que protegían las joyas.

El ministro de Justicia, Gérald Darmanin, que durante cuatro años estuvo al frente del Ministerio del Interior, reconoció que “lo que es seguro es que hemos fallado”, puesto que los delincuentes fueron capaces de colocar un montacargas en plena calle, utilizarlo para subir a la primera planta del Louvre, llevarse joyas de valor “incalculable” y así “dar una imagen deplorable de Francia”.

Por EFE

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