Ya está en los cines de algunos países La Casa Gucci, cinta dirigida por Ridley Scott, en la que Lady Gaga interpreta a Patrizia Reggiani, la mujer que puso fin a la vida del heredero de la firma de moda, Maurizio Gucci (Adam Driver). Un terrible caso real que se convirtió en uno de los más controvertidos de la crónica negra italiana de los 90. Ahora bien, ¿cuánto de real hay en la película?
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Con un guion escrito por Roberto Bentivegna y Becky Johnston, La Casa Gucci está basada en el libro de no ficción The House of Gucci: A Sensational Story of Murder, Madness, Glamour and Greed, escrito por Sara Gay Forden en 2001. Desde que salió publicado, Scott buscaba llevarlo a la gran pantalla.
La película narra una encarnizada batalla familiar, en la que sus guionistas no han dudado en tener como referencias a películas como El crepúsculo de los dioses, El Padrino o El precio del poder, lo que hizo que se cambiaran ciertos elementos reales en pos de la ficción. “Siempre quise que el público sintiera que estaba viendo una película”, declaró Bentivegna a la revista Time.
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Ahora bien, da la impresión de que el filme ha tenido que suavizar la batalla familiar que hubo en la firma Gucci. Demostrando que la realidad supera con creces a la ficción. “Si hubiera inventado la historia de los Gucci como una novela, nadie le hubiera dado credibilidad”, añadió. Pero, ¿cuál es la verdadera historia que hay tras el escándalo de La Casa Gucci?
UNA HISTORIA REAL DEMASIADO INCREÍBLE PARA SER FICCIÓN
La historia de la casa de moda Gucci se remonta a 1921, cuando Guccio Gucci fundó la compañía después de trabajar como botones en el Hotel Savoy de Londres y en un tren de lujo. Gucci abrió su primera tienda en Florencia, vendiendo maletas y accesorios de cuero de gran calidad, así como también artículos de equitación. El negocio prosperó y comenzó a expandirse en otras ciudades italianas y en otros países.
En 1953, tras su muerte, las acciones del patriarca pasaron a sus tres hijos, Vasco, Rodolfo y Aldo. Fue el último, interpretado en la película por Al Pacino, quien se encargó de gestionar la empresa, buscando convertirla en una marca de producción en masa. La guerra familiar comenzó con la muerte del hermano de Aldo, Rodolfo (Jeremy Irons), padre, precisamente, de Maurizio, en 1983.
Para 1983, Maurizio estaba totalmente influenciado por su esposa, Patrizia, quien ejerció como una especie de Lady Macbeth. Los orígenes de la nuera de Rodolfo eran humildes, creció siendo pobre y no conoció a su padre biológico. Fue cuando tenía 12 años, cuando su madre se casó con Ferdinando Reggiani, un rico empresario que le dio su apellido a Patrizia.
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Fue así como Patrizia, ya como adulta, se convirtió en una socialité de Milán, aunque siempre se le resaltó que pertenecía “de prestado” a la clase alta italiana. Según escribió Forden, la madre de Patrizia tenía la esperanza de que su hija se casara con un joven de familia pudiente.
Y lo hizo. En 1970, conoció a Maurizio en una fiesta, donde él se quedó impresionado con su gran parecido a Elizabeth Taylor. “Conocí a Maurizio en una fiesta y se enamoró locamente de mí”, declaró Reggiani a The Guardian en 2016. “Era emocionante y diferente”.
UNA DISPUTA FAMILIAR PÚBLICA
Tras dos años de noviazgo, la pareja contrajo matrimonio, en 1972. Una boda que no contó con el apoyo de Rodolfo, quien consideraba a Patrizia como “una ‘trepadora’ social que solo piensa en el dinero”. No obstante, padre e hijo y nuera se reconciliaron con el nacimiento de su primera hija, Alessandra, en 1976. La segunda, Allegra, llegó en 1981.
Hasta el año 82, Maurizio y Patrizia vivieron en Nueva York, donde se codearon con el jet set de la Gran Manzana, llegando a acudir a ceremonias a las que iba de invitada Jackie Onassis. El matrimonio fue conocido por su ostentoso y extravagante ritmo de vida. Tenían un coche en el que podía leerse Mauizia, un yate y casas de veraneo en Saint Moritz, Acapulco y Connectitcut.
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Patrizia fue su principal influencia en esos años y es considerada la artífice intelectual de la guerra familiar que estalló tras la muerte de Rodolfo. [Patrizia] dijo de él que era como una silla que coge la forma de quien se sienta en ella”, declaró Bentivegna. “Era una manipuladora increíblemente astuta y cínica, sabía cómo moldear y jugar con la gente. Pero sí creo que lo amó”, añadió.
En 1983, con la muerte de Rodolfo, Maurizio se queda como el accionista mayoritario, provocando la caída de Aldo como jefe de la empresa, pues este buscaba que Gucci mantuviese su estatus de marca de lujo, pues Aldo la estaba depreciando con la producción masiva.
A diferencia de la crisis vivida en otras firmas de moda con espíritu familiar, como Prada, Versace o Armani, la disputa de Gucci fue pública y estuvo rodeada de escándalos. Por un lado, el conflicto entre Maurizio y Aldo y, luego, entre Aldo y su hijo Paolo. Para hacerle caer a su tío, Maurizio filtró que Aldo había evadido impuestos, lo que provocó su prisión durante un año.
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Lejos de poder disponer de la empresa, Maurizio tuvo que huir a Suiza después de ser acusado de falsificar la firma de su padre para evitar pagar impuestos relacionados con la herencia. Fue declarado culpable, pero posteriormente fue absuelto. En 1989, Maurizio se hizo con el control de Gucci, aunque en 1993, estuvo obligado a vender sus acciones a los otros inversores de la empresa, poniendo fin al liderazgo familiar.
UN MATRIMONIO EN CRISIS
Coincidiendo con el inicio de la disputa legal, el matrimonio de Maurizio y Patrizia comenzó a resquebrajarse. Según declaró la asesina a The Guardian, su exmarido “se volvió loco”. “Dejó de escucharme, quería ser el mejor”, confesó. La ruptura se hizo efectiva en 1985, cuando Maurizio se fue a un viaje de negocios a Florencia y envió a Milán a un amigo para que le dijera a su aún esposa que su matrimonio había terminado.
En 1991, Maurizio comenzó una relación con Paola Franchi, diseñadora de interiores y antigua amiga de la infancia. En 1994, Maurizio se divorcia de Patrizia y le prohíbe utilizar el apellido Gucci. “Aún me siente como una Gucci. Es más, soy la más Gucci de todos”, señaló en algunas declaraciones.
Preocupada por poder adquisitivo, pues Maurizio planeaba casarse con Paola, lo que hubiera obligado a renegociar la pensión alimenticia para sus hijas, Patrizia orquestó su asesinato junto con su amiga Giuseppina Auriemma, quien era vidente y astróloga; Orazio Cicala, conductor de furgonetas, e Ivano Savioni, el hombre que contrató al sicario y al conductor.
UN ASESINATO POR EL “PARAÍSO”
El 27 de marzo de 1995, Maurizio Gucci fue asesinado, recibió varios disparos cuando estaba a punto de entrar en su oficina en Milán. Murió en la escalinata del edificio, en los brazos del portero del edificio, Giuseppe Onorato, quien también fue tiroteado, aunque sobrevivió y fue testigo clave del caso. Ese mismo día, Patrizia escribió en su diario la palabra griega “paradeisos”, que significa “paraíso”.
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Aunque la película no aborda todo el proceso judicial, este comenzó dos años después, gracias a una denuncia anónima. Patrizia fue arrestada en 1997 y condenada en 1998 a 29 años de cárcel, aunque solo terminó cumpliendo 18. Pudo haber salido siete años antes de la cárcel de San Vittore de Milán, donde se le permitió tener un hurón de mascota, pero se negó. “Nunca he trabajado en mi vida. No voy a comenzar ahora”, declaró en la corte para evitar la libertad condicional.
Finalmente, Patrizia salió de la cárcel en 2016, por buen comportamiento. Al contrario de lo que dijo en la corte, actualmente trabaja como consultora para una joyería en Milán, donde se le ha podido ver con un loro en el hombro. Sobre por qué no fue ella la que disparó el gatillo contra su ex, ella solo dijo: “Mi vista no es tan buena. No quería fallar”.